miércoles, marzo 14, 2007

El setentismo como LA política de Estado Pág 253. IIª

El setentismo como LA política de Estado.

MENTIRA OFICIAL

Por NICOLÁS MÁRQUEZ.

Mito ocho- ¿ Hubo terrorismo de Estado ?Pág. 253.

Por definición, el “ terrorismo “ es una acción dirigida a sembrar el terror en la comunidad. El objetivo consiste que nadie se sienta seguro, que nadie sepa a dónde va la próxima victima, que la matanza sea indiscriminada. En cumplimiento de este objetivo, en revelante cantidad, los asesinatos perpetrados por la guerrilla terrorista que operó en la Argentina fueron dirigidos contra civiles de diversas clases sociales y de diversas extracciones ideológicas. Va de suyo que los civiles eran totalmente ajenos a la guerra. Pero esa es la lógica del terrorismo.

Si bien la propaganda oficial suele omitir que los “ jóvenes idealistas “ hayan sido terroristas , ante el retrucamiento y la evidencia insoslayable de que fáctica y legalmente asó lo fueron ( calificados como tales por decretos del PEN- Nº 2.452 y 1.454- en plena democracia ) , a sus apologistas no les suele quedar mayor remedio que distraer la atención arremetiendo con la conocida patraña : “ Pero, el terrorismo de Estado es infinitamente peor “, tratando así de minimizar o exculpar los crímenes, del terrorismo y al mismo tiempo atribuirle y transferirle a las fuerzas legales la categoría de “ terroristas de Estado “- En verdad, lo más cercano a un “ terrorismo de Estado “ que hubo en esa guerra, fue precisamente el accionar de las bandas subversivas, al estar en gran parte respaldadas y financiadas por el estado cubano.

En efecto, los propagandistas de la mentira oficial invierten las palabras con un dialéctico juego simplón y trasladan el rótulo de “ terroristas “ imputándoselo a las fuerzas legales ( que precisamente combatían al terrorismo ) A modo de ejemplo de cómo se lleva adelante esta manipulación dialéctica traslativa de los roles verdaderos de la guerra civil argentina, la desenfrenada activista Hebe de Bonafini nos dice : “ Un revolucionario nunca es terrorista. Es alguien que quiere el bien del pueblo para que otros vivan, coman, sean felices “.y brindándonos una clase de Derecho Constitucional, agrega : “ El terrorista es el Estado que reprime, el otro es una repuesta prevista en la propia Constitución “- Díaz Araujo, Enrique. Ob. cit. Supra, nota 36,p.161

El “ terrorismo de Estado “ no es un concepto jurídico sino político, inventado por los defensores de los terroristas para denigrar al bando triunfante, pues han necesitado contrarrestar los efectos de la palabra “terrorismo “ con un concepto más fuerte, construyendo así un demonio más grande e impactante, pues el eslogan “ terrorismo de Estado “, al ser presentado como una suerte de “ superestructura “ endiablada, ocasiona notable conmoción psicológica y emocional en el lector o televidente de circunstancia.

El concepto de marras sólo podría ser aplicable a aquellos regímenes de tinte totalitario que sostienen a base de infundir terror o miedo intenso en el grueso de la población ( verbigracia “ hitlerismo “, ”stalinismo “, “ castrismo “ u otros ), extremos que no son cercanos ni comparables en modo alguno con el último gobierno de facto. En efecto, el grueso de la población que nada tenía que ver con la subversión, no sólo no sentía ningún “ terror “ al Estado , sino que alentó y recibió con alivio y júbilo al gobierno provisional del 76. La clase media, distendida al sentirse protegida y dentro del marco diametralmente opuesto al caos preanárquico obrante entre 1973 y 1976, se dedicaba a disfrutar de los beneficios del nuevo orden y de un dólar accesible que le permitía comprar productos importados a costo irrisorio, viajar por el mundo, y volver al país cargada de productos de toda índole. De allí el famoso apodo deme dos “, que los mismos extranjeros le ponían al desbordante shopping y tiendas de las principales ciudades del mundo. Sólo los terroristas padecieron el tan mentado “ terrorismo de Estado “, lo cual resulta más razonable a que se sintiera “ amigos del Estado “, tal como ocurrió durante los penosos tiempos de Cámpora.

El argumento utilizado por la izquierda se funda en la drasticidad aplicada por el Estado para combatir el terrorismo. Empero , no se detiene a analizar en que la virulencia de la reacción antiterrorista, obedece precisamente a la virulencia de la reacción antiterrorista, obedece precisamente a la naturaleza irregular de la guerra desatada. Enseña Vicente Massot :” Al tener que pelear contra grupos armados clandestinos , de carácter prioritariamente urbanos, cuya estrategia no se compadece con ningún código ético, de ordinario las FF.AA. regulares han adoptado por sacrificar las leyes en aras del resultado, o sea de la victoria. En una contienda de naturaleza clásica , entre ejércitos convencionales, la distinción entre justicia y prudencia no siempre es fácil de trazar. En una guerra irregular es prácticamente imposible. El drama de cualquier guerra sucia reside en el hecho de que los soldados ( guerrilleros ) que asumen la categoría militar cuando obran como victimarios, que se escudan en su condición de civiles cuando resultan víctimas “. Agrega Massot “ Toda guerra irregular que apela al terrorismo implica un proceso de regresión hacia lo tribal, cuya naturaleza radica en la no distinción entre violencia y crimen. Con estas coincidencias particulares e insalvables : que el ejercicio del terror como arma política supone transformar a las personas contra las que se apunta, de sujetos cuya existencia se valora, en meros objetos destinados a ser destruidos. Cuando una organización política se militariza y vertebra bajo las características de guerrilla, en realidad está rompiendo los fundamentos de la guerra convencional. Excepto por el hecho de tener jefes responsables, los aparatos armados clandestinos recusan las insignias fijas y visibles en las ropas de sus combatientes, no portan armas abiertamente y jamás respetan las costumbres del Derecho de Guerra, características que los igualarían a los ejércitos regulares. Al violarlas, el guerrillero ( cualquiera sea, de izquierda o de derecha, árabe o israelí, del FLN argelino o de la EOKA chipriota ) pasa a convertirse en un criminal. Y la guerra, a partir de4 ese momento, adopta las formas de la enemistad absoluta, que nunca se da en los ejércitos clásicos “.-Massot Vicente, Matar y morir. Buenos Aires, Emecé, 2003,p.129.-

El modus perandi aplicado por entonces para combatir el terrorismo no puede ser distorsionado alegando un falso “ terrorismos de Estado “, ni se puede deslegitimar la noble tarea de pretender combatir la subversión. Un Estado que no combate al terrorismo, bien es un Estado ineficiente o un Estado cómplice o aliado de este que lo está cobijando ( como en los tiempos de Cámpora ).

Con esta notable capacidad de transmitir ideas que puedan ser captadas por todos los sectores culturales y sociales de la comunidad, el periodista Bernardo Neustadt cierta vez ironizó : “ si en este país el “ terrorismo de Estado “ está prohibido, y el “ terrorismo privado “ aplaudido […].¡ Cuánta ventaja toenen los delincuentes “-Neustadt, Bernardo. Tiempo mio. Crónica TV.