lunes, agosto 17, 2015

Rubens, el tesoro más preciado de Amberes

Recorrer todos sus rincones es conocer la hermosísima ciudad belga donde vivió, trabajó y murió uno de los artistas más grandes de la Historia. Medio centenar de sus sensuales y arrebatadoras obras están repartidas por casas, museos e iglesias

 

Es el Príncipe de los Pintores. Un humanista culto, refinado, religioso y rico que tocó todos los palos y todos con excelente tino: pintor, escultor, dibujante, arquitecto, diseñador, coleccionista, escritor, diplomático... Gozó del favor de la Monarquía, la aristocracia y la Iglesia: María de Medici, el duque de Mantua, la Infanta Isabel Clara Eugenia, el archiduque Alberto de Austria, Carlos I de Inglaterra y elipe IV, su mayor mecenas y coleccionista.
Rubens, el tesoro más preciado de Amberes
«Autorretrato», de Rubens
Pese a no haber nacido en Amberes –lo hizo en 1577 en Siegen (Wetsfalia, Alemania)–, ésta es indiscutiblemente la ciudad de Rubens. Más de medio centenar de sus pinturas se hallan repartidas por sus casas, museos e iglesias. Pedro Pablo Rubens es, junto a los diamantes, el chocolate, la cerveza y la moda, el orgullo de los amberinos. Sus padres (Jan Rubens y Maria Pypelincks) huyeron de Amberes por las persecuciones religiosas, pero en 1589, tras la muerte de su padre (amante, por cierto, de Ana de Sajonia, con quien tuvo una hija y cuyo adulterio le llevó a prisión), regresó a esta ciudad.

Rubens ideó su casa en Amberes a la manera de un palacio italiano

Un consejo: si puede, llegue en tren. Merece la pena solo por ver la Estación Central, una de las más bellas del mundo. Comenzamos el recorrido por el Amberes de Rubens en su casa-taller, en pleno corazón de la ciudad: la plaza Wapper. Hasta el 28 de junio reunió los retratos más personales y queridos del maestro. Tras pasar ocho años en Italia (1600-1608), Rubens vuelve a la ciudad belga y compra esta casa en 1610. Tardó años en reformarla. Fue ideada por el artista a la manera de un hermoso palacio italiano, a orillas del río Escalda. Toma como modelo las villas de Génova. Incorpora elementos del barroco italiano y de la arquitectura flamenca. Allí vivió con su primera esposa, Isabella Brant, y sus tres hijos, estableció su taller, instaló su magnífica biblioteca y su espléndida colección de arte y allí murió en 1640 a los 62 años. El pórtico y el pabellón del jardín renacentista, los únicos elementos originales que se conservan, se están restaurando. En 1937 la casa fue adquirida por la ciudad de Amberes y en 1946 abrió como museo.
Anexo a ella, el Rubenianum (Kolveniersstraat, 20), un centro de investigación dedicado al arte flamenco de los siglos XVI y XVII, que está elaborando el ambicioso catálogo científico de la obra de Rubens. Entre los últimos descubrimientos del artista, un segundo retrato de su hija Clara Serena, de una colección privada de Londres. En tiempos de Rubens el edificio era la sede de la sociedad de los arcabuceros. En su taller, Rubens contó con discípulos como Anton van Dyck, el más aventajado –otro tesoro de Amberes–, Jan Brueghel de Velours y Frans Snyders, cuya casa puede visitarse en Amberes. Forma parte de la Casa Rockox (Keizerstraat, 10-12), una residencia señorial del XVII, propiedad de Nicolaas Rockox, coleccionista, mecenas y amigo de Rubens, que fue alcalde de Amberes. Cuelgan obras de Rubens, Jordaens, Teniers, Brueghel, Van Dyck... Se ha recuperado el jardín original.

La Tregua de los Doce Años

Ponemos rumbo al Ayuntamiento de Amberes. A Rubens le encargaron un cuadro para decorar el Salón de los Estados, donde el 9 de abril de 1609 tuvo lugar la firma del Tratado de Amberes entre la Monarquía española y las provincias unidas de los Países Bajos, con el que comienza la Tregua de los Doce Años. El lienzo que fue testigo de aquel histórico momento es «La Adoración de los Magos», una de sus obras maestras, hoy en el Prado. El cuadro llegó a España siendo propiedad de Rodrigo Calderón, un político y diplomático flamenco, y acabó en manos de Felipe IV. El Rey permitió al pintor que lo retocara y ampliara, incluyendo su autorretrato.
Rubens, el tesoro más preciado de Amberes
«La elevación de la Cruz», de Rubens
Otra visita obligada es la catedral de Nuestra Señora, joya del gótico que atesora cuatro impresionantes Rubens: «La elevación de la Cruz», «El descendimiento de Cristo», «La Resurrección de Cristo» y «La Asunción de la Virgen». Consta de siete naves y su torre norte tiene una altura de 123 metros. Hasta finales de 2017 acoge una exposición con retablos del Museo de Bellas Artes (KMSKA). La pinacoteca (Leopold de Waelplaats), cerrada por obras hasta 2018, atesora importantes obras de Rubens y joyas como la espléndida «Madonna con Niño», de Jean Fouquet. Muchas de ellas pueden verse, temporalmente, en la catedral y la Casa Rockox. Delante de la fachada del museo hay una fuente diseñada por la escultora española Cristina Iglesias.

Las iglesias del pintor

Rubens, el tesoro más preciado de Amberes
Tumba de Rubens en la iglesia de Santiago de Amberes
Entre las iglesias de Amberes relacionadas con Rubens destaca la de Santiago (Lange Niewstraat, 73-75), en estilo gótico brabantino. En su origen fue una posada para los peregrinos de Europa del Norte que iban camino a Santiago de Compostela. Rubens asistía diariamente a misa en esta iglesia, donde bautizó a los cinco hijos que tuvo con Helena Fourment, con quien se casó allí. Él tenía 53 años, ella solo 16. Dicen que era la joven más hermosa de Amberes. El pintor está enterrado en una de sus capillas, coronada con un altar realizado por el propio Rubens. También yacen allí los restos de Helena y de 42 descendientes del artista. En 1642 su viuda hizo colocar sobre la lápida una pintura de Rubens, «La Virgen rodeada de santos». Se cree que pintó a Helena Fourment como la Magdalena, a Isabella Brant como la Virgen y él se autorretrató como San Jorge.
Para su tumba, encargó la estatua de Nuestra Señora de los Dolores a su discípulo favorito, Lucas Faydherbe. En la lápida reza un texto de su amigo Jan Gaspard Gevartius, secretario de la ciudad, quien destaca la erudición de Rubens, su relación con reyes, sus títulos... Aunque lo escribió en 1640, no se colocó en la tumba hasta 1755, gracias a un tataranieto del pintor. Debido a reformas para celebrar el año temático sobre el Barroco y Rubens en 2018, está cerrada a visitas turísticas hasta entonces, aunque sí se ofician misas.

39 obras destruidas en un incendio

La otra gran iglesia de Rubens en Amberes es la de San Carlos Borromeo, cumbre del Barroco. Hizo bocetos para el diseño de su magnífica fachada y el altar mayor, para el que pintó dos retablos: «Los milagros de San Ignacio de Loyola» y «Los milagros de San Francisco Javier», hoy en Viena. También decoró el techo de la capilla de la Virgen Bendita, llamada Capilla Rubens. En 1718 treinta y nueve pinturas de Rubens se destruyeron en un incendio. La iglesia se halla en la Conscienceplein, plaza a la que da nombre el escritor Hendrik Conscience. Es un oasis entre el bullicio de la ciudad: junto a la iglesia, una biblioteca y tranquilas terrazas rodeadas de tilos que invitan a hacer un alto en este agotador «Paseo Rubens». Originalmente, fue la iglesia de los jesuitas. El altar está provisto de un original sistema que permite alternar una o cuatro pinturas. Otra iglesia de la ciudad donde pueden admirarse cuadros de Rubens es la de San Pablo: antiguo monasterio dominico, atesora más de 200 esculturas y 50 pinturas. Su prior, Michael Ophovius, fue amigo de Rubens. Lo retrató y diseñó su monumento funerario.
La antigua iglesia de los agustinos, para la que trabajaron Rubens, Van Dyck y Jordaens, se convirtió en 2006 en sala de conciertos (). Cada última semana de agosto se celebra en ella el festival Laus Polyphoniae, dedicado a música en tiempos de Rubens. Y ayer se celebró en la ciudad, como cada 15 de agosto, el Mercado Rubens. El pintor está presente en todos los rincones de Amberes. La Groenplaats está presidida por una estatua suya, obra de Guillaume Geefs. En la Plaza Mayor (Grote Markt) lucen espléndidas las casas gremiales de los siglos XVI y XVII. En el número 7 se halla la Casa de España. En época de Rubens fue sede del gremio de San Lucas, la asociación de pintores de la ciudad. Rubens se unió a él como maestro en 1598 con 21 años. Fue deán del gremio, tarea que ejercía desde una silla especial que puede verse en su casa-taller.

Le proponemos acabar el viaje en el Prado, que atesora 91 obras de Rubens

Si pasan por la Brasserie Appelmans, sepan que, cuando Rubens regresó a Amberes en 1589, asistió a la Escuela de Latín en este lugar. Allí conoció a su amigo Balthasar Moretus, nieto de Cristóbal Plantino. Es muy recomendable visitar el Museo Plantin-Moretus (Vrijdagmarkt, 22-23). Plantino creó en 1555 la primera imprenta de libros. Es el único museo del mundo reconocido como patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Si aún tienen ánimo y fuerzas, hay más rincones rubensianos en Amberes: la casa de sus padres (Meir, 54), el Maagdenhuis Museum (antiguo orfanato femenino, que atesora varias obras de Rubens)...
Pero no conoceremos del todo a Rubens si no acabamos nuestro viaje en Madrid. Isabel Clara Eugenia le encargó 20 tapices para las Descalzas Reales, se instaló en el Alcázar, donde trabajó con Velázquez; e hizo 60 diseños para el pabellón de caza de Felipe IV (Torre de la Parada). El Prado es el lugar con más obras de Rubens del mundo: 91. No hay mejor sitio para finalizar este festín Rubens.