miércoles, agosto 10, 2011

(LNP) Urondo

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Lunes 8 de agosto de 2011
EDITORIAL
Urondo

     A juzgarse por lo que nos ha dejado escrito, Francisco Urondo era un poeta de mérito, un periodista lúcido y un hombre de agallas que, en última instancia, privilegió el fusil a la pluma.
     Decir como decimos, sin embargo, todas estas cosas y callar que al mismo tiempo estaba dispuesto a matar a sangre fría a quienes estorbasen la realización de lo que él y miles como él tenían por bueno y hacedero políticamente --el socialismo revolucionario-- sería hacer con él lo que él no quiso hacer consigo mismo en el pasado: mentir.
     Paco Urondo reivindicó abiertamente la lucha armada y murió con las armas en la mano, sin ahorrar trabajo a quienes, al igual que él, también estaban dispuestos a matar.
A pesar de esto, en Mendoza acaba de empezar un proceso enjuiciador de siete soldados y policías que, en defensa del Estado argentino, mataron a muchos de los del bando de Urondo y a éste último entre ellos. Si de algo puede acusárseles es de haber acabado con el enemigo marxista antes de que el enemigo acabase con ellos y nosotros. Lo cual, hasta donde sabemos, es una virtud en la guerra.