jueves, marzo 03, 2011

RENUNCIA DEFENSA.-


Excmo. Tribunal:

Adolfo Casabal Elía, abogado, manteniendo el domicilio procesal en mi Estudio de la calle Uruguay 634, piso 7º “N” de Capital Federal (Tel. 4371-5014; Cel. 153 642 3030; Z. 104) defensor de don Jorge Rafael Videla en la causa nº 1351, a V.E. digo:

Con la conformidad de mi Defendido, vengo por el presente a renunciar indeclinablemente al cargo con que, en su oportunidad, fui honrado en este expediente (los términos que enseguida utilizo son de mi exclusiva responsabilidad profesional, como Auxiliar de la Justicia en lo penal desde 1960, abatido y sorprendido por la inexplicable sumisión, nunca vivida por mí, de tantos magistrados que han puesto al Poder Judicial de rodillas frente a la Administración Central).-

Motiva mi decisión, entonces, la circunstancia de negarme de modo categórico a intervenir en un debate que considero será una verdadera parodia.- A pesar de que Videla fue absuelto por los hechos que motivan este nuevo enjuiciamiento en el punto dispositivo 25) del fallo del 9 de diciembre de 1985, dictado en la causa n° 13/84, no tengo dudas que la sentencia ya está virtualmente dictada y que mi Defendido será sometido al nuevo escarnio que conlleva otra injusta e inconstitucional condena.- En tales condiciones, corresponde –a mi juicio- que sea el señor Defensor Oficial que se designe (no hay opción para él, aunque comparta mi posición) quien complete el elenco necesario para llevar a buen término el fin indudablemente perseguido: gratificar al gobierno actual -que presiona de modo inadmisible y con éxito lamentable en ese sentido a jueces temerosos y/o ideologizados de todas las instancias-, y hacerlo, también y en definitiva, con las co-gobernantes –de hecho- organizaciones llamadas de derechos humanos que bregan incesantemente, cegadas por el odio y la revancha, por la prisión común de quienes derrotaron en guerra a la subversión marxista.-

No puede sorprender el sentido de mi actuación letrada hasta aquí.- Esto, porque ella sólo procuraba la merecida soltura de mi Patrocinado.- Recuérdese, en primer término, que Videla lleva en detención más de treinta años computados de la manera como se lo hace para cualquier imputado y que, a pesar de nuestras reiteradas protestas, incluso de estarse cometiendo a su respecto privación ilegítima de la libertad, no tuvimos ni el más mínimo resultado positivo.- Por el contrario, el arresto domiciliario que Videla cumplió impecablemente durante diez años fue revocado sin razón valedera (contra el solo pedido vengativo de la parte querellante, de sus enemigos de antes y de ahora; de los enemigos de la República, en suma, hoy en el poder) y el juez más cuestionado de estos tiempos de vergüenza para el Poder Judicial todo lo envió a un instituto de detención, con el consentimiento de su superior jerárquico, para mantenerse en un cargo que no merece y olvidando por completo la avanzada edad de mi Defendido y su delicado estado de salud.- Olvidándose, nada menos, del derecho universal humanitario –tan hipócrita y parcialmente declamado en el país por un sector, ahora poderoso, de torcida y radicalizada ideología- que la mayoría de los Estados ha consagrado para todos los hombres del mundo.-

Existe la posibilidad de que mi modo de pensar sea erróneo respecto de VVEE puntualmente.- Adelanto para ese remoto caso mis excusas (y mi enorme regocijo por encontrar, entonces, Jueces que merezcan la calidad de tales por su coraje en la aplicación estricta de la ley) pero la realidad de lo vivido hasta el momento me convencen hoy de que todo ocurrirá como pienso y escribo sucintamente.- Que se aferren a una competencia que no es propia y sí de la justicia militar; que mantengan encarcelado a quien ha pasado en prisión muchísimo tiempo más que el plazo de libertad condicional permite, sobre todo cuando los supuestos delitos cometidos ya han prescripto largamente; que convaliden con sus actos u omisiones la condición de “preso político” de Videla; que arrasen con principios inalterables del derecho constitucional como lo son el de la cosa juzgada, el de legalidad y el de irretroactividad de la ley penal.…En fin, que se hayan prestado a dar continuidad a una verdadera maniobra política destinada a terminar con la libertad ambulatoria –y hasta el final de sus vidas- de quienes combatieron y salieron airosos en la guerra antisubversiva que provocó la guerrilla, hoy eximida injustamente de toda culpa, refuerzan mi convicción con relación a que no puedo prestarme a la farsa que se iniciará el próximo 28 de febrero.-

Repito, pues, en un último acto de legítima defensa en esta causa, que renuncio indeclinablemente a la asistencia legal de don Jorge Rafael Videla.-

Tener presente lo expuesto y proveer de conformidad

SERA JUSTICIA