martes, mayo 31, 2016

Cuando las tropas napoleónicas fueron derrotadas en Vitoria

La capital vasca recrea nuevamente la célebre batalla en la que triunfaron los aliados, dirigidos por el duque de Wellington
Recreación de la batalla de Vitoria
Recreación de la batalla de Vitoria
El 21 de junio de 1813 las tropas aliadas, lideradas por el Duque de Wellington y el general Álava, derrotan al ejército francés, encabezado por el mariscal Jourdan, en Vitoria. Acuñada para la posteridad como «La batalla de Vitoria», supuso la expulsión definitiva de las tropas napoleónicas de la Península Ibérica. Un hito en la Guerra de la Independencia que este fin de semana ha vuelto a conmemorarse con una serie de eventos que arrancaron el pasado viernes, 27 de mayo, y culminan este domingo.
Después de la celebración del bicentenario de este acontecimiento, en 2013, Vitoria pasó a formar parte de la Federación Europea de Ciudades Napoleónicas y cada dos años organiza una recreación histórica de la batalla. En concreto, la Asociación de Recreación Histórica «Batalla de Vitoria 1813» se ha encargado de coordinar a los 500 recreadores, llegados desde distintos puntos de Europa, que han representado la vida cotidiana de un campamento de la época, la instrucción y el manejo de las armas.
Con las campas de Olárizu como epicentro, el sábado tuvo lugar un desfile de presentación en la Plaza de la Virgen Blanca ante el monumento a la Batalla de Vitoria y en la Plaza de la Provincia ante el monumento al General Álava. Ya por la tarde, duelo de artillería, exhibición de caballería y una recreación de la batalla. Este domingo el cartel incluye nuevamente la apertura al público de campamentos napoleónicos, así como un torneo de carga de mosquete y una nueva recreación bélica.
El alcance de la batalla de Vitoria fue aún mayor del apuntado al principio, como recuerda al Ayuntamiento en su folleto conmemorativo. Más allá de suponer la salida de José de Bonaparte y el regreso de Fernando VII al trono, Austria, Prusia, Rusia y Suecia rompieron sus negociaciones con Napoleón y entraron de nuevo en guerra. Acabarían derrotándole en Leipzig. Como anédocta, en su huida José de Bonaparte partía de Madrid con un ingente botín, consistente en joyas, oro y obras de arte, de regreso a Francia. En Pamplona, sin embago, miles de carruajes quedaron atrapados en el lodo, como recrea Benito Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales. Wellington recuperó numerosas obras de arte y muchas, donadas por un agradecido Fernando VII, acabaron en su residencia, donde aún se conservan.
Junto al Duque, para la posteridad quedaría el papel del general Miguel Ricardo de Álava y Esquivel, quien tomó parte en otras batallas, como Toulon y Trafalgar, y durante la Guerra de la Independencia jugó el rol de enlace entre las Cortes de Cádiz y los aliados. Posteriormente formó parte del Estado Mayor de Wellington en la batalla de Waterloo y pasaría a desempeñar un papel más político, con cargos como embajador en Francia y Reino Unido, presidente de las Cortes y ministro de Marina.

Rutas napoleónicas

Además de formar parte de la Federación Europea de Ciudades Napoleónicas, Vitoria tambien posee una serie de rutas que en marzo de 2015 fueron declaradas Itinerario Cultural Europeo por parte del Consejo de Europa. Dichas rutas napoleónicas permiten hoy, dos siglos después, trazar un recorrido por una ciudad que entonces apenas contaba con 7.000 habitantes.
Una ruta que abarca puntos como la Plaza de España, Los Arquillos, el Monumento a la Batalla, el Palacio de Montehermoso, el palacio de Escoriaza Esquível, la Casa de los Echanove, el Palacio del Marqués de la Alameda, el Palacio de los Álava-Esquível, el edificio de la Diputación Foral, el Museo de Armería y la Casa de Napoleón.
En est último, un caserón, pernoctó Bonaparate en 1808, tras la derrota de su hermano en Bailén. En el Palacio de Montehermoso coincidirían ese mismo año los dos hermanos. José se enamoró precisamente ahí de la marquesa, María del Pilar Acedo y Sarriá, quien se convertiría en su favorita y le acompañaría en la corte como tal.
Huellas de la presencia del hombre que mantuvo sometida a Europa que van más allá de un puñado de edificios emblemáticos. Hoy, todos los días, a las seis de la tarde, el carillón del reloj de la Casa Consistorial toca las notas de la sinfonía «La victoria de Wellington», que Beethoven compuso inspirándose en la batalla de Vitoria.