lunes, junio 28, 2010

Irracionalidad y Barbarie progresistas al servicio del Capitalismo financiero globalizador

IRRACIONALIDAD Y BARBARIE PROGRESISTA al servicio del CAPITALISMO FINANCIERO GLOBALIZADOR
En los “debates” planteados en las comisiones senatoriales sobre la reglamentación de la aplicación de la pena de muerte contra los bebés indefensos cobijados en el vientre materno, las voces que hacen gala de progresismo y se reivindican partícipes de ese ámbito repiten una y otra vez los argumentos anti-vida inventados por los representantes paradigmáticos del capitalismo financiero depredador[1].
Estos voceros del progresismo vernáculo pretenden ser innovadores y avanzados, pero en realidad no hacen otra cosa que repetir conceptos, argumentos y consignas de la peor, cruel e inhumana oligarquía que ha conocido la historia de la humanidad. Pretenden ser progresistas, pero sus “revolucionarias” propuestas en este campo están copiadas y calcadas literalmente de la plutocracia imperialista promotora del abominable holocausto demográfico impuesto contemporáneamente sobre el conjunto de la humanidad y responsable del saqueo y robo de las riquezas naturales estratégicas que pertenecen a la humanidad. Pretenden ser latinoamericanistas, pero reivindican la ideología capitalista anglosajona, europeizante y angloamericana que imperan en el mundo desarrollado. Pretenden ser democráticos, pero en el campo cultural y legislativo impulsan y promueven la ideología eugenésica del nazismo y de la dinastía Rockefeller, socia política, industrial y bélica del proyecto nacional-socialista alemán impulsado por Adolf Hitler. En nombre del progresismo, pretenden darle estatus democrático y constitucional a la ideología loca del nazismo y de la oligarquía angloamericana representada por el clan Rockefeller.
1. EL DERECHO DE MATAR AL PROPIO HIJO. Una muestra cabal de esta impostura progresista es la que ha expresado días pasados Mario Sebastiani, un ginecólogo y obstreta de cierto prestigio, presidente del Comité de Bioética Asistencial, quien ha expresado que los argentinos estamos atrasados respecto a los escandinavos (¿?????), y que necesitamos tener “planificación familiar” y “aborto seguro”, porque “siempre vamos a tener embarazos no deseados”. Parece que este buen señor ignora que lo que él postula y formula es una copia exacta y literal de lo afirmado en 1972 por el patriarca del genocidio demográfico contemporáneo –John Davison Rockefeller III, al diseñar para la Administración Nixon el plan-proyecto de control de la natalidad en Estados Unidos[2].   
La maniobra es clara: quien habla es un médico, pero que no dice nada de su especialidad, sino que en realidad habla de temas políticos mediante eufemismos y que exceden el ámbito de su especialidad: control de la natalidad, aplicación de la pena de muerte “sin riesgos”, embarazos no deseados. Este caso constituye un caso clarísimo de un proyecto político avalado “científicamente” por un profesional de la Medicina, ya que impedir el nacimiento de personas indeseables o asesinarlos en caso que no se pueda evitar su concepción es un tema moral y político (bandera de la oligarquía estadounidense), no un problema sanitario. Este profesional acepta que se mate a un ser humano en el vientre materno, sólo critica que no se haga en condiciones seguras, en coincidencia literal con la propuesta del patriarca de la antinatalidad y el genocidio de nascituros. También acepta que hay que evitar los “embarazos no deseados”, como si no aceptar la existencia de un ser humano es un derecho que permite la ejecución del indeseable. ¿Pero sabrá este médico progresista que eliminar al indeseable gestado en el vientre materno es un “derecho” inventado por el oligarca de Ohio, quien “decretó” per se que “sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados o queridos”?[3]
Pero además, según este experto, hay que quitarles a los médicos todos los palos en la rueda y los cabildeos que no les permiten eliminar con la tranquilidad que les daría una ley a todo ser humano indeseable. Con ello, este profesional de la Medicina reivindica el rol de verdugo de los médicos, en llamativa sintonía con Adolf Hitler, quien dejó librado exclusivamente al criterio de los médicos, sin intervención judicial, la decisión de poner fin a vidas “no dignas de ser vividas”. En la ORDEN FIRMADA el 1º de setiembre de 1939 por el mismo ADOLF HITLER y transmitida a Philip Bouhler (Reichsleiter o Jefe de la Cancillería del Führer) y al Dr. Karl Brandt, médico personal de Hitler,  se encuentra un modelo cabal del esquema jurídico que pretende imponer este progresismo pro-abortista, ya que en ella se EXTENDÍA LA AUTORIDAD A LOS MÉDICOS para que ellos, EN FORMA INDIVIDUAL, ADMINISTRARAN a las personas enfermas incurables UNA MUERTE MISERICORDIOSA [Gnadentod][4]. Que Adolf Hitler hablara de muerte misericordiosa es asombroso, ¿pero no es más asombroso que el progresismo antinatalista coincida con las mismas argumentaciones del líder nazi?  
La pregunta surge inevitable: ¿cómo se puede pretender ser democrático y progresista, promoviendo y difundiendo disvalores y criterios del nazismo, de la oligarquía financiera internacional y de la plutocracia angloamericana? En realidad, estamos en presencia de un fraude político, ya que se pretende darle estatus constitucional, democrático y legal a la ideología antinatalista del nazismo y de la oligarquía angloamericana, representada por el clan Rockefeller.
2. LA LEY DEL MÁS FUERTE. Pero además de deformar el Derecho y la Ley en beneficio de la plutocracia parasitaria depredadora, esta propuesta “progresista” promueve la violencia que impera en el reino animal, mediante una especie de darwinismo social, en el que impera la ley del más fuerte, no la ley justa y humanista. Esto es lo que reivindica Marta Alanis, miembro de la organización Católicas por el Derecho a Decidir[5], subsidiada por la central de inteligencia americana y la dinastía Rockefeller, a través de la Fundación Ford[6], quien ha sostenido en la reunión senatorial antes citada que “cuando una mujer tiene un embarazo no-deseado se le desploma la vida, porque pueden echarla de su casa o de su empleo”. Llamativamente, esta forma de expresarse reivindica la maternidad como reaseguro de un hogar o de un trabajo, ya que afirma claramente que no aceptar un embarazo hace posible que una mujer quede en la calle o se convierta en desempleada. Lo grave es que esta feminista a la Rockefeller, en vez de combatir la injusticia y la discriminación (que una mujer pierda su empleo por ser madre) pretende que la mujer embarazada mate a su hijo, en vez de hacer cumplir la ley a un capitalista sin alma. En vez de condenar legalmente a un explotador, esta militante ¿“católica”?  pretende legalizar la pena de muerte contra un inocente e indefenso. ¿Por qué esta militante “progresista” propone eliminar a una criatura inocente y no a quien quiere prohibir que ésta última exista? En vez de enfrentar al más fuerte que obra injustamente, la militante subvencionada por capitales de Yanquilandia propone eliminar al más débil, inocente e indefenso de todos los seres humanos.
¿Será la dependencia financiera respecto a la Fundación Ford que esta militante “progre” pide “aborto legal, seguro y gratuito para todas”, en forma literalmente idéntica con el proyecto antinatalista de John Davison Rockefeller III y sus secuaces? ¿Se puede ser progresista y abanderado de los Rockefeller? ¿Ahora la oligarquía globalizadora es progresista y revolucionaria?
3. MUERTE AL INOCENTE, VIDA AL CRIMINAL. El caballito de batalla sobre el cual cabalgan estas propuestas pro-abortistas, en los casos de embarazo por violación, es la afectación psíquica o el perjuicio a la salud psíquica que provocaría en la mujer violada un embarazo producto del acto criminal. Según estos “avanzados”, la mujer violada que resulta embarazada se “enloquece” por estar embarazada, no por haber sido violada. En los casos que han sido promocionados últimamente, las perturbaciones psíquicas y psicológicas se hicieron presentes al constatarse un embarazo, no la violación. Extraños son estos casos de mujeres adolescentes (o adultas) que no exteriorizan ningún sufrimiento cuando son violadas en forma reiterada, pero que “enloquecen” cuando se enteran que están embarazadas.
Pero si así fuera realmente, la solución propuesta no deja de ser primitivamente pre-cavernícola, propia de los tiempos más oscuros de la historia humana: muerte al bebé gestado, vida al criminal violador. Se propone un marco jurídico y legal en el que el inocente es sentenciado a la pena de muerte y ejecutado en forma sumaria (en un plazo no mayor a los seis días corridos), mientras que el criminal más cobarde de todos (que ataca y viola a mujeres) es dejado con vida.
Pero además de pre-cavernícola, esta propuesta no deja de presentar un aspecto propio de las actitudes cobardes y rastreras, ya que repite o duplica el “derecho” a la violencia del más fuerte contra el más débil: el cobarde “fuerte” agrede con violencia a un ser más débil, y éste prolonga la violencia sobre otro ser más débil (y absolutamente indefenso e inocente). Curioso progresismo éste, que pretende legitimar y legalizar la pena de muerte contra el ser humano más débil de todos, mientras deja con vida al criminal más cobarde y absolutamente despreciable.                     
4. LA MORAL Y LA JUSTICIA FUNDADA EN LAS ESTADÍSTICAS. Como si esto fuera poco, nos encontramos con la propuesta “progre” de alguien que detenta un cargo mediante el cual imparte justicia, como jueza de la Cámara de San Martín, la doctora Lucila Larrandart. Según esta magistrada, está demostrada “la inutilidad de penalizar el aborto, porque eso no sirve para reducir los casos” (sic). Brillante definición progresista, propia de un sofisma retrógrado: los delitos no se penalizan porque son acciones o actos intrínsecamente malos, sino porque disminuye su reiteración. Si se aplicara este criterio estadístico, habría que despenalizar los secuestros express, el narcotráfico, la violencia doméstica contra las mujeres, los robos de autos, los asaltos domiciliarios, la trata y tráfico de personas, etc., porque las estadísticas muestran que en los últimos años, lejos de disminuir, han proliferado y aumentado todos estos delitos.
Con argumentaciones como éstas, es evidente que la Justicia argentina está asentada… en arenas movedizas.
Es evidente que los senadores de la Nación, si son tales, no pueden aprobar estas propuestas delirantes que no sólo ofenden al sentido común, sino que además otorgarían rango democrático a los disvalores y criterios de la plutocracia angloamericana, parasitaria, depredadora e imperialista, disvalores y criterios que además son totalmente afines a la ideología nacional-socialista de Adolf Hitler. Renegar de nuestras tradiciones hispanoamericanas e indígenas para imponer un “estilo de vida a lo Rockefeller” constituye un acto de clara traición a la Patria, al promover un neocolonialismo cultural e ideológico infame e indigno. No hay que olvidar que el mismo clan yanqui dueño de la empresa que está contaminando las aguas del Golfo de México y que se está llevando gratis nuestra riqueza petrolera y minera es el que promueve y subsidia esta guerra y este holocausto contra los niños que viven en el vientre de sus madres. Que en nombre de la democracia se pretenda imponernos la cruel, inhumana y genocida ideología del imperialismo internacional del dinero es un crimen que clama al cielo y que no ha de quedar impune.
José Arturo Quarracino
Junio de 2010     


[1] La crónica de estas exposiciones fue publicada por Carlos Rodríguez en Pagina12 el 9 de junio de 2010, con el título «Un debate para aclarar los tantos» (cf. en http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-147239-2010-06-09.html)
[2] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, New York 1972, Chapters 1, 2, 9 y 11. Este vademecum detalla en forma íntegra y completa el plan para controlar la natalidad en Estados Unidos, así como también los criterios, los “fundamentos” y los dispositivos materiales que son necesarios para alcanzar los objetivos y metas de impedir el crecimiento poblacional. En 1974, sir Henry Kissinger, como Consejero de Seguridad Nacional de de la Administración Nixon, se basó en este informe para redactar su famoso Memorando 200/74, el cual tiene como objetivo estratégico principal “proteger la seguridad nacional de Estados Unidos y sus intereses de ultramar”.
[3] Ibidem, Chapter 11. Es notable: en ninguna Constitución del mundo ni en ningún Código legal está formulado en forma explícita este principio inventado por Rockefeller, pero todas las leyes anticonceptivas y pro-abortistas se basan implícitamente en él.
[4] Reichsleiter  B o u h l e r  und Dr. med.  B r a n d t sind unter Verantwortung beauftragt die Befugnisse namentlich zu bestimmender Ärzte so zu erweitern, dass nach menschlichem Ermessen unheilbar Kranken bei kritischster Beurteilung ihres Krankheitsszustandes der Gnadentod gewährt werden kann. [Al Jefe de Cancillería Bouhler y al Dr. Karl Brandt se les ha otorgado la responsabilidad de ampliar las competencias que se determinen, especialmente a los médicos, para que a los enfermos incurables se le pueda otorgar una muerte digna, acorde a la valoración crítica del estado de su enfermedad] (El texto original se puede consultar en http://www.polunbi.de/pers/bouhler-01.html).
[5] Católicas por el Derecho a Decidir (CFFC por sus siglas en inglés) es una organización sin fines de lucro, conformada por miembros que se identifican a sí mismos como seguidores de la fe católica, pero que asumen posiciones contrarias a la doctrina de la Iglesia en ciertas cuestiones de temas morales. Fundada en 1973, es una organización que no tiene socios, y es subsidiada casi enteramente por un pequeño número de fundaciones e individuos ricos cuyo interés en las otras causas católicas es inexistente: la Fundación Buffett, la Fundación John D. & Catherine T. MacArthur, la Fundación William & Flora Hewlett, la Fundación David & Lucile Packard y la Fundación Ford. Otros financistas de CFFC incluyen al Open Society Institute [Instituto para la Sociedad Abierta] de George Soros, a la Summit Charitable Foundation, a la Fundación Scherman, a la Fundación Compton y la Fundación Turner (Original en inglés en http://www.discoverthenetworks.org/groupProfile.asp?grpid=6908).  
[6] James Petras, The Ford Foundation and the CIA: A documented case of philanthropic collaboration with the Secret Police, publicado en http://www.rebelion.org/petras/english/ford010102.htm

James Petras (Profesor Emérito de Sociología en la Universidad Binghampton de New York),
Fundación Ford y CIA: un caso documentado de colaboración pública con la Policía secreta

Introducción
La CIA utiliza fundaciones filantrópicas como el conducto más efectivo para canalizar grandes sumas de dinero a proyectos de la Agencia, sin alertar a los receptores de sus fuentes. Desde los inicios de la década de 1950 hasta el presente, la intrusión de la CIA en el campo de las fundaciones era y es enorme. Una investigación del Congreso de los Estados Unidos en 1976 reveló que casi el 50% de los 700 donaciones en el campo de las actividades internacionales, por parte de las principales fundaciones, fueron aportados por la CIA (Saunders, pp. 134-135)[1]. La CIA considera a las fundaciones como Ford «la mejor y más formidable clase de cobertura de financiamiento» (Saunders 135). La colaboración de fundaciones respetables y prestigiosas, según un ex agente operativo de la CIA, permitió a la Agencia financiar un rango aparentemente ilimitado de programas de acción encubierta que afecta a grupos de jóvenes, sindicatos, universidades, editoriales y otras instituciones privadas» (p. 135). Éstas últimas incluían grupos de «derechos humanos», desde comienzos de la década de 1950 hasta el presente. Una de las más importantes «fundaciones privadas» colaboradora con la CIA en los principales proyectos en la Guerra Fría cultural, durante un tiempo más que prolongado, es la Fundación Ford.
Este ensayo demostrará que la conexión Fundación Ford-CIA fue un esfuerzo conjunto, deliberado y conciente para fortalecer la hegemonía imperial cultural estadounidense y para socavar la influencia política y cultural izquierdista. Examinaremos los vínculos históricos entre la Fundación Ford y la CIA durante la Guerra Fría, al analizar los presidentes de la Fundación, sus proyectos y metas conjuntos, así como también sus esfuerzos comunes en diversas áreas culturales.


Antecedente: la Fundación Ford y la CIA

A finales de la década de 1950 la Fundación Ford poseía más de u$s 3.000 millones en activos. Los líderes de la Fundación estaban totalmente de acuerdo con la proyección del poder mundial de Washington después de la 2da. Guerra mundial. Un conocido intelectual del período escribe: «A veces parecía que la Fundación Ford era simplemente una extensión del gobierno en el área de la propaganda cultural internacional. La Fundación tenía un registro de la implicación estrecha en acciones encubiertas en Europa, trabajando estrechamente con el Plan Marshall y con oficiales de la CIA en proyectos específicos» (Saunders, p.139). Esto se ve gráficamente ilustrado con el nombramiento en 1952 de Richard Bissell como presidente de la Fundación. En sus dos años en el cargo, Bisell se encontró muchas veces con el jefe de la CIA, Allen Dulles, y con otros oficiales de la CIA en una «búsqueda mutua» de nuevas ideas. En enero de 1954 Bissell dejó Ford para convertirse en un ayudante especial de Allen Dulles (Saunders p. 139). Bajo Bissell, la Fundación Ford (FF) fue la «vanguardia de la ideología de la Guerra Fría». Uno de los primeros proyectos de la Guerra Fría de la FF fue la creación de una editorial, Inter-cultural Publications, y la publicación en Europa, en cuatro idiomas, de una revista llamada Perspectives. Según Bisell, el propósito de la FF «no era tanto derrotar en el combate dialéctico (sic) a los intelectuales de izquierda, sino atraerlos y alejarlos de sus posturas» (Saunders p. 140). La Junta de directores de la editorial estaba dominada por completo por los guerreros culturales de la Guerra Fría. A causa de la fuerte cultura izquierdista en Europa en el período de la posguerra, Perspectives fracasó en su intento de atraer lectores y quebró. Otro diario, Der Monat, fundado por el Fondo Confidencial de la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y dirigido por Melvin Lasky, fue asumido por la FF, para proporcionarle un aspecto de independencia (Saunders p. 140). En 1954 el nuevo presidente de la FF fue John McCloy, quien sintetizaba el poder imperial: antes de convertirse en presidente de la FF había sido Secretario asistente de Guerra, Presidente del Banco Mundial, Alto Comisionado de la ocupación en Alemania, presidente del Chase Manhatan Bank de Rockefeller, Abogado en Wall Street de las siete grandes compañías petrolíferas y director de numerosas corporaciones. Como Alto Comisionado en Alemania, McCloy había proporcionado cobertura para agentes de línea de la CIA (Saunders p. 141). McCloy integraba la FF con operaciones de la CIA. Creó una unidad administrativa dentro de la FF, para tratar específicamente con la CIA. McCloy presidía un Comité consultivo de tres personas con la CIA, para facilitar el uso de la FF como cobertura y conducto de fondos. Con estos vínculos estructurales, la FF era una de esas organizaciones que la CIA era capaz de movilizar para librar batallas políticas contra la izquierda antiimperialista y procomunista. Numerosas «fachadas» de la CIA recibieron las subvenciones más importantes de la FF. Numerosas organizaciones supuestamente «independientes» apadrinadas por la CIA, grupos de derechos humanos, artistas e intelectuales recibieron subvenciones de la CIA/FF. Una de las más grandes donaciones de la FF fue al Congreso por la Libertad Cultural organizado por la CIA, el cual recibió u$s 7 millones en los comienzos de la década de 1960. Numerosos agentes operativos de la CIA tuvieron un empleo seguro en la FF y siguieron colaborando estrechamente con la Agencia. (Saunders p 143).
Desde el origen hubo entre la CIA y la FF una íntima relación estructural e intercambio de personal en los más altos niveles. Este vínculo estructural se basaba en los intereses imperiales comunes que ambas organizaciones compartían. El resultado de su colaboración fue la proliferación de una cierta cantidad de periódicos y el acceso a los medios de comunicación que intelectuales proamericanos utilizaban para lanzar polémicas vituperantes con los marxistas y otros antiimperialistas. La financiación por parte de la FF de estas organizaciones e intelectuales antimarxistas proporcionó una cobertura legal a sus reclamos de ser «independientes» de la financiación gubernamental (CIA).
La financiación por parte de la FF de las fachadas culturales de la CIA fue importante para reclutar intelectuales no-comunistas que se comprometieron a atacar a la izquierda marxista y comunista. Muchos de estos izquierdistas no-comunistas protestaron posteriormente, diciendo que fueron «engañados», que si hubiesen sabido que la FF era una fachada de la CIA ellos no habrían prestado su nombre y prestigio. Sin embargo, esta desilusión de la izquierda anticomunista se produjo luego que las revelaciones de la colaboración se publicara en la prensa. ¿Esos socialdemócratas anticomunistas eran realmente tan ingenuos como para creer que todos los Congresos en villas lujuriosas y hoteles 5 estrellas en el Lago de Como, París y Roma, así como todas las exhibiciones artísticas caras y las revistas ilustradas eran simplemente actos de filantropía voluntaria? Quizás sí. Pero inclusive el más ingenuo debe haber sido conciente que en todos los Congresos y periódicos el objetivo de la crítica era el «imperialismo soviético», la «tiranía comunista» y los «apólogos izquierdistas de la dictadura», y ello a pesar que era un secreto a voces que los Estados Unidos intervinieron para derrocar al gobierno democrático de Arbenz en Guatemala y al régimen de Mossadegh en Irán, mientras los derechos humanos eran violados sistemática y masivamente por los dictadores de Cuba, República Dominicana, Nicaragua y otros más, apoyados por Estados Unidos. La  «indignación» y reclamos de «inocencia» de muchos intelectuales izquierdistas anticomunistas después de su participación en las fachadas culturales de la CIA mostró que deben ser tomados con mucho escepticismo cínico. Un prominente periodista, Andrew Kopkind, habló de un profundo sentimiento de desilusión moral con las fundaciones privadas como fachadas culturales financiadas por la CIA. Sostuvo que «la distancia entre la retórica de la sociedad abierta y la realidad del control eran más grande que lo que alguno podía pensar. Todo aquél que emigraba para trabajar en una organización americana era, en una forma u otra, un testigo de la teoría que el mundo se debatía entre el comunismo y la democracia, y que no había traición en ellos. La ilusión del disenso se mantuvo: la CIA respaldaba a los fríos guerreros socialistas, a los fríos guerreros fascistas, a los fríos guerreros blancos y negros. La universalidad y flexibilidad de las operaciones de la CIA fueron las principales ventajas. Pero era un pluralismo fingido y totalmente corrupto» (Saunders, pp. 408-409). Cuando un periodista norteamericano, Dwight Macdonald, quien era editor de Encounter (un diario de influencia cultural, financiado por la FF-CIA) envió un artículo crítico de la cultura y política de Estados Unidos, éste fue rechazado por los editores, ya que trabajaban estrechamente con la CIA (Saunders, pp. 314-321). En el campo de la pintura y del teatro, la CIA trabajó con la FF para promover el expresionismo abstracto contra toda expresión artística que tuviese contenido social, proporcionando fondos y contactos para exhibiciones profusamente publicitadas en Europa y reseñas favorables por periodistas «apadrinados». El direccionamiento entrelazado entre la CIA, la Fundación Ford y el Museo de Arte Moderno de New York condujo a una promoción onerosa de arte «individualista», alejado del pueblo, y a un ataque vicioso sobre los pintores, escritores y dramaturgos europeos, escribiendo a partir de una perspectiva realista. El «expresionismo abstracto», cualquiera fuese la intención del artista, se convirtió en un arma de la Guerra Fría (Saunders, p. 263).
La historia de la colaboración y entrecuzamiento de la Fundación Ford con la CIA para obtener la hegemonía mundial de los Estados Unidos es ahora un hecho bien documentado. El tema que subsiste es si esa relación continúa en el nuevo milenio, después de las revelaciones de la década de 1960. La FF hizo algunos cambios superficiales: es más flexible para proveer subsidios pequeños a grupos de derechos humanos e investigadores académicos que disienten ocasionalmente de la política de los Estados Unidos; no es apta para reclutar agentes operativos de la CIA que encabecen la organización. En forma más significativa, es apta para colaborar más abiertamente con el gobierno de los Estados Unidos en sus proyectos culturales y educativos, particularmente con la Agencia de Desarrollo Internacional[2]. De alguna manera, la FF ha refinado su estilo de colaboración con el esfuerzo de Washington de producir la dominación cultural mundial, pero ha conservado la sustancia de esa política. Por ejemplo, la FF es muy selectiva en el financiamiento de las instituciones educativas. Al igual que el FMI, la FF impone condiciones tales como la «profesionalización» del personal académico y «estándares de progreso». En efecto, esto se traduce en la promoción del trabajo científico social basado en los supuestos, los valores y las orientaciones del imperio norteamericano; en tener profesionales desligados de la lucha de clases y conectados con funcionarios norteamericanos proimperiales, académicos y de fundaciones, quienes respaldan el modelo neoliberal.
Al igual que en la década de 1950 y de 1960, la Fundación Ford financia todavía hoy en forma selectiva a grupos antiizquierdistas de derechos humanos que se concentran en el ataque a las violaciones de los derechos humanos por parte de los adversarios de Estados Unidos, y se distancia de las organizaciones y líderes antiimperialistas de los derechos humanos. La FF ha desarrollado una sofisticada estrategia de financiamiento de grupos de derechos humanos[3] que piden a Washington que cambie su política, al mismo tiempo que denuncian las violaciones «sistemáticas» de los adversarios de Estados Unidos. La FF respalda a los grupos de derechos humanos que equiparan el terror estatal masivo de los Estados Unidos con los excesos individuales de los adversarios antiimperialistas. La FF financia a los grupos de derechos humanos que no participan en acciones masivas antiglobalizadoras y antiliberales y que defienden a la Fundación Ford como una «organización no gubernamental» legítima y generosa.
La historia y la experiencia contemporánea nos cuentan una historia diferente. En un momento en que está suspendida la mayor parte del financiamiento de las actividades culturales por parte de Washington, la FF cumple un rol muy importante al proyectar las políticas culturales de los Estados Unidos como una organización filantrópica aparentemente no política y «privada». Los vínculos entre los funcionarios superiores de la FF y el gobierno de los Estados Unidos son explícitos y permanentes. Una revisión de los proyectos recientemente financiados revela que la FF jamás ha financiado ningún proyecto importante que quebrante la política de los Estados Unidos.
En el actual período de una importante ofensiva militar y política de los Estados Unidos, Washington ha planteado la cuestión como «terrorismo o democracia», tal como durante la Guerra Fría planteó la cuestión como «comunismo o democracia». En ambas instancias, el Imperio reclutó y financió «organizaciones, intelectuales y periodistas como fachada para atacar a sus adversarios antiimperialistas y neutralizar sus críticas democráticas». La Fundación Ford está bien situada para representar su rol de colaboradora y cobertura para la nueva Guerra Fría cultural.



¿Quiénes están detrás de Catholics for a Free Choice (CFFC) // Católicas por el Derecho a Decidir?

1) En primer lugar, es conveniente analizar sus aportantes, entre los que se cuentan:
a) MAC ARTHUR FOUNDATION, John D. & Catherine T., de Illinois (Chicago) [www.macfdn.org], que desde 1995 hasta el 2000 le aportó u$s 1.900.000 (un millón novecientos mil dólares), a la central y a las sedes de México y Brasil.
b) FORD FOUNDATION, [www.fordfound.org], una de las que más ha aportado y en más oportunidades, desde 1995 hasta 1999: u$s 6.000.000 (seis millones de dólares), a la central y a las sedes de Montevideo, México, Brasil, y a proyectos privados de salud reproductiva.
c) HEWLETT FOUNDATION, WILLIAM & FLORA, de California, la suma de u$s 1.650.000 (un millón seicientos cincuenta mil dólares), entre 1995 y 1998.
d) THE JOHN MERCK FUND, MA, la suma de u$s 85.000 (ochenta y cinco mil dólares), entre 1994 y 1995, para ampliar una base de respaldo activo de salud reproductiva entre católicos.
e) PACKARD FOUNDATION, THE DAVID & LUCILE, de California, la suma de u$s 1.825.000 (un millón ochocientos veinticinco mil dólares) entre 1994 y 2000.
f) FUNDACIÓN PLAYBOY, por monto desconocido, según ha declarado ante el IRS (la AFIP estadounidense)

2) En segundo lugar, hay que considerar su origen: 1972, a partir del famoso fallo «Roe vs. Wade» de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, que legalizó el aborto. Se proclaman católicas, pero «su Biblia» y «su Dogma» es un controvertido fallo judicial, no las Sagradas Escrituras ni el Credo.

3) Desde 1987, CFFC se ha convertido en una organización internacional, al iniciar programas de trabajo en Latinoamérica con asociaciones locales y fundar Católicas por el Derecho a Decidir (CDD – Latinoamérica). Como organización autónoma, con una oficina regional en Córdoba (Argentina), CDD Latinoamérica se ha expandido en la región, incluyendo asociaciones socias en Brasil, México, Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Colombia.

En el siglo XIX, desde la futura Argentina partió una expedición militar comandada por el General San Martín que liberó a los pueblos hermanos de la América española. En forma inversa en el siglo XX, una institución privada financiada por la plutocracia imperial americana ha instalado una cabeza de playa en el centro de nuestro país, para irradiar desde allí la anticultura de la muerte, promover la apología del crimen y llevar a cabo la estrategia del Departamento de Estado americano y del Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos de la guerra contra el crecimiento de la población mundial, en nombre de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos (cf. Memorando Secreto de Seguridad Nacional 200/1974, refrendado por Henry Kissinger, y la Decisión Presidencial de Seguridad Nacional 314/1975, refrendada por Gerald Ford, presidente de los Estados Unidos). De fuente y cuna de la Independencia de la América española, nuestro país se ha convertido en el ariete de la geopolítica y de la anticultura de la muerte.
James Petras, profesor emérito de Sociología en la Universidad Binghampton, de New York, ha denunciado la colaboración mutua y permanente entre la Fundación Ford (principal aportante de CFFC) y la Agencia de Inteligencia Americana (CIA), así como la subordinación de la primera a las necesidades y los proyectos estratégicos del dominio imperial del mundo por parte de los grupos privados que detentan el poder en los Estados Unidos.






Estos datos han sido extraídos y extractados de The Chronicle of Philanthropy y de The Foundation Center, publicado en http://dianedew.com/CFFC.htm, como también del artículo de James Petras, «The Ford Foundation and the CIA: A documented case of philanthropic collaboration with the Secret Police», publicado en http://www.rebelion.org/petras/english/ford010102.htm el 15 de diciembre de 2001 (Traducción del original en inglés por José Arturo Quarracino)



[1] Frances Stonor Saunders, Who Paid the Piper? The CIA and the Cultural Cold War, Granta Books, 1999, pp. 134-135.
[2] Agency of International Development [AID]. Éste es el organismo que menciona Henry Kissinger en su famoso Memorando 200 como el instrumento principal para llevar a cabo la política de control del crecimiento poblacional.
[3] Human Rights Groups (HRG).