lunes, febrero 14, 2011

Estafa

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Estafa

     Aunque el procesamiento por malversación de fondos, lavado de dinero y asociación ilícita dictado contra el ex superintendente de Salud y recaudador de la campaña kirchnerista en 2007, Héctor Capaccioli, nos parezca hoy un hecho de trascendencia mayúscula, permítasenos anticipar el mal agüero de que en pocas semanas, meses cuando mucho, nadie se acordará del tema, nadie volverá a ocuparse de la suerte penal de Capaccioli, ni a nadie extrañará ver en el futuro a este hombre, joven aún, reintegrado a las lides partidarias y a la puja por nuevos cargos. Cargos públicos, se entiende; cargos cuyo desempeño idóneo o calamitoso afectan a todo el tejido social argentino y no sólo a un empleador político de turno.
     Una recóndita ley de nuestra cultura, jamás escrita pero acatada sin fisuras, manda callar a quienes quieran llegar hasta el fondo de cualquier estafa pública. Lamentablemente, es muy lejana la posibilidad de que alguna vez se aclare algo en torno al presunto lavado de dinero durante la campaña presidencial de Cristina Fernández.