miércoles, enero 23, 2008

Iglesia y masonería. 4ta.parte final.

LA MASONERÍA : NATURALEZA Y RELACIONES CON LA IGLESIA CATÓLICA.

Por Fernando José Vaquero Oroquieta. Revista Arbil.

4ta y final parte.

“ El C.I.C de 1983 “.

Tras la revisión de su texto, el Catecismo de la Iglesia Católica promulgada por JUAN PABLO II, el 25 de enero de 1983, en su canon 1.374, que corresponde al mencionado 2.355, señala :

“ Quien se inscribe en una asociación contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa ; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con el entredicho “.

La nueva redacción tiene dos diferencias con la de 1917 ; la pena no es automática y no se menciona expresamente a la masonería como asociación que conspire contra la Iglesia.

Para evitar confesiones, el 26 de noviembre de 1983, un día antes de la entrada en vigor de esta nueva ley eclesiástica fue publicada una declaración de la Congregación para la Doctrina de la fe , firmada por el cardenal Ratzinger. Allí se señala que el criterio de la Iglesia no ha variado. Se omite la nominación expresa de la masonería por incluirla, junto con otras asociaciones, en el supuesto general que aparece más amplio, dando cabida a cualquier otra que efectivamente pretenda conspirar contra la Iglesia.

Se indica que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles para pronunciarse respecto a la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más arriba.

Tal declaración supuso un jarro de agua fría a los partidarios de la posible pertenencia.

El diario L´Osservatore Romano del día 22 de febrero de 1985, recogió el siguiente texto :

“ A propósito de la afirmación sobre la inconciliabilidad de los principios, se objeta ahora en algunos sectores que el aspecto esencial de la masonería es precisamente el de no imponer ningún principio, sino más bien el de reunir, por encima de los límites de las diversas religiones y visiones del mundo, a hombres de buena voluntad fundándose en valores humanos comprensibles y aceptables para todos. Pero el cristiano que aprecia su fe, percibe instintivamente que la fuerza revitalizadora de semejante fraternidad reduce la firme adhesión a la verdad de Dios, revelada en la Iglesia, a mera pertenencia a una institución, considerada como una forma expresiva particular, junto con otras formas expresivas más o menos posibles o válidas, de la orientación del hombre hacia lo eterno “. En la actualidad, siguen produciéndose algunas relaciones entre masones y católicos. Así, en España es de descartar la paradoja de que algunos de sus estudiosos más profundos sean miembros se sus, antaño, mayores enemigos : los jesuitas .Es el caso de José Antonio Ferrer Benimeli ( Universidad de Zaragoza ) indudable experto en masonería. Pedro Lázaro ( de la Universidad de Comillas ) en Madrid ), y Enrique Menéndez Ureña ( catedrático de Filosofía experto en Krause ).

El primero de ellos, autor de una extensísima obra, contempla con gran simpatía la masonería. En ocasiones ha realizado declaraciones que han generado cierta confusión; lo que ha hecho necesario la intervención de altas instancias eclesiales. Fue el caso del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana en 1988, Ratificándose en la postura tradicional de la Iglesia y afirmando que “ La unidad de la humanidad no se logra poniendo la verdad entre paréntesis “.

DOCTRINA.

La conclusión que extraemos de todo lo anterior es clara : no se ha producido ninguna variación substancial en la postura de la Iglesia frente a la masonería. No se puede hablar, por lo tanto, ni “ endurecimiento “ ni “ apertura “. Y si hemos hecho referencia a la regulación penal y a los diversos pronunciamientos interpretativos de la misma, ha sido para despejar dudas e interpretaciones erróneas o tendenciosas que pudieran empañar la evidente y coherente continuidad del juicio de la Iglesia.

Visto el tratamiento penal, hagamos una rápida incursión doctrinal.

El teocentrismo cristiano nada tiene que ver con el antropocentrismo propio del humanismo masónico.

Para la masonería, la Revelación no tiene sentido. Sólo sería posible un esfuerzo intelectual y práctico del hombre para vivir y conocer la Tradición.

Por otra parte, dedo el carácter “ esotérico “ ( oculto ) de la masonería, ésta pretende nivelar las religiones, de lo que se deriva el deísmo vago y etéreo. Reductor del mensaje cristológico, de modo que Jesús ya no sería – según la visión- el “ centro de la historia y del cosmos “. Jesús sería, eso sí, un gran maestro, un gran iniciado, pero al nivel de Buda, Mahoma, Zoroastro, etc. El Gran Arquitecto del Universo es un concepto abstracto; no sería un ser personal.

La razón es autónoma de cualquier instancia, para la masonería. Lo que contrasta con la adecuada relación entre la razón y fe de la Iglesia Católica.

La tolerancia masónica, al considerar iguales todas las religiones, incurre en un indiferentismo religioso imposible de conciliar con la afirmación de que Jesucristo es el camino ,la Verdad y la Vida. Con ella se incurre en un cierto sincretismo religioso.

La moral, a juicio de los masones, no está ligada a ninguna creencia religiosa en particular : moral subjetiva.

Según su concepto de la verdad, no es posible su conocimiento objetivo.

La libertad es un valor absoluto para la masonería, pero ello contrasta con los juramentos ( el secreto ) y normas que se impone a sus miembros en los ritos de sus ceremonias.

Podríamos concluir esta apartado indicando que el “ método masónico “, que veíamos en un artículo anterior, es incompatible con el acto de fe, tal como lo enseña la Iglesia.

CONCLUSIONES.

La masonería se caracteriza por su relativismo religioso, filosófico y moral ( privado y privado ). Y estas características no impiden el diálogo, pero sí la confluencia y la doble pertenencia.

La Iglesia tiene una doctrina precisa: la masonería otra.

En definitiva, la aceptación de un conjunto de principios excluye la posibilidad de asumir otras incompatibilidades con los anteriores. Y esto sucede en el debate Iglesia / masonería.

Y esos principios siguen vigentes. Por ello la Iglesia no tiene motivo alguno para variar en su actitud: la masonería no lo ha hecho.

La Iglesia católica en realidad concreta : La compañía humana en la que tiene lugar el encuentro personal con Jesucristo. Es en ella donde se puede vivir su amistad, lo que puede enjuiciar y abrazar toda la realidad. Sin embargo, esa universalidad de la Iglesia, esa vocación por las personas de toda clase, inteligencia, raza, o condición, es negada por la masonería que por definición es elitista y esotérica .

De alguna manera, vemos que esas negociaciones de la Revelación, de la presencia de Jesús como hecho en la Iglesia como tal, en la masonería enlaza con el agnosticismo de los primeros siglos de la historia del cristianismo. Lo que en definitiva viene a demostrar que toda herejía moderna ya ha sido inventada en los inicios del cristianismo.

En este sentido, Philip Hugues caracteriza al gnosticismo, de la siguiente manera:

El gnosticismo, como el nombre indica, pretendía ser una camino para llegar al conocimiento, o mejor dicho, a la visión de Dios. Proclamaba su doctrina, sus ritos y sus prácticas tenían el carácter revelado y habían sido transmitidos y preservados a través de alguna misteriosa tradición .Se presentaba como un infalible medio de salvación, actuando generalmente mediante fórmulas y ritos mágicos, mas no se ofrecía a todos los hombres,atraccvión que el movimiento ejercía- a la minoría de los iniciados.” sino- y éste era el secreto de su

Sin duda, los paralelismos asombran, lo que han llevado, por ejemplo a la historiador Ricardo de la Cierva, a profundizar en esta líea de investigación.

La masonería encarna valores comunes que se pretende reducir al cristianismo, nivelándose con las demás religiones. Y, por ello, la ética y práctica civil de los llamados “ valores comunes “, mínimo común denominador de las sociedades actuales, constituyen un triunfo aparente de la masonería..

FERNADO JOSÉ VAQUERO OROQUIETA.

REVISTA ARBIL