miércoles, octubre 16, 2013

Desafío para el Papa: una diócesis tiende una mano a los divorciados

Desafío para el Papa: una diócesis tiende una mano a los divorciados

Por Julio Algañaraz

Se trata de la de Friburgo, la segunda en importancia de Alemania. Les dará la comunión, la confesión, el bautismo y la confirmación.
 

Vaticano. Corresponsal - 09/10/13
Por sorpresa, ayer llegó una preocupación fuerte para Francisco al anunciar la diócesis de Friburgo, segunda en dimensiones de las 27 que hay que Alemania, que esta semana publicará un documento que es una “mano tendida” a los católicos divorciados y vueltos a casar, excluidos de los sacramentos. La “mano tendida” consistirá en el acceso a los sacramentos interdictos, como la comunión, la confesión, el bautismo, la confirmación y la extrema unción. Una revolución que será uno de los temas candentes del Sínodo Mundial de Obispos sobre la Familia que ayer convocó el Papa para dentro de un año. El peligro es que el ejemplo de Friburgo cause un contagio con “desarrollos sorpresivos” en una materia incandescente, como temen en voz baja los prelados consultados.
La reacción del Vaticano ante el riesgoso desborde de los alemanes de Friburgo fue afirmar que “aquí no ha cambiado nada”, como aseguró el padre Federico Lombardi, portavoz del Papa. “No hay ninguna novedad para los divorciados vueltos a casar, el documento es de una oficina pastoral local” y el arzobispo Robert Zoellisch, nada menos que el presidente de la Conferencia Episcopal germana, que está por retirarse, “no ha sido consultado”. Pero la novedad parece ir adelante con el aval del arzobispo. El decano de la oficina que se ocupa de la cura de las almas en Friburgo, Andreas Moehrle, dijo que “ante el número tan elevado de divorcios, la Iglesia no se puede permitir de excluir a la gente ”.
“En caso del fracaso de un matrimonio queremos ser abiertos con las personas que sufren, escucharlas y estarles cerca”.
Para la doctrina católica volverse a casar es un pecado si no hay una anulación eclesiástica. Por supuesto que el primer matrimonio es ante el altar y el segundo en el registro civil, que la Iglesia, a decir verdad, no consideraba un verdadero matrimonio. Los pecadores son excluidos de los sacramentos. El sistema es extraño. Si uno de los contrayentes es casado y divorciado por el civil, como la futura reina de España, no hay inconvenientes en aceptarle un segundo matrimonio como Dios manda, vamos.
Hace tiempo que la Iglesia alemana quiere cambiar las cosas y hace unos años el cardenal Karl Lehman, legendario líder de los católicos germanos, se mostró favorable a la apertura, pero fue llamado severamente al orden por el Papa Benedicto XVI, el también alemán Joseph Ratzinger.
En Alemania un tercio de los 80 millones de habitantes son católicos, otro tercio protestante y el otro tercio es en su mayor parte integrado por no creyentes. Por eso la pastoral de la influyente diócesis ofrecerá a los divorciados vueltos a casar coloquios en los que podrán contar las razones del fracaso matrimonial y confrontarlas con la fe. Será la base para que puedan participar plenamente de la vida de la Iglesia y los sacramentos. Hasta ahora, el remedio propuesto por Juan Pablo II y su influyente defensor de la ortodoxia, Joseph Ratzinger, después Benedicto XVI, era que para ser plenamente aceptados en la Iglesia, los cónyuges debían convivir “como hermanos”, es decir sin las normales relaciones sexuales. Una solución arcaica.