martes, mayo 27, 2008

Una auténtica democracia se opone a dirigentes que usurpan el Estado


Una auténtica democracia se opone a dirigentes que usurpan el Estado
La Plata (Buenos Aires), 26 . 08 (AICA)

Mons. Héctor Aguer durante el Tedeum en la catedral de La Plata

Mons. Héctor Aguer durante el Tedeum en la catedral de La Plata

En el Tedéum por el 25 de Mayo en la catedral platense, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, lamentó que la reforma política y la aspiración a mejorar la calidad institucional de la vida política se siguen haciendo esperar en el país, y consideró que esa necesidad de cambio es “una manera discreta de reconocer que el régimen republicano que nos rige no goza de buena salud, a pesar de la gimnasia electoral que practicamos regularmente”.

Tras advertir que “con apelaciones retóricas a la democracia puede llegar a disimularse de hecho el menoscabo de la dignidad de la república”, recordó que Juan Pablo II decía que “una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana, y que se opone a ella la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos, usurpan el poder del Estado”.

El prelado platense señaló que “el magisterio de la Iglesia reconoce la validez de este principio, porque considera que es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia que lo mantengan en su justo límite. En el Estado de derecho es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres”.

Subrayó en este sentido que “últimamente, y en repetidas oportunidades, se han dejado oír voces críticas para señalar que es precisamente en este punto de la independencia recíproca de los poderes del Estado donde falla la calidad institucional de nuestra vida política. Y al parecer lo han hecho con razón”.

El arzobispo consideró que “el mejoramiento de la calidad institucional de la república requiere una mayor participación de todos los ciudadanos, que no pueden desinteresarse de la suerte común y recluirse en la salvaguarda de sus intereses privados o de los del sector social al que pertenecen”, y sostuvo que “la incuria de los ciudadanos permite que prospere el clientelismo y deja el campo libre a la irrupción de los violentos”.

“El arte del buen gobierno incluye la capacidad, el sincero propósito y un fuerte empeño moral para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común”, enfatizó.

Finalmente, monseñor Aguer indicó que “la sabiduría bíblica exhorta a los que tienen poder a que no lo consideren absoluto, por el contrario, han de reconocerse representantes, servidores, han de apoyar el ejercicio de su poder en el temor de Dios”, y subrayó que “en la misma línea de la tradición sapiencial, Jesús manifiesta plenamente el espíritu con el cual corresponde presidir una comunidad: no se trata de dominar, de hacer sentir la autoridad, sino de servir. En el servicio reside la verdadera grandeza”.+

Texto completo de la alocución


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