martes, agosto 24, 2010

Todo queda en familia

Virginia María García, hermana de la novia de Máximo Kirchner, asumirá hoy al frente de la Dirección Regional Río Gallegos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Como tal, será la responsable máxima de todas las inspecciones y posibles investigaciones por evasión tributaria en el centro histórico del poder kirchnerista y su vertiente más rica y hotelera: El Calafate.
García tendrá bajo su jurisdicción a lo más granado del poder: desde Néstor, Cristina y Máximo Kirchner hasta al ministro Julio De Vido. Pero no sólo a la cúspide política. También a algunos de los empresarios más polémicos de los últimos años, como Rudy Ulloa y Lázaro Báez, según los domicilios fiscales que verificó LA NACION.
La flamante jefa patagónica también deberá controlar a socios de los Kirchner, como el empresario inmobiliario Osvaldo San Felice, y a las sociedades anónimas y de responsabilidad limitada que, domiciliadas en Río Gallegos, se convirtieron en las beneficiarias principales de la obra pública.
La designación de García terminó de ser definida ayer por el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray (firmó la disposición 298/2010, que hoy se publicará en el Boletín Oficial), pero ya fue notificada al personal mediante un comunicado de prensa interno, manifestaron a LA NACION tres fuentes en Río Gallegos y en Buenos Aires.
Hermana de María Rocío García, la novia del hijo del matrimonio presidencial, Virginia asumirá como jefa regional de Río Gallegos con apenas 32 años y sólo 4 meses dentro de la AFIP, según consta en los registros oficiales a los que accedió LA NACION, aunque sus allegados remarcan que se especializó en derecho tributario.
García es conocida como la más "política" de las cuatro hermanas, en línea con su padre, Héctor Marcelino "Chicho" García, quien fuera gobernador interino de Santa Cruz en los agitados días de 1991. José Ramón Granero, titular hoy del Sedronar, había renunciado en medio de una fuerte crisis política y García, cercano a Arturo Puricelli (ahora titular de Fabricaciones Militares) asumió hasta entregarle el mando a Néstor Kirchner en diciembre de ese año.
Virginia García quedará así al frente de una de las regionales más sensibles de la AFIP, junto con la Región Sur Metropolitana, que continúa bajo el control de Andrés Vázquez, un controvertido funcionario de carrera que durante 2009 afrontó un sumario interno y una investigación judicial por el controvertido operativo contra el Grupo Clarín.
Licenciada en periodismo, abogada reciente, García trabajó hasta hace poco en Buenos Aires. Su domicilio porteño aún figura en los registros oficiales de la AFIP, junto al de sus padres en Río Gallegos, en la calle Sarmiento, donde también mantiene su residencia tributaria Rocío, la novia de Máximo Kirchner.
Acortar distancias
LA NACION se comunicó ayer a ese domicilio, donde dialogó con una familiar de Virginia García. Pero la flamante jefa regional no respondió la llamada ni tampoco el correo electrónico que especificó el motivo por el que se la intentó contactar.
Ante la consulta de LA NACION, en tanto, voceros de la AFIP sólo confirmaron ayer que la disposición 298/2010 se publicará hoy en el Boletín Oficial, pero dijeron desconocer el nombre de quien quedará al frente de esa dirección regional.
Destacaron, no obstante, que la creación de esa dirección regional era un proyecto que se retrotrae a 2007, con el objetivo oficial de mejorar la administración tributaria, dadas las distancias que median entre Río Grande, Ushuaia o Río Gallegos y Comodoro Rivadavia, cabecera para toda la Patagonia austral.
Recién asumido al frente de la AFIP, en enero de 2009, Echegaray concretó ese proyecto, lo que anunció durante un encuentro con el entonces ministro de Economía santacruceño, Juan Manuel Campillo, hoy al frente de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), otro ente público rodeado por las sospechas por el supuesto pago de compensaciones indebidas desde 2008, cuando el propio Echegaray la comandó hasta que se mudó a su cargo actual.
Echegaray, quien vivió durante años en Río Gallegos, también sobrellevó una denuncia penal en la AFIP por supuestas movidas en el Sur: el supuesto envío de sabuesos a la capital provincial para "retocar" la declaración jurada de Kirchner.
El retorno de García a Río Gallegos, en tanto, coincidió con un replanteo presupuestario en la AFIP. Se adecuaron viejos edificios ubicados en la avenida Gregores y se contrató el personal que demandó el aumento de jerarquía de la sede.
En Buenos Aires, y antes de su traslado, García trabajó en otra oficina pública, la Casa de Santa Cruz, aunque su nombre también aparece en el decreto 473 del año 2004. En ese texto se la designó para "cumplir funciones como licenciada en Periodismo en la Dirección Provincial de Prensa del Ministerio de la Secretaría General de Gobernación", según consta en el Boletín Oficial santacruceño del 15 de abril de ese año, cuya copia obtuvo este diario. El contrato se renovó mediante el decreto 2722/04, que lo extendió hasta fines de ese año.
Su padre, Héctor Marcelino García, en tanto, continúa en Río Gallegos, pero no volvió a ocupar un lugar preponderante en el kirchnerismo local. Pero según el libro El ultimo peronista , de Walter Curia, fue el "consuegro" de los Kirchner quien en 1991 firmó un preacuerdo con el entonces presidente Carlos Menem. Canjearon el reconocimiento de las deudas por regalías a cambio del apoyo de los legisladores santacruceños a la privatización de YPF. Esas regalías se convertirían después en los misteriosos "fondos de Santa Cruz" que Kirchner giró al exterior.