miércoles, marzo 18, 2015

Palabra de Honor.


En el año de 1892 murió don Carlos Fuero.

En México, una calle en la ciudad de Saltillo, Coahuila y una en
Parral, Chihuahua, lleva su nombre.
 Se lo merece por el hecho que ahora vamos a narrar.
 A la caída de Querétaro, quedó prisionero de los Juaristas, el General
don Severo del Castillo, Jefe del Estado Mayor de Maximiliano. Fue
condenado a muerte y su custodia se encomendó al Coronel Carlos Fuero.
  La víspera de la ejecución dormía el Coronel cuando su asistente lo despertó.
 El General Del Castillo, le dijo, deseaba hablar con él. Se vistió de
prisa Fuero y acudió de inmediato a la celda del condenado a muerte.
No olvidaba que don Severo había sido amigo de su padre.
 - Carlos -le dijo el General- perdona que  te haya hecho despertar.
Como tú sabes me quedan unas cuantas horas de vida y necesito que me
hagas un favor. Quiero confesarme y hacer mi testamento. Por favor
manda llamar al padre Montes y al licenciado José María Vázquez.
 - Mi General -respondió Fuero- no creo que sea necesario que vengan esos señores.
 - ¿Cómo? -se irritó el General Del Castillo- Deseo  arreglar las cosas
de mi alma y de mi familia ¿y me dices que no es necesario que vengan
el sacerdote y el notario?
 - En efecto, mi General -repitió el Coronel republicano-. No hay
necesidad de mandarlos llamar. Usted irá personalmente a arreglar sus
asuntos y yo me quedaré en su lugar hasta que usted regrese.
 Don Severo se quedó estupefacto. La muestra de confianza que le daba
el joven Coronel era extraordinaria.
 - Pero, Carlos -le respondió emocionado -¿Qué garantía tienes de que
regresaré para enfrentarme al pelotón de fusilamiento?
 - Su PALABRA DE HONOR, mi General -contestó Fuero.
 - Ya la tienes -dijo don Severo abrazando al joven Coronel. Salieron
los dos y dijo Fuero al encargado de la guardia:
 - El señor General Del Castillo va a su casa a arreglar unos asuntos.
Yo quedaré en su lugar como prisionero.
 Cuando él regrese, me manda usted a despertar.
 A la mañana siguiente, cuando llegó al cuartel el superior de Fuero,
General Sóstenes Rocha, el encargado de la guardia le informó lo
sucedido. Corriendo fue Rocha a la celda donde estaba Fuero y lo
encontró durmiendo tranquilamente. Lo despertó moviéndolo.
 - ¿Qué hiciste Carlos? ¿Por qué dejaste ir al General?
 - Ya volverá -le contestó Fuero - Si no, entonces me fusilas a mí.
 En ese preciso momento se escucharon pasos en la acera.
 - ¿Quién vive? -gritó el centinela.
 - ¡México! - respondió la vibrante voz del General Del Castillo -Y un
prisionero de guerra. Cumpliendo su PALABRA DE HONOR, volvía Don
Severo para ser fusilado.
 El final de esta historia es feliz. El General Del Castillo no fue
pasado por las armas. Rocha le contó a don Mariano Escobedo lo que
había pasado y éste a don Benito Juárez.

El Benemérito, conmovido por la magnanimidad de los dos militares,
indultó al General y ordenó la suspensión de cualquier procedimiento
contra Fuero.
Ambos eran egresados del COLEGIO MILITAR; ambos hicieron honor a la
Gloriosa Institución. Ambos hicieron honor a su palabra.
 De ahí deriva también la palabra "Fuero".
 Tener "Fuero" es tener un privilegio, que debe sustentarse en la
PALABRA DE HONOR y en un juramento o "protesto" como le llaman, que
todos nuestros los políticos han olvidado y hecho a un lado para gozar
de canonjías, privilegios fuera de la ley y en resumidas cuentas, PARA
COMETER ABUSO DE PODER SIN LÍMITES, robar y cometer toda clase de
fraudes contra la Nación.
 También muchos de los que no son políticos han olvidado lo que es
tener PALABRA DE HONOR para eludir sus responsabilidades, evitar sus
compromisos y engañar, muchas veces hasta a sus más allegados, a sus
amigos, a sus compañeros de trabajo, a su empleador.

AFORTUNADAMENTE AÚN EXISTEN MUCHAS FAMILIAS QUE A SUS HIJOS LES
INCULCAN A TENER PALABRA, PALABRA DE HONOR.