martes, noviembre 15, 2011

La instalación del Socialismo en la Argentina

10.11.2011 | Política | Por: Carlos Manuel Acuña

La instalación del Socialismo en la Argentina



Por Carlos Manuel Acuña para el Informador Público
Para quienes lo sabíamos y anunciamos reiteradamente, no es una sorpresa; para otros, que oyeron, pero no escucharon, ya puede convertirse en una alarma que aún no es considerada en su plenitud, pero sólo hasta que el proceso llegue directamente a sus bolsillos. Lo demás, las instituciones, las ideas, la cultura, la tradición avasallada o la historia que se modifica por necesidades de oportunidad política, parecen componentes menores comparados con las simples necesidades económicas, las cotidianas o las que hacen posible desarrollar trabajos y crear gracias a los talentos propios. Ayer, el gobierno comenzó a vender las acciones de la ANSES correspondientes a su participación en las empresas donde nombró directores, lo que revela que todos los pasos previos que en su momento levantaron una polvareda que se asentó y pasó al olvido del público, tenían su razón de ser más allá de las anécdotas de Guillermo Moreno con sus guantes de boxear. Los chicos de La Cámpora digitan estos procedimientos millonarios y ya están ingresados en la estructura administrativa del Estado y del mundo que todavía es privado, es decir, aquél que es legítimo y comienza a erosionarse mediante medidas que poco a poco generan un control extraordinario. En el ínterin, la mayoría de los políticos se callan.




En su momento nadie lo creía o, más aún, todavía están aquellos que consideran que se trata de algo pasajero, transitorio como tantos hechos ocurridos en la Argentina, pero olvidan lo que también sostuvimos desde tiempo atrás: cuando la izquierda, en sus manifestaciones más agudas y clásicamente latinoamericanas alcanza el poder, no lo abandona. Al respecto, alguien estudiará el extraordinario y reciente fenómeno electoral que sucedió recientemente en nuestro país, cuando todo indicaba que el gobierno marchaba hacia su abismo político... pero ganó y lo hizo ampliamente. La curiosidad adicional es que los mismos votantes corrían -y corren- a comprar dólares, pues descreen de la capacidad del kirchnerismo para mantener el gran divertimento del consumismo. Eso mismo, el divertimento, es lo que ahora comienza a acabarse, acelera la desesperación por comprar los dólares y se apresta a enfrentar un fin de año que, con seguridad, carecerá de felicitaciones. Mientras tanto, los políticos no se manifiestan y extrañamente, no lo hicieron cuando resultaron víctimas directas del fraude.




No entraremos a definir los componentes de esta situación, pues son por demás conocidos, aunque podemos decir que, ideológicamente, impedir comprar divisas, tener que dar explicaciones acerca del origen de las que llevan los viajeros que desean salir del país por razones que les son propias pero que deben explicar, forma parte de la concepción socialista, donde la intimidad no puede existir y mucho menos la adopción de las pautas propias que posee todo individuo... o individua, como podría decir Cristina. Ella les contestó a los comentarios políticos de Barack Obama con el anuncio de que los argentinos serán censados y clasificados mediante métodos cubanos para otorgarles documentos de identidad y esta definición ya le costó al país otra negativa de un crédito internacional requerido por nuestra cansada economía. Los políticos, callados.
Pero esto no es todo. Ahora vino a saberse que la decisión norteamericana de reunir a los dos presidentes en Francia no respondió a una recomendación del Departamento de Estado que conduce Hillary Clinton sino a una fundada inquietud del Pentágono por la colaboración científica de nuestro país a Irán, colaboración que le facilitó la capacidad para lograr la implosión nuclear necesaria para colocarse en el escenario estratégico mundial en mejores condiciones. Como trasfondo, surge que el tema que involucra a nuestra ex República ya tiene connotaciones militares relacionadas directamente con lo que ocurre en la geografía africana, que incluye las firmes relaciones de Israel con los Estados Unidos, la posición de Washington en la materia, el despliegue mediático que expresa la importancia de este asunto y la posición unificada de Demócratas y Republicanos en materia de política exterior con estos componentes. Más aún, tres legisladores demócratas se dirigieron a Hillary Clinton para señalarle que el Congreso de los Estados Unidos ha iniciado una investigación dentro de un marco de alarma y firmes decisiones. Estas últimas comprenden el rol desempeñado hasta el momento por el enfermísimo Hugo Chávez, al que sindican de haber intervenido en la captación de científicos argentinos para que, con la anuencia kirchnerista, brinden sus servicios a Irán. Ningún político dijo nada.
En estas cosas, los trascendidos tienen su razón de ser más allá de su contenido, pues queda demostrada la intención de colocar en la superficie un tema que, en este caso, además de importante es peligroso. Ya no se trata solamente del papel desempeñado por Venezuela en esta triangulación sino que, además, está la cuestión irresuelta de la AMIA y todo lo que ello implica. Por añadidura, la documentación de los congresistas también habla del rol desempeñado -aunque haya sido más simbólico que otra cosa- por el piquetero Luis D’Elía, designado con el cargo de Embajador Itinerante para relacionar a la Argentina con Irán, tarea que es remunerada con cientos de miles de pesos, cuyo destino no sería exclusivamente personal. Al momento de escribir estas líneas, se informa que el diario The Washington Post ya hizo comentarios públicos que fueron recogidos y ampliados por el francés Le Figaro, lo que induce a pensar que el asunto se extenderá mientras la preocupación por un eventual conflicto militar con armas atómicas es un comentario permanente. ¿Nos veremos metidos en un conflicto de esta naturaleza...? ¿Es posible que un asunto de tanta magnitud nos tome con un ministro de Relaciones Exteriores y Culto que es un inútil en sus funciones e ignorado por los norteamericanos que en su momento le dieron cobijo y hasta la nacionalidad, para luego actuar como lo hizo en el insólito caso del avión que venía con ayuda para atender nuestra creciente inseguridad interior...? ¿Sabe Cristina que, tal como lo señalamos días atrás, a nuestro embajador en Washington se le cierran todas las puertas? Ningún político preguntó qué sucede.
Dejemos por el momento estas preguntas sin respuesta para decir dos palabras acerca de la bipolaridad de Cristina, pues a esta altura de las circunstancias hasta entre sus allegados más íntimos es motivo de preocupación. Dicen que la Presidente podría estar medicada en exceso y observan su reiterada negativa en aceptar que los argentinos soportamos un proceso inflacionario evidente, palpable. A cualquiera que lo mencione, Cristina da por concluida la conversación y cierra el camino para el análisis y el consejo. Hace unas horas, en un programa de televisión a cargo de un prestigioso periodista, fue entrevistado Ricardo Foster, quien es señalado como uno de los representantes ideológicos del kirchnerismo dentro del grupo llamado Carta Abierta. Éste reúne a quienes se definen como los intelectuales del gobierno y su proyecto o modelo y, aunque Foster diga que originariamente no era kirchnerista, decidió apoyarlo en su gestión a Néstor Carlos con motivo de su curioso enfrentamiento con el sector básico de nuestra maltratada economía. En su reportaje, el joven Ricardo, autodefinido como filósofo -una actividad que jamás y en parte alguna estuvo ni está bien remunerada-, defendió la famosa 125, con la que el gobierno esperaba aplicar gravámenes confiscatorios al campo. Éste resistió, ganó la pulseada y le infirió la primera derrota al gobierno. Foster -con menos sutileza que Ernesto Laclau, el otro pensador del indefinido modelo que impera en el país- se expresó en el reportaje con el viejo lenguaje político y doctrinario surgido a comienzos del siglo pasado. Así, sostuvo que el destruido INDEC representaba sólo “intereses en juego” y se refirió a los factores económicos como “privilegios de los terratenientes”, la exclusiva “búsqueda de una renta” y se refirió a lo que pudo interpretarse como un enfrentamiento “al capital”. Todo esto vino a darse a caballo del agotamiento financiero del modelo, la acumulación de cuestiones de hondo contenido y otras manifestaciones de una crisis profunda que comienza a perfilarse con todas sus agudezas. Como se lo esperaba, el gobierno recurre a todas las cajas posibles para profundizar el modelo. Sólo cabe esperar sus próximos pasos y el nivel de tolerancia que no aparece acompañado con los buenos deseos de la Navidad y del año que termina. De todos modos, los políticos descorcharán sus botellas.