miércoles, febrero 02, 2011

«Gadafi», uno de los etarras más sanguinarios





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«Gadafi», uno de los etarras más sanguinarios

Tal día como hoy de 2000 era detenido este histórico miembro de ETA que acumula veinte asesinatos, incluido el de un niño de dos años, y se convirtió en el terrorista que más veces logró escapar de los cercos policiales

Día 02/02/2011 - 17.28h
Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias «Gadafi», uno de los terroristas más sanguinarios de la historia de ETA y el que más veces consiguió escapar de los tiroteos y cercos policiales a los que fue sometido... hasta que, tal día como hoy del año 2000, era detenido cerca de Bayona (Francia) tras 15 años en busca y captura y actividad criminal.
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«Gadafi», durante el juicio por el asesinato de José Aseán, en 2006
«Gadafi», que acumula 20 asesinatos a sus espaldas, entre ellos Fabio, un niño de dos años, acudía a una cita en la localidad de Tarnes con la etarra Concepción Iglesias, a quien la Policía francesa seguía desde hacía dos años. La etarra, que iba acompañada por su hijo de corta edad, y Chouzas no pudieron escapar a pesar de las medidas de seguridad adoptadas.
Aquel fue uno de los golpes más duros recibidos por la banda terrorista en 2000, pocos días antes de que ETA reiniciara su escalada de asesinatos tras poner fin a la tregua de septiembre de 1998, con aquel infructuoso encuentro que miembros del Gobierno de Aznar mantuvieron con los terroristas en Suiza. El grupo perdía a uno de sus asesinos más eficaces, ex miembro del «comando Vizcaya» y, desde su llegada a Francia en 1996, uno de los hombres importantes en la dirección de la banda dentro del aparato militar. A pesar de esto, ETA acabó durante ese año con la vida de 23 personas, una cifra que no se superaba desde 1992.

Huido desde 1985

La actividad criminal de «Gadafi» había comenzado, sin embargo, mucho antes, cuando con tan sólo 21 años de edad, en 1984, la Policía le vinculaba por primera vez con ETA. Pero entonces no se encontraron pruebas contra él y quedó en libertad, hasta que, un año después, a los 22 años, huía de su domicilio para evitar su detención, después de que se comprobase su participación en la colocación de una bomba en los bajos de un coche policial en Guipúzcoa.
Muy escurridizo, la Policía no consiguió dar con él hasta 15 años después. En 1987 se unió al famoso «comando Vizcaya», cuya primera acción fue el secuestro del empresario vizcaíno Andrés Gutiérrez Blanco, cuya familia tuvo que pagar un rescate de 200 millones de pesetas por su rescate. A partir de ese momento, el etarra no hizo más que acumular muertos en su historial.
Los primeros, ese mismo año, un subteniente de la Guardia Civil y un agente de la Policía Nacional. Y un año después participaba en el asesinato de José Luis Barrios Capetillo, un camarero hijo de un concejal socialista de Santurce al que la banda acusaba de tráfico de drogas y de que la Ertzaintza le hubiera liberado por presiones del gobernador civil. El hostelero recibía un disparo en la cabeza y por la espalda, a pesar de que jamás había recibido una denuncia por la venta de estupefacientes.

Asesinado con dos años de edad

Entre 1990 y 1991, ETA asesinaba a 70 personas. En esos dos años, «Gadafi» participó en la muerte de tres policías nacionales y tres guardias civiles en cinco atentados diferentes, siendo él mismo quien colocó la bomba-lapa que acabó con la vida del agente Luis Alfredo Achurra, de 37 años y padre de tres hijos.
No había terminado 1991, después de que en un tiroteo con la Policía murieran su compañero Juan María Ormazabal «Turko» y el ertzaintza Alfonso Mentxaka, cuando tuvo que reorganizar el grupo para continuar matando. ¿La siguiente víctima? Fabio Moreno, un niño de dos años al que una bomba colocada por el mismo «Gadafi» en el coche de su padre, con la ayuda de su nuevo compinche, Francisco Javier Martínez Izaguirre, aun sabiendo ambos que todos los días llevaba a sus hijos en el vehículo, fallecía en el acto. Su hermano gemelo Alexander resultó herido y el propio padre, guardia civil, que no consiguió ver el artefacto a pesar de inspeccionar los bajos del coche, sufrió heridas que le incapacitaron para volver a ejercer su profesión.
Doce días le duró el «remordimiento de conciencia» al etarra. Si Fabio moría un domingo 7 noviembre, el martes 19 «Gadafi» le pegaba dos tiros por la espalda al sargento de la Guardia Civil Pedro Carbonero y, cuando yacía en el suelo, le remataba con otro disparo en la cabeza. El mismo «modus operandi» que empleó un par de meses después con el policía nacional José Aseán, sólo que esta vez en presencia de su mujer, a la que, según reflejaba el fallo de la Audiencia Nacional y recoge el libro «Vidas Rotas» (Espasa, 2010), «hizo caso omiso» cuando le «imploró» que no lo rematara.

Usando pistolas... y niños

Muchas fueron las veces en las que Juan Carlos Iglesias Chouzas «Gadafi» eligió el tiro en la nuca para ejecutar «sus» sentencias de muerte mientras perteneció al «comando Vizcaya», donde, según reconoció la etarra Paulina García, llegó a utilizar a un niño para que le facilitara información sobre futuros objetivos.
Cuando fue detenido el 2 de febrero de 2000, pesaban contra Chouzas 28 órdenes de búsqueda y captura internacionales dictadas por la Audiencia Nacional, mientras que las condenas por su implicación en los 20 asesinatos superan los 1.200 años de prisión, a los que sumaron otros diez años en Francia por diversos delitos como tenencia de armas y documentación falsa. En 2005, sin embargo, se convirtió en el primer preso de la historia de ETA al que se le concedió el traslado a España, acogiéndose a un acuerdo al que llegó la justicia francesa con la española.
Un duro golpe el de su detención en un año crucial de la lucha contra el terrorismo, que no ha impedido a ETA asesinar desde entonces a 57 personas más.