domingo, junio 25, 2006

El Caballero De Nuestra Señora

El Caballero De Nuestra Señora

Año: 6 Numero 106 22 de Junio del año del Señor 2006

«Si Hay Que Decidir Entre Mi Vida Y La Del Niño, No Dudéis; Elegid -Lo Exijo- La Suya. Salvadlo» * Santa Gianna Beretta

ORACIÓN A LA LUZ

Señor: yo sé que en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos en la altura.

Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río:

por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
por llegar a Ti se hizo soneto.

José María Pemá

Sumario

Editorial

Busquemos la Jugada para Sacar A Los Matrimonios

Del «Jaque» Del Mundo

Pág. III

Como Se Ha De Comulgar

San Francisco de Sales

Pág. VI

Crónica De La Fiesta Del Bicentenario De San José De Flores

Marcelo Grecco

Pág. VII

La Importancia Del Padre Fabro

En La Búsqueda De Un Tomismo Esencial

Mons. Hector Aguer

Pág. IX

Proyecto De Ley De Educación Nacional –

Reacción De Docentes Católicos De San Rafael

Pág. XIV

Mensaje Del Cardenal Sodano, En Nombre Del Papa, A La Organización De Estados Americanos

Pág. XVI

REVISTA

“El Caballero De Nuestra Señora”

Fundada Por El Padre Carlos Alberto Lojoya

En El Año 1984,

Como Boletín Parroquial De

Nuestra Señora De La Visitación De Buenos Aires.

Reeditada el 4 de Agosto de 2000

Por Correo Electrónico

Para Continuar Difundiendo

Lo Bello, Lo Bueno Y Lo Verdadero

Para Mayor Gloria De Dios

Y Salvación De Las Almas.

Director y Responsable:

Marcelo E. Grecco

E-mail: c_senora@yahoo.com

Editorial:

Busquemos la Jugada para Sacar A Los Matrimonios

Del «Jaque» Del Mundo

En adhesión al Encuentro de las familias

con el Papa en Valencia

Nos ha tocado vivir en un mundo donde el egoísmo es idolatrado, donde el consumismo rige nuestras vidas, donde el materialismo niega la dignidad de la persona humana, reduciendo su ser trascendente a un horizontalismo que apabulla al hombre y lo destruye.

En este contexto, en el que Dios nos ha elegido nacer y en el cual nos ha dado la responsabilidad de ser luz y sal para nuestros hermanos, no podemos dejar de pensar a quienes son llamados a ser imagen del amor de Dios para sus hijos. No podemos dejar de pensar en los esposos que hoy se ven jaqueados por todos lados y, a veces, parecería que la encerrona del mundo es ya un «jaque mate» al amor esponsal, un «jaque mate» a la familia. Todo parece indicarnos que debemos tirar al rey. Sin embargo, nuestra Fe no nos deja desesperarnos, por el contrario nos llama a reconocer los males que nos aquejan y hacerles frente, nos llama a buscar la jugada correcta para salir del «jaque» y ganar la partida al mundo, nos llama a «navegar mar adentro»

Pero no son nuestras débiles fuerzas que lo harán posible, sino la Gracia de Dios que no deja de dispensarse en los Sacramentos y el auxilio del Magisterio de la Iglesia que no cesa de iluminar con la Luz de la Verdad que le ha sido revelada y confiada a su custodia.

Dijimos que el egoísmo hoy es idolatrado por el mundo y se pregona este egoísmo como una única solución a la vida personal: «para vivir feliz, para realizarse en la vida hay que ser egoista», parece decir a los cuatro vientos el mundo, aunque a veces lo diga de manera solapada y subliminal. Que no nos confundan porque muchas veces cuando se pregona que hay que «darse sus tiempos», «que es necesario cada uno salga solo», no se presenta como una forma de generosidad hacia el cónyuge, sino como un acto de egoísmo en el cual yo «permito» para obtener una ganancia mayor, en el dar para recibir, dar con el solo objetivo de mi propia satisfacción y no como una idea de valoración del otro. Valorar al otro implica mucho mas que darse un lugar para hacer lo que se quiere, es tener un lugar en común donde estén incluidos los proyectos personales, en tanto estos no sean obstáculos para el amor esponsal y para la vida de la familia, porque entonces no es posible el proyecto común, el matrimonio.

El amor es entrega, es renuncia, es Cruz. Dios que es Amor se hizo hombre, sin dejar de ser Dios, y murió por nosotros en la Cruz. Los esposos se entregan el uno al otro para no ser ya dos sino uno y en esa unidad darse a Dios y ser en el mundo imagen de su amor Divino. La fuente del amor de los esposos es el Amor, que es Cristo, en El se funde el amor humano de los esposos y este a su vez engendra en sus frutos el amor de Dios. El fruto de su amor son los hijos, que en algunos casos ni siquiera son de la carne sino del corazón. Ciertamente cuando Dios no da los hijos de la carne no les faltarán oportunidades, a los esposos, para engendrar el amor de Dios en algún ser y poder manifestar la Paternidad de Dios en hijos espirituales. Porque ser imagen de la Paternidad / Maternidad de Dios en el ejercicio de la paternidad / maternidad espiritual, es el fin propio de la familia. No solo engendrar según la carne, sino también según el Espíritu en el Amor que es Cristo.

Por esto hoy afirmamos nuevamente con fuerza «No hay lugar para el egoísmo en el amor, si hay egoísmo no existe el amor»1.

Atenta contra la familia el consumismo y el materialismo que vivimos. El consumismo crea necesidades donde no las hay. Necesidades que no son imprescindibles para la subsistencia pero que toman un relieve que las hacen casi imprescindibles. La sociedad que nos rodea nos exige lo que verdaderamente no necesitamos. La satisfacción de estas necesidades no siempre es posible en un contexto social donde la situación económica es sumamente difícil y muchas veces es realmente agobiante. Necesidades que no son tales, pero llevados por una corriente que arrastra nos dedicamos casi todo el tiempo a la búsqueda de los medios posibles para satisfacerlas. Gastamos nuestro tiempo consiguiendo dinero para adquirir cosas que luego casi no disfrutamos, porque el mercado ya ha sacado algo más nuevo, más novedoso y más caro. Y, entonces, volvemos a girar en la misma rueda evitar ser excluidos de la sociedad: «¿Cómo no lo tenés?». Subimos una y otra vez en la montaña rusa sin que nos quede tiempo para la familia, para el amor.

Pero no solo muchos esposos trabajan ambos para cubrir estas necesidades que no son tales, sino que hay millones que deben hacerlo para cubrir las necesidades básicas. Ambos esposos se zambullen en un mundo del trabajo cada vez más exigente y difícil, un mundo cada vez mas despersonalizado, un mundo donde las personas son meros recursos, un mundo que ocupa casi todo el tiempo de sus vidas, manteniendo a los esposos separados durante muchas horas, horas que millones se dedican a generar ganancias para unos pocos, ganancias que serían justas si aquellas personas que le ayudan a ganarlas fueran tratados como lo que son y tuvieran una vida mas digna. Un mundo que exige una actualización permanente y por tanto cursos, postgrados que permitan mantenerlos en la carrera alocada para poder subsistir. Esta búsqueda de la subsistencia atenta contra la familia y el amor esponsal, como también lo afecta la «calamidad social»2 del desempleo. Por ello si los esfuerzos de la economía se dedicaran seriamente a buscar la cura de esta “lacra vergonzosa” ha de detener también la miseria en virtud de que el poder adquisitivo de la gente será suficiente para poder absorber la producción que hecha al mercado también continuo y por tanto “la estabilidad habrá sido devuelta a millones de familias humanas; las economías coloniales y semicoloniales humilladas y postradas por las metrópolis mundiales, habrán cobrado vida propia.”.3

Como vemos toda esta situación agobiante en la que están los esposos, provoca stress, provoca mal carácter, provoca roces que muchas veces terminan lesionando la unión, cuando esta no es encarada como se debe. Pero fundamentalmente provoca la separación y es como un chorro de agua que pretende apagar el fuego del amor

Hay además un mundo que llama a consumir la infidelidad, hoy esta de moda la infidelidad. Por el egoísmo y el materialismo propuesto desde todos los ambientes, jóvenes (y no tan jóvenes) esposos son acechados por infinidad de opciones para ser infieles. Digámoslo sin miedo y llamando a las cosas por su nombre esta de modo el adulterio. Y como cuando hablábamos del consumismo, en esto también hay una presión social que manda al adulterio, recordando que en esto también hay un gran negocio de muchos.

Hoy mas que nunca se deben, entonces, poner los medios para que el espíritu pueda vencer la debilidad de la carne, para que el amor sea capaz de vencer al egoísmo. Hoy cuando hay miles de familias destruidas y otras tantas en camino a su autodestrucción, la Iglesia tiene la obligación de reforzar la enseñanza y la catequesis sin tener miedo de afirmar la verdad. Tiene la obligación de acompañar a los esposos con una pastoral seria, fiel y firme de la familia, pastoral que debe comenzar en el noviazgo y que sobretodo debe aprovechar las pocas oportunidades que dan aquellos que todavía pasan por la Iglesia para casarse. En este sentido los Obispos y los Párrocos no deberían descuidar este tema y han de velar para que las charlas prematrimoniales sean fieles al Magisterio de la Iglesia.

Es necesario reforzar los esfuerzos en la catequesis familiar y el apostolado con las familias; como también prestar atención a la catequesis de los niños y jóvenes que pasan por nuestras parroquias, en la catequesis de primeras nociones o en los grupos parroquiales, muchos de los cuales no vienen de familias con fe sólida y muchos otros vienen de hogares destruidos. No tenemos que tener miedo de enseñar la verdad, aunque ella se oponga al acontecer que rodea a los niños. Hoy parece que el camino evangelizador de los hogares deba ser encarado por hijos. Son ellos los que han de llevar la fe a los Padres. Además si queremos recuperar la familia que es la célula de la sociedad no cabe duda que debemos comenzar a sembrar en los niños las profundas raíces del amor de Dios. Es hora de formar futuros mártires del matrimonio, esposos que sepan «navegar mar adentro»

Pero ¡no desesperen esposos! Hay formas de salir victoriosos en esta partida difícil que nos toca vivir. A pesar de no estar casado, sé lo difícil que se hace ser fiel a su entrega, y que se hace, entonces necesario recordad que son los sacramentos la fuente de la Gracia, que nos sostiene. No dejen de recibir el Sacramento de la Penitencia y estén siempre prestos para recibir la Eucaristía, fuente del Amor, de Aquel que dio su vida en la Cruz por nosotros, de su costado abierto por la lanza nos llega este sacramento de amor. Fórmense en el Magisterio de la Iglesia, especialmente el Catecismo y la palabra de los Papas, me atrevo a recomendarles las dos encíclicas claves para los esposos «Humane Vitae» y «Evangelium Vitae». Y por sobretodo no olviden la oración en familia: porque solo «la familia que reza unida permanece unida».

Juguemos la partida, pues, de tal manera que las familias, unidas en Cristo, puedan dar el «jaque mate» al mundo.

Supla la Gracia la deficiencia de la pluma.

Marcelo Eduardo Grecco

Versailles, junto a la Virgen de la Salud

10 de Junio de 2006

Fiesta de la Santísima Trinidad

PEDIDO

Estamos necesitando si alguno de nuestros lectores tiene en formato electrónico el numero 42 de nuestra revista que por problemas técnicos hemos perdido. En caso de tenerlo enviarlo a c_senora@yahoo.com Desde ya muchas gracias.

La Redacción

Como Se Ha De Comulgar

San Francisco de Sales1

La noche anterior, comienza a prepararte para la Sagrada Comunión, con muchas aspiraciones y deseos amorosos, y acuéstate a la hora conveniente, para que puedas levantarte temprano. Y, si, durante la noche te despiertas, llena enseguida tu corazón o tu boca de palabras olorosas, con las cuales sea tu alma perfumada para recibir al Esposo, el cual, en vela, mientras tú duermes, se prepara para traerte mil gracias y favores, si tú, por tu parte, estás en disposición de recibirlos. Por la mañana, levántate con gran alegría, por la bienaventuranza que esperas, y una vez confesada, ve con gran confianza, mas también con gran humildad, a recibir este pan celestial, que te alimenta para la inmortalidad. Y, después que hubieres dicho estas palabras: «Señor, yo no soy digna», no muevas más la cabeza ni los labios, ni para rezar ni para suspirar, sino que, abriendo con suavidad la boca y levantando lo necesario la cabeza, para que el sacerdote pueda ver lo que hace, recibe, llena de fe, de esperanza y de caridad, a Aquel, en el cual, por el cual y para el cual, crees, esperas y amas. ¡Oh Filotea! imagínate que, así como la abeja, después de haber chupado de las flores el rocío del cielo y el néctar más exquisito de la tierra, y, después de haberlo convertido en miel, lo lleva a su panal, de la misma manera, el sacerdote, después de haber tomado del altar el Salvador del mundo, verdadero Hijo de Dios, que, como rocío, desciende del cielo, y verdadero Hijo de la Virgen, que, corno una flor, ha brotado de la tierra de nuestra humanidad, lo pone, como manjar de suavidad, en tu boca y en tu corazón. Una vez lo hayas recibido, mueve tu corazón a rendir homenaje a este Rey Salvador; habla con Él de tus interioridades, contémplalo dentro de ti, donde ha entrado para tu felicidad; finalmente, hazle tan buena acogida como puedas y pórtate de manera que, en todos los actos, se conozca que Dios está en ti.

Pero, cuando no puedas tener el gozo de comulgar realmente en la santa Misa, comulga, a lo menos, de corazón y en espíritu, uniéndote, con fervoroso deseo, a esta carne vivificadora del Salvador.

Tu gran anhelo, en la comunión, ha de ser avanzar, robustecerte y consolarte en el amor de Dios, ya que por amor, debes recibir al que, sólo por amor, se da a ti. No, el Salvador no puede ser considerado en una acción ni más amorosa ni más tierna que ésta, en la cual podemos afirmar que se anonada y convierte en manjar, para penetrar en nuestras almas y unirse íntimamente al corazón y al cuerpo de sus fieles.

Si los mundanos te preguntan por qué comulgas con tanta frecuencia, diles que lo haces para aprender a amar a Dios, para purificarte de tus imperfecciones, para consolarte en sus aflicciones, para apoyarte en tus debilidades. Diles que son dos las clases de personas que han de comulgar con frecuencia: las perfectas, porque, estando bien dispuestas, faltarían, si no se acercasen al manantial y a la fuente de perfección, y las imperfectas, precisamente para que puedan aspirar a ella; las fuertes, para no enflaquecer, y las débiles, para robustecerse; las enfermas, para sanar, y las que gozan de salud, para no caer enfermas; y tú, como imperfecta, débil y enferma, tienes necesidad de unirte, con frecuencia, con tu perfección, con tu fuerza y con tu médico. Diles que los que no están muy atareados han de comulgar con frecuencia, porque tienen tiempo para ello, y que los que tienen mucho trabajo también, porque lo necesitan, pues los que trabajan mucho y andan cargados de penas, han de tomar manjares sólidos y frecuentes. Diles que recibes el Santísimo Sacramento para aprender a recibirlo bien, porque no se hace bien lo que no se hace con frecuencia.

Filotea, comulga mucho, tanto cuanto puedas, con el parecer de tu padre espiritual; y, créeme, las liebres de nuestras montañas, en invierno, se vuelven blancas porque no ven ni comen más que nieve; y tú, a fuerza de adorar y comer la belleza, la bondad y la pureza misma, en este divino Sacramento, llegarás a ser toda hermosa, toda buena y toda pura.

Crónica De La Fiesta Del Bicentenario De San José De Flores

Marcelo Grecco

La Parroquia de San José de Flores cumplía su bicentenario y con ella el barrio que había nacido bajo su amparo, el barrio de Flores. Era a su vez la fiesta de Nuestra Señora de la Visitación y teníamos cuatro importantes razones para estar allí.

La primera era el cariño y el afecto que en lo personal tengo a esa Parroquia, como fundamentalmente mi devoción al Santo Patrono, devoción que los Santos Pastores que he conocido a lo largo de mi vida me han inculcado.

La segunda tiene, al momento de escribir esta pequeña crónica, una particularisima connotación. Desde hace un tiempo cada fiesta de esta querida Parroquia, cada procesión que participaba, no lo hacia solo en mi nombre, sino también en el de mi padrino, José Zaiden, que nunca falto a no ser que la salud no lo dejara y cuya devoción al santo ciertamente también influyo en mi vida. Ese día él no podía estar porque la enfermedad lo tenía postrado ya sin caminar, fui, también, en su nombre, entonces. Hoy estoy seguro que cada vez que vaya, iré en su nombre o mejor aún iré con é, porque el viernes 9 de Junio, Dios le ha quitado todo impedimento para asistir. Ahora iremos juntos, yo todavía con mi pobre cuerpo mortal él acompañándome desde el Cielo.

La tercera es por mi pertenencia a la «comunidad errante» de la Visitación, ciertamente es San José de Flores cobijo para las Piedras vivas de aquella comunidad.

La última es como editor y director de «El Caballero de Nuestra Señora» que fundará el Padre Lojoya. Porque era mucho el amor que este santo sacerdote tenía a aquella comunidad y nos consta que es mucho el amor de algunos miembros de la comunidad hacia él. Porque quien ha dejado mucho en su corto paso por la Parroquia. Por todo esto era necesario la cobertura de tan sobresaliente acontecimiento.

Mi mente estaba pensando en la cantidad de almas santificadas en esos confesionarios, la enorme cantidad de jóvenes que a lo largo de estos doscientos años han sido guiados por los Pastores para descubrir su vocación, cuando el bello aroma del incienso comenzó a impregnar cada rincón de la Basílica, con aquel aroma parecía subir cada acción de gracias, cada petición que traía cada uno de la gran cantidad de fieles que estaban presente.

Recordamos en el querido Padre Lojoya y aquel ramillete de jóvenes, hoy Sacerdotes, que en aquella Basílica encontraron la guía certera del Buen Pastor. También recordamos aquellas palabras de un feligrés de la Parroquia cuando nos decía que por aquella comunidad habían pasado muchos curas santos. ¡Dios conceda a aquella comunidad la gracia de la Santidad Sacerdotal y la fecundidad espiritual, sobretodo en vocaciones Sacerdotales y Religiosas!

Estábamos en estos pensamientos cuando sonó el timbre anunciando el inicio puntual de la celebración. Las voces del coro, que demostró que cuando se quiere se pueden hacer las cosas bien, invadieron la inmensidad del Templo y elevaron nuestras almas, predisponiéndolas a una celebración de los misterios del amor de Dios.

La Cruz presidía la procesión de entrada, seguida por los acólitos, una importante cantidad de Sacerdotes tres Obispos, Mons. Rodriguez Melgarejo Obispo de San Martín, Mons. Marino auxiliar de La Plata, Mons. Mario Poli auxiliar de Bs. As. Vicario de Flores. Cerraba la procesión el Sr. Nuncio Apostólico Mons. Bernardini que presidía la celebración.

Al son del himno «Salve José Glorioso» y saludado con pañuelos y ¡Vivas! Ingreso, luego de los «Ritos iniciales» una replica de la original imagen de San José, que iba a ser bendecida por el representante del Papa.

Homilía

En la homilía Mons. Bernardini marco que la ocasión del jubileo Parroquial era la oportunidad para «realizar un agradecimiento y un propósito». Es «un parar en la vida espiritual para continuar con más fuerza», afirmo.

Tomo luego el Evangelio del día en que se contemplaba el misterio de la Visitación y comenzó a guiarnos en una contemplación de la Madre de Dios yendo por «caminos intransitables» con pasos de «conocimiento», de «decisión», de «coraje» y de «alegría», la alegría del anuncio recibido y que «no podía callar». Al contemplar a María, nos indicaba el Obispo, vemos la «representación gráfica del Bautizado, del alma colmada de Dios y que quiere anunciarla», porque «Dios no puede callarse».

María tenía a Dios dentro suyo, Él tomaba tomaba su carne para hacerse hombre, «es la criatura llena de Dios». Ella había recibido a Dios de la misma manera que aquella comunidad de Flores habían recibido la Palabra de Dios, por eso, como María portaba al Redentor, esta comunidad es «portadora de la Palabra de Dios a imagen de María, (...) portadores del mismo mensaje de quienes los han precedido».

Ciertamente todos los bautizados hemos recibido la misión de anunciar la Palabra de Dios y por tanto si nos queremos llamar «cristianos» y más aún «católicos», «tenemos que aceptarla» y llevarla adelante. «El mundo que nos rodea tiene necesidad de Dios, solo basta ver a nuestro alrededor».

El representante del Papa hizo una lectura actual de la parábola del Buen Pastor y marco que si Jesucristo planteo el problema de una oveja perdida y noventa y nueve en el corral, hoy hay «noventa y nueve extraviadas y una en el corral» y muchas veces los pastores se quedan cuidando a aquella que esta en el redil sin «ir a buscar a las noventa y nueve» que están fuera. Esto, dijo Monseñor Bernardini, «esteriliza la acción misionera de la Iglesia».

Además, para el Obispo, el problema reside en que muchas de esas noventa y nueve «son bautizadas pero sin ser cristianas», el gran desafío de nuestros días es trabajar para «hacer comunidades cristianas en un mundo de Bautizados», el desafío es «reavivar la fe», en almas que la han recibido.

Se pregunto Monseñor Bernardini, ¿cómo debe ser nuestra misión? ¿Cómo es nuestro ritmo misionero? ¿Es como el de María que «llega rápidamente a visitar a Isabel? ¿Nuestro ritmo es «vivaz o arrastrado, seguro o tímido»? María nos marca el ritmo con su caminar hacia la casa de Isabel, pero también nos muestra que para que ese ritmo pueda imitar al suyo es indispensable que «el mensaje salga de adentro» porque «sino vivimos esta vida no podemos anunciarla»

El Sr. Nuncio termino diciendo que los «caminos son intransitables», que ir a anunciar a Jesús implica riesgo, «la vida es riesgo, (...) un camino difícil», «la vida es la cruz», manifestó con fuerza Monseñor Bernardini. Pero a pesar de esto o justamente por esto es necesario, imprescindible «ponerse en camino (...) como lo ha hecho María» sin «dejarse distraer». Hay que «ir adelante» anunciar sin descanso la Buena Noticia, que hemos recibido.

Acción de Gracias

El Sr. Cura Párroco Pbro. Martín Bustamante, dio los agradecimientos de rigor y dijo que esperaba como gracia del Bicentenario la «transformación» del barrio y «para nosotros -afirmo el cura párroco- esa transformación es Jesús». Es, entonces el tiempo para trabajar para que en Flores «se respire a Dios».

Luego de la Santa Misa en el atrio se escucharon los acordes de la banda y al compás de ellos se lanzaban los fuegos artificiales que iluminaban el cielo de Flores.

Dios conceda a esta comunidad muchos frutos de evangelización y que sin distraerse salga presurosa al encuentro de tantas ovejas perdidas y que sea siempre guiada por santos pastores. Este es el ruego de todos los que hacemos «El Caballero de Nuestra Señora»

La Importancia Del Padre Fabro En La Búsqueda De Un Tomismo Esencial

Discurso ingural del Sr. Arzobispo de La Plata Mons. Hector Aguer en la Jornada de homenaje a Cornelio Fabro.

Universidad Católica Argentina, 26 de mayo de 2006.

He aceptado gustosamente abrir esta jornada de homenaje al Padre Cornelio Fabro para conmemorar el centenario de su nacimiento. Quiero atribuir a mi intervención el carácter de un reconocimiento personal; aun sin haber sido su alumno, el estudio de sus obras resultó decisivo en mi formación intelectual. Recuerdo vívidamente, y con un dejo de nostalgia, la pasión filosófica con la que en aquellos años juveniles me entregaba a la lectura, la cavilación y la controversia sobre las grandes cuestiones de la metafísica y las diversas interpretaciones de la obra de Santo Tomás.

Durante muchos años se usó ampliamente en la Facultad de Filosofía de esta Universidad la traducción que hice –junto con un grupo de compañeros del seminario de Buenos Aires– del Curso de Metafísica que contenía las clases dictadas por el P. Fabro en la Pontificia Universidad “De Propaganda Fide” en 1948. Lo que yo escribía hace más o menos cuarenta años en el prólogo de esa publicación, impresa ad usum privatum, reflejaba mi propia experiencia: La traducción que presentamos –decía– ha de ser utilísima para todo aquel que quiera penetrar en la reflexión sobre el ser: introduce a la metafísica de Santo Tomás abriendo inmensos panoramas, mucho más allá de los manuales corrientes.

En esta jornada se abordarán dos temas esenciales del pensamiento de Fabro: la participación y la libertad, en los que resalta la originalidad de su aporte a la interpretación del tomismo, y también las premisas filosóficas de la crítica fabriana al totalitarismo y al nihilismo. Así se cubrirá adecuadamente el plexo desarrollado por el ilustre filósofo en el ámbito del pensamiento cristiano del siglo XX. Por mi parte, me pareció oportuno retomar la proposición, avanzada por el P. Fabro, de un “tomismo esencial” como un rasgo característico de su obra; proposición renovadora, que habrá de perdurar en la historia de la “filosofía perenne”. Me remito, a este propósito, al artículo publicado en Aquinas en 1965 e incluido luego en Tomismo e pensiero moderno1.

La propuesta de un “tomismo esencial” toma origen, en la intención de Fabro, tanto de su comprensión de las reiteradas declaraciones del supremo magisterio de la Iglesia sobre la autoridad de Santo Tomás, cuanto de su juicio sobre la crisis del pensamiento de los últimos siglos y el fracaso en la búsqueda del fundamento, tarea a la que finalmente han renunciado los epígonos más recientes de la filosofía moderna.

Nuestro autor ha explorado con erudición y profundidad el itinerario del pensamiento occidental y ha señalado la crisis de la filosofía moderna como una crisis esencial del pensamiento en cuanto tal; se detuvo sobre todo en indicar el cogito cartesiano, pretendido comienzo absoluto, como la instancia desencadenante de un proceso de “nadificación” radical del ser. La conciencia, vaciada de todo contenido y reducida al estado de capacidad vacía, determina finalmente una incapacidad de vincular el hombre a lo real, con la consiguiente frustración de la vida del espíritu.

En Hegel se contempla la reducción del ser a ser de conciencia; en virtud del principio de inmanencia el ser es tratado como “acto de conciencia”. De aquí –escribía Fabro en Tomismo e pensiero moderno– la némesis irreparable de la “muerte de la filosofía” en la antropología de las más diversas tendencias, declarada inmediatamente después de la muerte de Hegel y celebrada abiertamente en nuestros días2. La gran aporía consiste en que la búsqueda de un comienzo absoluto del filosofar lleve al vaciamiento del ser, a la exhibición de un ser vacío como inicio del pensar. Fabro observa que la pertinente cuestión planteada por Heidegger acerca del ser del ente y por tanto acerca de la relación constitutiva entre ser y pensamiento, queda sin respuesta; después de los últimos desarrollos del cogito, en la filosofía contemporánea no se sabe más qué significa el pensar.

Heidegger registró el olvido u ocultamiento del ser producido en el pensamiento de occidente y excluye en parte a Aristóteles con su noción de enérgeia, pero se remite más bien a los presocráticos; no pudo reconocer que la excepción en el proceso de caída del ser como esencia y de la metafísica esencialista se encuentra en Santo Tomás, cuya filosofía no se basa en el devenir de la esencia sino en el actus essendi, y que éste se ubica en las antípodas de la existencia concebida como pura actualidad. Santo Tomás, partiendo de la afirmación aristotélica del acto (enérgeia) anterior a la potencia, llega a la afirmación del esse como acto originario, distinto de la esencia. Es claro que el formalismo abstracto de la escolástica posterior y las derivaciones esencialistas en la misma Escuela tomista bloqueó este desarrollo original de la perspectiva aristotélica; semejante confusión impone la tarea de recuperación de un “tomismo esencial” en el que se descubra y se profundice la auténtica posición del Doctor Angélico acerca del punto de partida, expresada con una cita aviceniana en el primer artículo de la primera cuestión De Veritate: illud autem quod primo intellectus concipit quasi notissimum... est ens.

La segunda incitación a la búsqueda de un “tomismo esencial” se encuentra en la reiterada recomendación que la Iglesia, por medio de su magisterio supremo, ha hecho de la filosofía y la teología de Santo Tomás. Baste recordar brevemente los jalones fijados, a partir de la restauración tomista emprendida programáticamente por León XIII, con la Encíclica Aeterni Patris, por los pontífices que le sucedieron. San Pío X se empeñó en que lo prescripto por su predecesor fuera cabalmente observado; Benedicto XV llegó a declarar que la Iglesia hizo suya la doctrina de Santo Tomás e incluyó al respecto una ley en el Código de Derecho Canónico que promulgó en 1917; súmense la Constitución Deus scientiarum Dominus y la Encíclica Studiorum ducem de Pío XI, los numerosos discursos de Pío XII y Juan XXIII, la recomendación incluída en dos documentos conciliares, la obra de Pablo VI, especialmente la Carta Lumen Ecclesiae y la más reciente Fides et Ratio de Juan Pablo II.

No es ésta la ocasión para detenernos en el clásico capítulo sobre la autoridad doctrinal, en el sentido científico y canónico, de Santo Tomás. Sólo quiero señalar que Fabro interpreta estos datos de la tradición eclesial como un llamado continuo a un “tomismo esencial”; lo advierte así al percibir que la elección de la Iglesia recae sobre el tomismo en cuanto forma de pensamiento universal. Cita al respecto una carta de Pablo VI al Maestro General de la Orden de Predicadores del 7 de marzo de 1964, en la que el Papa expone esa universalidad del pensamiento tomasiano: En realidad –escribe el pontífice– en las obras del Aquinate se halla un compendio de las verdades universales y fundamentales; expresado en la forma más clara y persuasiva. Por eso su doctrina constituye un tesoro de inestimable valor, no sólo para la familia religiosa de la cual es la más grande lumbrera, sino para la Iglesia entera y para todos los espíritus ávidos de verdad. No sin razón ha sido saludado como “homo omnium horarum”. Su saber filosófico, reflejando las esencias de las cosas realmente existentes, en su cierta e inmutable verdad, no es medieval, ni propia de un determinado pueblo, sino que atraviesa los tiempos y los espacios, y por tanto no es menos válido para toda la humanidad en nuestros días. En términos semejantes se expresó diez años más tarde el mismo Pablo VI en Lumen Ecclesiae.

Lejos de favorecer la instalación en un cómodo “oficialismo”, la aprobación de la Iglesia, y sobre todo su continuidad y actualización en la coyuntura actual de la filosofía, implica según Fabro la fijación de una meta muy elevada: profundizar las posiciones teoréticas fundamentales de la doctrina tomista como expresión de las exigencias universales de la razón humana válidas para todos los tiempos y para cualquier tipo de civilización, particularmente aptas para evitar los errores del pensamiento moderno y para responder a las legítimas instancias de la cultura actual. No se trata, por tanto, de dar un salto hacia atrás, sino de reencontrar el hilo continuo de la tradición del espíritu para dar satisfacción a las inquietudes del hombre contemporáneo, que no encuentran respuesta en una cultura atomizada, que ha perdido la vinculación con el auténtico fundamento de sentido. Es importante señalar que Fabro propone distinguir netamente la filosofía moderna y el pensamiento moderno en general. La primera, enredada en la dialéctica rigurosa del principio de inmanencia ha consentido la abolición del problema de la verdad. En cambio, en las investigaciones históricas, estéticas, hermenéuticas, pedagógicas y científicas de todos los campos, se han verificado efectivos progresos que suponen una valoración del mundo objetivo secuestrado por la filosofía de la inmanencia. Se trata, en este caso, de contacto, indagación y descripción de la realidad, con inmensa apertura en el mundo de la experiencia.

¿En qué consiste, pues, la esencialidad a descubrir y a desarrollar en el tomismo? Esencialidad significa intensidad de problemática, profundización de principios y clarificación de las diferencias, tanto respecto de la dialéctica moderna de la inmanencia como respecto de la escolástica formalista. Nuestro autor precisa: la primera, en su principio inspirador, que es la subjetividad trascendental, ha llevado la filosofía a la muerte, precipitándola en el infierno del activismo puro, o sea de la nada; la segunda ha preparado y provocado con su vaciedad y carencia especulativa el adviento del pensamiento moderno3.

Fabro señala tres rasgos característicos de un “tomismo esencial”.

1. Trasciende cualquier sistema cerrado o figura histórica particular, incluso aquella misma de Santo Tomás en los puntos en que se halla ligada a los límites de la cultura de su tiempo. Con mayor razón debe superar los límites históricos del “sistema” de la Escuela tomista, en la medida en que haya desplazado o desenfocado el centro del pensamiento originario del Doctor Angélico. En Partecipazione e causalità Fabro dedica una sección a desarrollar el ofuscamiento del esse en la escuela tomista, verificado desde el comienzo mediante el abandono de la terminología originaria, propia de Tomás, y la asunción de la terminología de sus adversarios; fue un caso temprano de involución semántica. Siguieron las incertidumbres de los siglos XV y XVI especialmente acerca de la distinción real de esencia y esse, y el retroceso avicenizante de los discípulos de Alberto Magno, en los que se anticipa el formalismo de la escolástica posterior.

2. Le compete a un “tomismo esencial” insertarse en la problemática de la cultura moderna y sobre todo interpretar desde dentro las instancias nuevas de la libertad. Este propósito significa que se ha de brindar una consideración mayor a la subjetividad constitutiva, como característica fundamental de la vida del espíritu; la concepción tomista del sujeto espiritual, que es imagen de Dios precisamente por ser arbitrio liberum et per se potestativum... suorum operum principium, quasi liberum arbitrium habens et suorum operum potestatem4 puede ser punto de partida de una nueva propuesta de la vocación a la libertad en la obediencia al Absoluto, como alternativa a la subjetividad trascendental, negativa y negativizante de la filosofía moderna. El planteo fabriano corresponde a la aspiración expresada por Pablo VI en la Carta Lumen Ecclesiae cuando habla sobre la fidelidad que han de guardar los actuales discípulos de Tomás de Aquino: es preciso, no sólo proponerse hacer lo que él hizo en su época, aunque utilizando los medios que nos ofrece nuestro tiempo, sino también aceptar sus principios. De esta manera –señala el pontífice– el pensamiento del Doctor Angélico, cotejado con las aportaciones siempre nuevas de las ciencias profanas, experimentará, en virtud de una especie de fecundación mutua, una nueva primavera de vitalidad y lozanía. Y cita a continuación un párrafo del Cardenal Charles Journet: El mejor modo de honrar a Santo Tomás es ahondar en la verdad a la que él sirvió y, en la medida de lo posible, demostrar su capacidad para incorporar los descubrimientos que, con el paso del tiempo, el ingenio humano logra realizar5.

Habría que mencionar aquí la amplitud extraordinaria de la obra de Fabro como actualización y aplicación del pensamiento tomista: sus estudios científicos, literarios y de historia de la espiritualidad, la crítica de los grandes pensadores modernos, sobre todo de los grandes y desiguales antagonistas Hegel y Kierkegaard, la monumental Introduzione all’ateismo moderno, sus aportes a la teoría de la libertad y las extensiones al ámbito de los estudios teológicos y políticos.

3. En este punto, la propuesta de Cornelio Fabro apunta a la cuestión metafísica fundamental. El “tomismo esencial” ha de imponerse como tarea profundizar el problema del comienzo del pensamiento mediante la aprehensión originaria del ens; la contemplación metafísica debe encaminarse resueltamente hacia el interior de la dialéctica esencia–acto de ser. El ens es el primum cognitum que se presenta en la confluencia de todas las funciones de conciencia, cognoscitivas y tendenciales, sensibles y espirituales, sustenta la intuición sensible y la abstracción intelectiva. El esse, es decir, el actus essendi participado es el acto primero en el plano predicamental y trascendental; en la referencia al esse adquiere sentido definitivo y locus theoreticus propio todo problema filosófico. En esta referencia halla respuesta la requisitoria de Heidegger, y se resuelve la aporía de la filosofía moderna, encerrada en la dialéctica de la inmanencia, porque en esta resolución el ens remite al esse, acto de todo acto, y el esse participado al Esse per essentiam, al Ipsum Esse per se subsistens, causa primera de todo lo que existe.

El plexo metafísico del “tomismo esencial” encuentra una formulación precisa en las 35 nuevas tesis propuestas por Fabro en su “Introducción a Santo Tomás” de 1983 como actualización, relectura y profundización de las famosas 24, aprobadas en tiempo de San Pío X6. En ellas se refleja la originalidad de la metafísica de Santo Tomás de Aquino y la centralidad de la noción metafísica de participación.

Deseo esbozar ahora una última consideración acerca del estudio de las fuentes de Santo Tomás. La clásica alternativa aristotelismo-platonismo para caracterizar por una u otra de las dos fuentes la obra del Doctor Angélico en lo que hace a sus opciones especulativas fundamentales, es impropia si se pretende dar cuenta de la originalidad del pensamiento tomista. En realidad, la mencionada alternativa ha sido superada por el descubrimiento y el estudio de otras influencias.

Es evidente la adhesión del Aquinate al realismo aristotélico en cuanto a la orientación teorética fundamental: contenido de la realidad del ser y método para expresarlo en la definición de la verdad. Pero desde el comienzo de su carrera va introduciendo principios, tesis y procesos metodológicos de derivación platónica, o más exactamente neoplatónica. Santo Tomás conocía a Platón sobre todo a través de Aristóteles y de San Agustín, pero el obispo de Hipona le transmitía, en realidad un Platón de cuño plotiniano. Otra fuente neoplatónica, pero teológica, es el Pseudo Dionisio, que influye hondamente en las cuestiones más arduas de la metafísica: la doctrina de los trascendentales, la analogía, el conocimiento de Dios y el problema del mal.

Actualmente se puede asimismo reconocer con ponderación el aporte de Avicena, de quien toma la distinción real de esencia y esse en las creaturas, que el Angélico elaboró mediante el descubrimiento de la emergencia del acto de ser; en la metafísica aristotélica del acto insertó la noción de participación para afirmar la total dependencia de la creatura respecto del Creador. Este paso le permitió integrar el concepto aristotélico de causalidad como proceso de alteridad y distinción con el platónico de presencia y semejanza. Aunque el influjo aviceniano disminuye considerablemente en las obras de madurez, se debe destacar su aporte en puntos cruciales de la metafísica tomista.

Fabro subraya también la importancia del comentario de Santo Tomás al Liber de Causis, cuya identidad neoplatónica llegó a reconocer, como así también el papel desempeñado por Boecio en cuanto a operar un acuerdo entre Platón y Aristóteles. El autor de la Consolación había ya sugerido esa síntesis, que por otra parte se fue verificando como un elemento constante en la elaboración del pensamiento y la cultura europea. Si de acuerdo o síntesis puede hablarse en el caso de Santo Tomás, esa operación no tiene nada de sincrética, sino que ha de identificarse como una superación de las dos posturas en la originalidad del pensamiento tomista. El desarrollo futuro de un “tomismo esencial” no puede obviar la continuación de una crítica de las fuentes bíblicas, patrísticas, filosóficas y teológicas de las cuales bebió el Doctor Angélico, así como tampoco puede prescindir de la confrontación dialógica con el pensamiento moderno y con las inciertas aventuras de la filosofía del siglo XXI. Será igualmente misión suya atisbar las inquietudes y angustias del espíritu contemporáneo.

Concluyo este discurso introductorio expresando una aspiración. El estudio de la vastísima obra de Cornelio Fabro puede animar un nuevo ciclo en la historia del tomismo en la Argentina. Especialmente en esta Universidad Católica, donde el pensamiento de Santo Tomás ha sido transmitido desde sus inicios, Fabro puede ser una guía segura en el cultivo de un “tomismo esencial” que libre a maestros y alumnos de la mera repetición y de una medrosa clausura doméstica, para hacerse cargo de la apasionante llamada que lanzó Juan Pablo II en la encíclica Fides et Ratio: a la parresía de la fe debe corresponder la audacia de la razón (n. 48). Así, la comunidad universitaria, y a través de ella la Iglesia misma podría brindar una contribución positiva al pensamiento nacional. ¿Acaso de este lejano sur no puede también surgir algo grande?


1 Per un tomismo esenziale. Aquinas VIII (1965) 9-23. Tomismo e pensiero moderno. Roma, Libr. Editrice della Pont. Universitá Lateranense, 1969 Cathedra Sancti Thomae, 12, pp. [5]–19.

2 Tomismo e pensiero moderno, pág. 14

3 Id. pág. 17 s.

4 Summa Theologiae, I-II, prol.

5 Lumen Ecclesiae, 29. Charles Journet. Actualité de Saint Thomas, introd.. Paris–Bruxelles, 1973.

6 C. Fabro: Introduzione a San Tommaso. La metafísica tomista e il pensiero moderno. Milano, Ares, 1983, pp. 204-224.

Proyecto De Ley De Educación Nacional – Reacción De Docentes Católicos De San Rafael1

El 5 de mayo el Gobierno (con la firma del Presidente Kirchner y del Ministro de Educación Ciencia y Tecnología Filmus) abrió el debate “para elaborar una Ley de Educación Nacional ampliamente legitimado por la opinión y la participación del conjunto de la ciudadanía”.

El debate es más aparente que real. Para demostrarlo baste señalar que en la Ciudad de Mendoza se organizó un Seminario de actualización docente para Supervisores y Técnicos, totalmente gratuito, a cargo del PROMSE (Programa de Mejoramiento del Sistema Educativo) del 6 al 9 de junio de 2006, donde facilitaron pasajes aéreos y hoteles para reunir 550 asistentes de todo el país. A los participantes que preguntaron sobre la futura Ley se les respondió que no había nada todavía, cuando, en realidad, estaban haciendo los talleres cuyas conclusiones se tomarían como parte del consenso que se da al documento base del Gobierno.

En apenas 180 días –que incluiría “consultas a instituciones y especialistas, debate general, encuestas de opinión, jornadas en escuelas, sistematización de los aportes y de la información disponible, primera redacción del Proyecto de Ley, nueva fase de consultas a instituciones y especialistas, redacción final y elevación del Proyecto de Ley al Congreso de la Nación”– se intenta aprobar la ley con consecuencias gravísimas para la educación en Argentina.

El Licenciado Daniel Filmus apenas asumió el Ministerio se autodefinió marxista, y la iniciativa que está impulsando desde la cartera de Educación se puede ver claramente que intenta institucionalizar y uniformar en todo el país el proyecto del marxismo cultural que ideó estratégicamente Antonio Gramsci y que supo traducir al ámbito pedagógico –muy hábilmente– Paulo Freire.

El P. Harriague, como rector del Instituto Alfredo Bufano, comenzó en las Jornadas institucionales con los profesores a estudiar el asunto. La mayoría de los docentes recién caía en la cuenta del alcance del proyecto. En esta reunión participó el personal docente del Colegio Isabel la Católica.

Circunstancialmente, por pedido del Obispo, se está organizando una Junta diocesana de Colegios Católicos. En la primera reunión se planteó la situación generada por el “debate” en torno a la nueva Ley de Educación; allí se decidió estudiar el documento base y evaluar las acciones que se deban tomar. La comisión decidió difundir el material con presentaciones a los docentes en los distintos establecimientos, que encargaron al P. Harriague, dado que el Instituto Alfredo R. Bufano, había comenzado a estudiarlo.

El jueves 15 hubo una presentación en el salón de actos del colegio Marista, donde asistieron más de cien personas, la mayoría docentes, y contó con la presencia del Obispo de San Rafael. La reacción general es de sorpresa y estupor ante las acciones que ya está llevando a cabo el Gobierno. Este viernes se hará otra presentación en el Colegio San Antonio (de Gral. Alvear), donde asistirá también la gente de Villa Atuel, y posteriormente tendrá lugar otra presentación en Malargüe.

La tarea de difusión se ha comenzado a realizar también con los padres; ya se hizo una presentación y se tiene prevista una charla sobre el tema para el día 23 de junio a las 20:30 hs. en la parroquia San Maximiliano Kolbe, de San Rafael. Los encargados de la Tercera Orden Seglar están haciendo otro tanto en San Rafael y Mendoza.

Próximamente se comenzará a debatir los temas referidos, entre el alumnado del Instituto Bufano, y se espera otro tanto con las alumnas del colegio Isabel la Católica.

Están funcionando, además, diversos grupos de estudio a cargo de reconocidos docentes del colegio con el objeto de profundizar el documento y dar información sobre el mismo.

El CIDEPROF se encargará de difundir el asunto entre sus filiales de Tucumán y La Plata.

Consideramos que esta arremetida del Gobierno es providencial para reafirmar nuestras convicciones y unir voluntades. Pedimos oraciones a toda la familia religiosa, y ofrecemos el material elaborado, como así también el documento base (que también se puede descargar de la página www.educ.ar), y el asesoramiento que podamos brindar al respecto.

Mensaje Del Cardenal Sodano, En Nombre Del Papa, A La Organización De Estados Americanos

Excelentísimo Señor Presidente,

Con ocasión de la 36ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, tengo el honor de transmitirles a Usted, a los Cancilleres de los Estados Americanos y del Caribe, y a los Representantes de los Países Observadores, los cordiales saludos de Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Quisiera extender asimismo estos votos al Secretario General de la Organización, el Señor José Miguel Insulza, y a sus colaboradores.

El tema de los debates de esta 36ª Asamblea General, “Gobernabilidad y desarrollo en la sociedad del conocimiento” abraza varios aspectos de la vida del Continente: la promoción de los derechos humanos, el desarrollo económico y social, la seguridad y la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la corrupción. En realidad, son estos puntos decisivos para contribuir a la construcción de una sociedad de paz, de estabilidad y de justicia en todo el Continente.

El tema primordial es la dignidad de la persona humana, el valor absoluto de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural. El Continente Americano tiene una tradición de respeto a la vida que se ve ahora amenazada por la presión de corrientes extrañas a su naturaleza.

En el ámbito de la tutela de la dignidad de la persona humana es también una prioridad favorecer las condiciones para que disminuya la violencia en sus diversas formas: terrorismo, ataques contra civiles inocentes, secuestros, amenazas, tráfico de droga...

Otra cuestión esencial, estrechamente unida al tema de la dignidad de la persona humana, es la promoción de la familia, basada en el matrimonio. Promover la familia es una tarea esencial para el desarrollo de la sociedad de todo el Continente. La familia es el lugar del aprendizaje, del conocimiento, de la formación básica del futuro protagonista de la vida social. Por eso la primera entidad que los Estados tienen que proteger y promover es la familia. El papel desempeñado por los padres es fundamental y no puede ser sustituido por el Estado u otra institución que es un complemento necesario y muy benéfico, pero no remplaza el rol primordial de los padres a quienes compete también elegir la forma de educación que quieren para sus hijos. Por supuesto, la familia no puede desempeñar adecuadamente su misión si no dispone de las condiciones materiales mínimas para ello. Aquí tocamos otro elemento importante: la persistencia, a veces agravada, de la pobreza y del aumento de la desigualdad entre los más ricos y los más pobres. No se trata solamente de distribuir más adecuadamente lo que hay, sino de mejorar las condiciones de producción y de buscar nuevas modalidades de un desarrollo en paz y armonía para todos. En este sentido, la Doctrina Social de la Iglesia ofrece un marco que permite sentar las bases de la edificación de una sociedad que tiene como centro al hombre y no al dinero o a la ideología. Otra contribución de la Doctrina Social de la Iglesia que habría que apreciar más es la importancia del principio de subsidiariedad que valoriza los cuerpos sociales intermedios en el desempeño de todas las funciones que les competen (cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia n. 186).

En ese contexto, hace falta perseverar en la vía del constante diálogo entre los Países; precisamente una de las tareas de la Organización de los Estados Americanos es garantizar ese necesario diálogo. La gran mayoría de los habitantes de los Países de la OEA son cristianos y las raíces cristianas pueden constituir un apoyo decisivo a la vida social y política de los Estados Americanos.
Excelentísimo Señor Presidente, en nombre de Su Santidad Benedicto XVI, deseo a esta Asamblea General una labor fructífera para contribuir al progreso material y espiritual de los pueblos de América.

Dado en la Ciudad del Vaticano el 1º de junio de 2006.

1 Algunas reflexiones sobre el amor esponsal, Editorial del Nº 33 «El Caballero de Nuestra Señora» Febrero de 2003

2 Laborem Exercens 78

3 JULIO MENVIELLE “CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA ECONOMÍA” colección ensayos doctrinarios Cruz y Fierro Editores Bs. As. 1982. Capitulo V

1Tomado de la Introducción a la vida devota

1 Gacetilla del Instituto del Verbo Encarnado