El Caballero ee Nuestra Señora
El Caballero De
Nuestra Señora
2º época Año: 9 Numero 164 1 de agosto del año del Señor 2009
«Si Hay Que Decidir Entre Mi Vida Y La Del Niño, No Dudéis;
Elegid -Lo Exijo- La Suya. Salvadlo»
Santa Gianna Beretta Molla
JUNIO 2009 - AÑO SACERDOTAL – JUNIO 2010
La misericordia de Dios es como un arroyo desbordado. Arrastra los corazones cuando pasa.
No es el pecador que vuelve a Dios para pedirle perdón, es Dios que corre detrás del pecador y lo hace volver a Él.
Demos entonces esta alegría a este Padre bueno: volvemos a Él … y seremos felices.
El buen Dios siempre está dispuesto a recibirnos. ¡Su paciencia nos espera!
Hay quienes se dirigen al Eterno Padre con un corazón duro. ¡Oh, cómo se equivocan! El Eterno Padre, para desarmar su justicia, ha dado a su Hijo un corazón excesivamente bueno: no se da que no se tiene…
Hay quienes dicen: “hice demasiado mal, el Buen Dios no puede perdonarme.” Se trata de una gran blasfemia. Equivale a poner un límite a la misericordia de Dios, que no tiene: es infinita.
Nuestros errores son granos de arena al lado de la grande montaña de la misericordia de Dios.
Cuando el sacerdote da la absolución, es necesario pensar sólo en una cosa: que la sangre del buen Dios se derrama sobre nuestra alma para lavarla, purificarla y hacerla bella cuanto lo era después del bautismo.
El buen Dios, al momento de la absolución, tira detrás de sus espaldas nuestros pecados, es decir se olvida, los cancela: no reaparecerán jamás.
No se hablará nunca más de los pecados perdonados. ¡Han sido cancelados, no existen más!
San Juan María vianney