domingo, diciembre 06, 2009

Una heroína digna de imitar

Historia de Irena Sandler
Una mujer que hace honor a nuestro llamado a la santidad
¿Sabe usted quien fue Irena Sandler? Una sencilla mujer que, en medio de la Europa dominada por los Nazis, decició salvar a cuantos niños pudiera de los campos de concentración. Ella no midió riesgos, ni especuló con lo que era mejor para su propia vida. Simplemente, amó. Fue atrapada finalmente por la Gestapo, y torturada brutalmente. Sin embargo, vivió hasta los 98 años de edad, y pudo gozar del agradecimiento de multitudes de personas que le deben la vida.
 
La figura de Oscar Schindler fue aclamada por el mundo entero gracias a la famosa pelicula de Steven Spielberg, quien se inspiró en él para hacer el film que conseguiría siete premios Oscar en 1993, narrando la vida de este industrrial alemán que evitó la muerte de 1,000 judios en los campos de concentración.

Mientras tanto, Irena Sendler seguía siendo una heroína desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida en su país por algunos historiadores, ya que los años de oscurantismo comunista habían borrado su hazaña de los libros oficiales de historia. Ella nunca contó a nadie nada de su vida durante aquellos años, y se limitó a vivir una vida de humildad y de tristeza por no haber podido salvar a más niños.
 
Irena ha sido una bendición para el mundo, por el ejemplo que nos ha dejado en el testimonio de su vida. Recomendamos este material, porque inspira el revisar nuestra vida a la luz del heroísmo que Dios espera de nosotros. Una vez más, la santidad es nuestro llamado, los ejemplos deben iluminarnos en la busqueda del camino.
 
Irena Sendler, enséñanos a amar al prójimo como tú lo amaste. Jesús te abrazó en el año 2008, cuando fuiste llamada a la Casa del Padre. Con tus jóvenes 98 años de edad, en una silla de ruedas fruto de las torturas que sufrieras en tu cautiverio, esperaste este momento con la paz de los que han cumplido su misión. Dios quisiera todos llegáramos al día del encuentro con Dios aunque más no sea con una mínima fracción del amor que tu diste.