jueves, abril 28, 2016

El presidente ucraniano advierte que las secuelas de Chernóbil durarán mucho tiempo

Ucrania, Rusia y Bielorrusia recuerdan la catástrofe al cumplirse 30 años
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, se santigua tras colocar unas flores en el memorial levantado en recuerdo de las víctimas cerca de la central de Chernóbil
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, se santigua tras colocar unas flores en el memorial levantado en recuerdo de las víctimas cerca de la central de Chernóbil
RAFAEL M. MAÑUECOCorresponsal En Moscú - 26/04/2016 a las 20:17:34h. - Act. a las 20:18:08h.Guardado en: Internacional
El presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, ha visitado hoy la «zona de exclusión» de 30 kilómetros de radio en torno a la fatídica planta atómica de Chernóbil, situada a poco más de un centenar de kilómetros al norte de Kiev. «Las consecuencias futuras de la catástrofe no están todavía evaluadas, pero pesarán sobre nuestro pueblo y tardaremos en superarlas», manifestó Poroshenko en el marco de una ceremonia en recuerdo de las víctimas de la explosión y posterior escape nuclear, acaecido a la una y 23 minutos de la madrugada del día 26 de abril de 1986.
Según el máximo dirigente ucraniano, «es difícil de asumir, pero en una zona de 10 kilómetros alrededor de la central nunca podrá volver a vivir gente». «La cifra exacta de muertos y de personas que quedaron con minusvalías lamentablemente es de cientos de miles», añadió. Frente al «sarcófago», el recubrimiento que aísla el magma atómico que escapó del reactor hace tres décadas, Poroshenko aseguró que «Chernóbil es la peor catástrofe nuclear provocada por el hombre y estamos aquí para hacer todo lo posible a fin de evitar que se repita un accidente como ese en el futuro». Allí mismo colocó una corona de flores.
Los actos en recuerdo del accidente nuclear comenzaron ya de madrugada, a la misma hora en la que saltó por los aires hace 30 años el reactor número cuatro. Como cada año, cientos de personas colocaron velas y flores ante el monumento a las víctimas de Chernóbil levantado en la localidad de Slavútich. Este poblado, situado a medio centenar de kilómetros de la planta atómica, fue construido para acoger a sus empleados. Antes vivían en Prípiats, ciudad «modelo» situada a menos de tres kilómetros de epicentro del desastre, pero tuvieron que abandonarla precipitadamente sin poder llevarse sus enseres cuando la atmósfera empezó a llenarse de radiación. En Kiev y en otras ciudades de Ucrania se celebraron ayer oficios religiosos en recuerdo de los fallecidos.
En Moscú, mientras tanto, en el cementerio de Mítino, casi un millar de personas acudieron para depositar flores en las tumbas de los «liquidadores» enviados a Chernóbil para extinguir el incendio y sellar el reactor. Allí hay también hay un monumento conmemorativo así como una treintena de tumbas de aquellos heroicos bomberos, muchas de ellas aisladas con cámaras de plomo para evitar que la radicación de los cadáveres contaminen el lugar.

Valor y sacrificio

«Chernóbil fue una gran lección para la humanidad, y sus consecuencias hasta hoy tienen impacto en la naturaleza y la salud de las personas», rezaba el mensaje del presidente Vladímir Putin publicado en la página web del Kremlin. A juicio de Putin, «la magnitud de la tragedia pudo ser inconmensurablemente mayor, de no ser por el valor ejemplar y el sacrificio de los bomberos, militares y médicos, que cumplieron con honor su deber profesional y ciudadano».
La Unión Chernóbil, asociación creada por los «liquidadores», calcula que fueron unas 600.000 (bomberos, operarios, militares y voluntarios) las personas que tuvieron que hacer frente al escape nuclear. Llegaron desde todos los confines de la Unión Soviética y trabajaron en la zona contaminada sin apenas protección. La asociación sostiene que unos 30 «liquidadores» fallecieron en los primeros días tras el accidente debido a las altas dosis de radiación que recibieron, pero eleva a 100.000 el número total de voluntarios que perecieron en los años posteriores.
No obstante y pese a lo sucedido en Chernóbil hace 30 años, los otros tres reactores de la central permanecieron activos y el último se cerró en el año 2000. En el resto de Ucrania funcionan actualmente cuatro centrales nucleares. El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, cuyo país tiene abiertas 10 centrales nucleares, opina que "no podemos prescindir de la energía atómica, pero estamos obligados a hacerla más segura".

Protestas en Minsk

En Minsk, la capital bielorrusa, ayer tuvo lugar la tradicional marcha organizada por la oposición para protestar por la falta de apoyo a las víctimas. Este año, el presidente Alexánder Lukashenko, no ha puesto ninguna cortapisa a la manifestación.
La ONU también ha recordado lo sucedido en Chernóbil. En un mensaje con motivo del 30 aniversario, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, manifestó ayer que «la tragedia de Chernóbil estará siempre ligada con la seguridad nuclear. El accidente llevó a una nueva concienciación sobre los aspectos de seguridad y a grandes mejoras en la regulación de las plantas nucleares en todo el mundo».
A juicio de Ban, la experiencia acumulada gracias a Chernóbil ha contribuido a proteger a la población en otras zonas del planeta afectadas por accidentes similares y puso el ejemplo de Fukushima. La Asamblea General de la ONU celebró ayer una sesión especial dedicada a Chernóbil y la energía nuclear.