lunes, mayo 03, 2010

El Caballero de Nuestra señora nº 175

Editorial:

El Tesoro De La Fe Está En Peligro

Hemos recibido un pequeño y enorme tesoro, un tesoro que nos ha sido dado por Dios a través de hombres y mujeres que han sido sus instrumentos, en la gran mayoría fueron nuestros padres quienes pidieron a Dios ese tesoro para nosotros en el momento del Bautismo, para otros a pesar de los padres y mayores en su infinito amor el Señor nos ha otorgado ese tesoro que es la Fe.

Pero la fe, como todo tesoro, no solo debe cuidarse, haciendo que brille, además hay que protegerla, porque hay muchos que desean quitárnosla. El no es adueñarse del tesoro, que nosotros seguramente compartiremos, sino que desean quitarnos ese tesoro para destruirlo, pues lo único que desean es que perdamos el tesoro de la fe.

Hay que decirlo claramente es el demonio y sus secuaces, aquellos que le sirven consciente o inconscientemente, quienes atacan nuestra fe.

¿Cómo es ese ataque? Permítanme hacer tres grandes lineamientos que vemos como los grandes ataques a la fe, en nuestros días.

A) Reduciendo la verdad, ocultándola, negándola por el relativismo, el sincretismo religioso, la negación del credo o su modificación en la horizontalidad de la vida cristiana. Es esta la forma mas común en nuestros días en que el hombre pierde la fe, pensemos en la cantidad de jóvenes que salen de colegios y universidades católicas no solo sin fe, sino en contra de ella. Por un lado aquellos que deben conservarla, protegerla, alimentarla son los primeros en reducirla, relativizarla o simplemente negar la fe católica con acciones u omisiones. El relativismo reinante en la sociedad y adentrándose en los ambientes católicos, el sincretismo religioso que busca todos los huecos posibles, los ámbitos escolares y laborales hoy son también escenarios propicios donde la fe corre peligro, si uno se encuentra con una fe que no ha sido correctamente alimentada y sostenida por la Gracia, es muy probable que la pierda.

Los ambientes educativos son particularmente uno de los grandes peligros, son muchos los casos que han perdido la fe luego de su paso por la Universidad, por eso bien ha dicho Castellani “Es mejor que aprender mucho, el aprender cosas buenas” y hoy no es común el aprender cosas buenas, por eso hay que tener mucho cuidado. Monseñor Aguer se ha referido en varias oportunidades a esto y nosotros lo hemos publicado oportunamente. Es muy necesario estar atento y toma un acción relevante la familia ya que hasta en el seno de la catequesis parroquial también lejos de acercarnos a la fe nos alejan de la verdadera Fe en Cristo, la Fe de la Iglesia que profesamos en el Credo.

La cultura anticristiana, que muchas veces se disfraza presentándose como católica aunque difiera esencialmente de la Verdad Católica contenida en el Magisterio de la Iglesia, esto sucede porque quienes la proclaman son enemigos de Cristo y de la fe, sirven al “Príncipe de este mundo”. Nuestra joya preciosa de la fe corre el peligro de ser arrebatada también de este modo.

La literatura, aún hasta la que se disfraza de católica e incluso se vende en librerías que dicen llamarse católicas. La mayoría es abiertamente contraria a la fe o confusamente sincretista que arroja una falsa idea de Dios, negando la Trinidad Santa y diluyendo a Dios como parte del mundo convirtiendo a todas las cosas dioses. Es necesario aclarar que no se entiende a la obra de Dios en todas las cosas, sino convirtiendo a Dios en un ser impersonal que en realidad se divide y diluye en el cosmos, la suma de las partes sería dios. Ni el Padre es Dios, ni Cristo es Dios, ni el Espíritu Santo es Dios, todo es energía y fluye sin un Dios que sea Padre, Creador y Ordenador de todas las cosas a través de su Ley Divina y cada uno de nosotros es un pedazo de dios.

Y esto es hoy moneda corriente en los medios de comunicación, en los ámbitos educativos y hasta, con dolor lo decimos, en los ámbitos catequísticos. Nos parece importante destacar el tema de los ámbitos laborales donde el coaching, PNL, etc. ha tomado cierta dimensión y entromete muchas cosas en este sentido, digamos por ejemplo cuando se habla de que “somos lo que pensamos”, “el mundo es lo que pensamos” como si no existiera el ser de las cosas, ese ser que nos ha sido dado por el que Es. Otra cosa muy significativa es el concepto de “modelos mentales” con el cual se busca destruir toda concepción de Verdad y encuadrar todo en el relativismo por supuesto echando por tierra toda cultura católica a la cual se la critica como profundamente perversa y retrograda, aunque se haga elipticamente. Esperamos pronto poder extendernos sobre este tema en nuestras pobres paginas y con nuestra pluma o con la ayuda de plumas mejores preparadas.

Una catequesis horizontalista que achata y aplaca al hombre y lo encuadra a posturas materialistas buscando la promoción en el ámbito humano, humillándolo hasta el desprecio al diluirlo en la comunidad, o exaltándolo hasta más terrible soberbia, pero siempre en la horizontalidad de lo frágil y perecedero, negándole todo el sentido de trascendencia que por naturaleza tiene, el hombre está llamado a salir de sí para ir hacia lo supranatural y por mucho que se hable de amor, este no puede vivirse plenamente sin una visión sobrenatural y el egoísmo se hace parte de todo esto.

Digamos que este sincretismo y horizontalismo en lo religioso, se da dentro de los ámbitos católicos a través de convivencias, retiros o “cenáculos” donde todo es sensible, y lejos del valor de aquellos retiros Ignacianos, moviliza pero no convierte y se vive lejos de los preceptos de vida cristiana.

Esta catequesis es la que hace odiar a la Iglesia y promover un credo distinto, un credo horizontal; un credo que no es el de los apóstoles, el de los santos, el de los mártires, en definitiva el de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Romana.

Esta mezcolanza es causa clara de la muerte de la fe que destruye al hombre y lo sume en lo que hoy está viviendo y de lo que nosotros somos testigos y no podemos quedarnos en el ocio que siempre es culpable, “pero que en esta dramática hora de la historia –como ha dicho Juan Pablo II- se hace más culpable”.

B) Exacerbando el escándalo, ocultando la gracia y la santidad para sobresaltar el pecado de algunos hijos de la Iglesia. Nuestros días son particularmente especiales para este tema y es bueno hacer algunas consideraciones para hablar de lo que todos hablan pero nadie dice. Es la Iglesia la primera que reconoce que sus miembros son hombres y por tanto frágiles, por eso la Iglesia es la primera que habla de la necesidad de la Gracia para que sus hijos no caigan en pecados graves.

Vale entonces hacer una necesaria aclaración no tocaremos aquí los escándalos que hoy sacuden a la Iglesia, sino su publicación exacerbada, publicación que tiene un solo fin atacar la fe de los hijos de la Iglesia. Esta morbosidad frente al pecado tiende claramente alejar del seno de la Iglesia a aquellos hijos cuya fe no es lo sumamente fuerte para sobreponerse al sacudón que le causa el escándalo. Frente hay que confesar con más fuerza la fe. Frente al escándalo lejos de arrojar la joya la conservamos y la valorizamos, pues no son los hombres (frágiles como cada uno de nosotros) el objeto de la fe, sino el mismo Dios y en El su Iglesia y el sacerdocio que nos permite, por su gran Misericordia, alcanzar las Gracias por El dispensada en los Sacramentos. Frente al escándalo la firmeza de nuestra voz que repite Creo. Creo en Dios Padre creador; Creo en Dios Hijo, Cristo Jesús, Salvador; Creo en el Espíritu Santo Santificador; Creo en la Iglesia, Una, Santa, Católica y Romana; Creo en el sacerdocio tal y como lo pide la Santa Madre Iglesia y creo en él a pesar de las miserias de algunos hombres. Por eso es necesario reforzar nuestra oración por la santidad de nuestros pastores, pero sabiendo que sus debilidades o las perversidades de aquellos que usaron el sacerdocio no son causas para que perdamos la fe.

C) El último de los puntos que se presentan como obstáculos para nuestra fe, es el que está dado mediante el ataque directo a los preceptos de la Iglesia, a sus miembros, a sus enseñanzas, mediante este se quiere excluirnos de la sociedad, esta amenaza hace que muchos se alejen de la fe porque no pueden sentirse fuera de la sociedad, que (permítanme que utilice este término como hoy se lo mal utiliza habitualmente) seamos discriminados.

Pero si he de perder la amistad o el cariño y el respeto de mis cercanos por mantenerme firme en la fe ¡Bendita sea esta exclusión! El Señor no nos llamo a ser amados y aceptados, sino que nos convocó a que amemos y ayudemos a otros a amar y alcanzar la fe. El llama “Bienaventurados” a aquellos que son perseguidos por su causa, además nos pidió que sepamos perder la vida por El antes que querer ganarla renunciando a nuestra Fe. Estamos en tiempos donde es necesario el testimonio, donde es necesaria la santidad, donde es necesario el martirio (que no siempre es de sangre) Estamos en tiempos de ser Santos, Héroes y Mártires por nuestra Fe, por ese Tesoro que nos ha sido dado y que debemos cuidar y proteger hasta el último día de nuestra vida.

Que esa Fe nos lleve a no cesar nunca de gritar con los mártires de todos los tiempos, en nuestras obras cotidianas: “¡¡Viva Cristo Rey!!” “¡¡Viva la Iglesia!!”

Supla la gracia la deficiencia de la pluma.

Marcelo Eduardo Grecco

Director

Versailles, junto a la Virgen de la Salud,

2 de mayo de 2010