domingo, julio 13, 2008

[Red de Catequistas] VICTORIAS CON EL ROSARIO.

SIMÓN DE MONTFORT, ALANO DE LANVALLAY, OTERO
¿Quién podrá contra las victorias que Simón, conde de Montfort, logró sobre los albigenses gracias a la protección de Nuestra Señora del Rosario? Fueron tan famosas, que jamás se ha visto cosa parecida. Con quinientos hombres derrotó una vez a un ejército de diez mil herejes. En otra ocasión, con treinta venció a tres mil. En otra, con ochocientos hombres de caballería y mil de infantería despedazó el ejército del rey de Aragón, compuesto de cien mil hombres, perdiendo solamente un soldado de caballería y ocho de infantería.
¡De cuántos peligros libró la Santísima Virgen a Alano de Lanvallay, caballero bretón, que combatía en favor de la fe contra los albigenses! Mientras se hallaba cierto día rodeado de enemigos por todas partes, la Santísima Virgen lanzó contra ellos ciento cincuenta piedras y lo libró de sus manos.
Otro día en que su navío había naufragado y estaba ya próximo a sumergirse, esta bondadosa madre hizo emerger de las aguas ciento cincuenta colinas, por encima de las cuales llegó a Bretaña. Él, como memorial de los milagros que en su favor había hecho la Santísima Virgen en recompensa del rosario que le rezaba cada día, hizo edificar un convento en Dinán para los religiosos de la nueva Orden de Santo Domingo. Después se hizo religioso y murió santamente en Orleáns.
Igualmente, Otero, soldado bretón de Vaucouleurs, hizo huir muchas veces compañías enteras de herejes y ladrones con su rosario y espada al brazo. Sus enemigos, después de las derrotas sufridas, le aseguraron que habían visto su espada resplandeciente, y algunas veces un escudo en su brazo, en el cual estaban grabadas las imágenes de Jesucristo, la Santísima Virgen y los santos, que le hacían invencible y le daban fuerza en la batalla.
Cierta vez, con diez compañías venció a veinte mil herejes, sin perder uno solo de sus soldados. Hecho que impresionó tanto al general del ejército enemigo, que fue en busca de Otero, abjuró la herejía y declaró que lo había visto cubierto de armas de fuego durante el combate.