martes, septiembre 04, 2012

La Biblia

or qué tuvo Dios que mostrarse para que sepamos cómo es?


YouCat: el Catecimos de la Iglesia Católica para los jóvenes
Dios no estaba obligado a revelarse a los hombres. Lo ha hecho por amor. Como en el amor humano podemos saber algo de la persona amada sólo cuando nos abre su corazón, del mismo modo sólo sabemos algo de los más íntimos pensamientos de Dios porque el Dios eterno y misterioso se ha abierto por amor a nosotros. Desde la Creación, pasando por los patriarcas y profetas hasta la Revelación definitiva en su Hijo Jesucristo, Dios ha hablado una y otra vez a los hombres. En Él nos ha abierto su corazón y mostrado claramente para siempre su ser más íntimo.
YouCat nº 7

Dios mira las cosas desde su punto de vista
 
“Mediten con frecuencia la Palabra de Dios, y permitan al Espíritu Santo que sea vuestro maestro. Entonces descubrirán que los pensamientos de Dios no son los de los hombres; serán impulsados a conocer al verdadero Dios y a leer los acontecimientos de la historia a través de sus ojos; gustarán en plenitud la alegría que brota de la verdad”. 
Benedicto XVI (22 de febrero de 2006)

DIOS HABLA HOY
Benedicto XVI (29 de marzo de 2006)
 “La Sagrada Escritura no es algo que pertenezca al pasado. El Señor no habla en el pasado, sino que habla en el presente, él habla hoy con nosotros, nos concede su luz, nos muestra el camino de la vida, nos regala su comunión y nos prepara y nos abre así a la paz.” 

 
La Biblia: un libro de 73 libros

“Biblia”, en castellano, es un término femenino singular. Pero es una palabra de origen griego, de género neutro y número plural (el plural de “biblos” = "libro"), es decir, que se traduce como “los libros”. “Biblia” es entonces una biblioteca.  Los judíos y los cristianos llaman “Biblia” a una colección de escritos sagrados surgida en un período de más de mil años, y que es para ambos el documento originario de su fe. La Biblia cristiana es mucho más amplia que la judía, porque además de los escritos de ésta, contiene los cuatro evangelios, las cartas de san Pablo y otros escritos de la primera Iglesia.
El Antiguo Testamento es la primera parte de la Biblia y la Sagrada Escritura de los judíos. El Antiguo Testamento de la Iglesia católica abarca 46 libros: escritos históricos, proféticos y la literatura sapiencial junto con los salmos.  
El Nuevo Testamento es la segunda parte de la Biblia. Contiene los textos propios del cristianismo, y suman 27 en total: los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, catorce epístolas de san Pablo, siete epístolas católicas y el Apocalipsis. La Biblia de la Iglesia Católica, contiene, por tanto, 73 libros.

 
“El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo”.
San Agustín
 
“Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo” 
San Jerónimo
 
“Leer la Sagrada Escritura es pedir consejo a Cristo”
San Francisco de Asís
 
“Es sobre todo el Evangelio lo que me ocupa durante mis oraciones; en él encuentro todo lo que es necesario a mi pobre alma. En él descubro siempre nuevas luces, sentidos escondidos y misteriosos”.
Santa Teresa del Niño Jesús
 
 “La Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos”.

Adagio de los Padres de la Iglesia
(Catecismo de la Iglesia Católica, nº 113)

“…la fe cristiana no es una ‘religión del Libro’. El cristianismo es la religión de la ‘Palabra’ de Dios, ‘no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo’ (San Bernardo). 
Catecismo de la Iglesia Católica, nº 108

“La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita”. 
Concilio Vaticano II, Dei Verbum 12

“En la Sag
rada Escritura, Dios habla al hombre a la manera de los hombres.”

Catecismo de la Iglesia Católica, nº 109
 
Reconforta el alma
 

La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.

Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.

La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre; 
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
 
Son más atrayentes que el oro,

que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal.
                                                                        Salmo 18, 8-11