- Un año no es mucho, según se mire. Le dije a una tía gaucha, que había un acto en la Plaza San Martin el 24 de mayo y que necesitaba que venga para hacer un poco de número, si era posible con alguna vecina de confianza y que de paso se ocupara de ayudarnos a hacer un poco de propaganda porque no habia ni un peso para volantes y que todo se encaraba a pulmón y pc.
FUERZAS ARMADAS
Duro mensaje de Kirchner a los militares:
Fue por los oficiales que reivindicaron en Plaza San Martín el terrorismo de Estado.
Guido Braslavsky
En una tensa ceremonia en el Colegio Militar de la Nación por el Día del Ejército, el presidente Néstor Kirchner repudió la participación de militares en el acto de la Plaza San Martín el último 24 de mayo, donde afirmó que hubo "acciones y palabras rayanas con la apología del delito al reivindicar el terrorismo de Estado".
"Quiero que quede claro que como Presidente no tengo miedo ni les tengo miedo, que queremos el Ejército de San Martín, Belgrano, Mosconi y Savio, y no de aquellos que asesinaron a sus propios hermanos, que fue el de Videla, Galtieri, Viola y Bignone", agregó.
El Presidente criticó además el espionaje a civiles descubierto en la Base naval de Trelew. "No ayuda a la construcción de prestigio en el Ejército", afirmó, a pesar de tratarse de un episodio que involucró a la Armada.
Kirchner habló desde el palco que mira al campo deportivo del Colegio, frente a una formación de cinco mil efectivos. A sus costados había dos tribunas repletas de uniformados y público.
"Vengo a reivindicar un Ejército nacional, comprometido con el país y alejado definitivamente del terrorismo de Estado", dijo Kirchner con vehemencia. Su referencia a lo ocurrido la semana pasada era esperada, ya que en ese "homenaje" a los muertos por la guerrilla hubo críticas al Gobierno, a su política de derechos humanos y gritos contra el jefe del Ejército, Roberto Bendini, que molestaron mucho a Kirchner, según admitieron fuentes de la Casa Rosada.
Por participar en ese polémico acto, el Ejército sancionó con arresto a seis oficiales en actividad. En línea con la amonestación presidencial, Bendini también se mostró muy duro. En su discurso, afirmó que no va a "tolerar acciones que afecten la disciplina o la cohesión" y aseguró que "quien no esté dispuesto a respetar esos valores debe abandonar la Fuerza".
Los arrestos y la posibilidad de nuevas sanciones, el tono de los discursos y también que Kirchner se haya ido apenas terminado el suyo sin quedarse a presenciar el desfile de las tropas fueron hechos que hicieron que la celebración por los 196 años del Ejército transcurriera en un clima enrarecido.
Contribuyeron a esta percepción otros episodios poco habituales en un ámbito castrense. Mientras Kirchner hablaba y aunque no habría alcanzado a escucharla, desde la tribuna a su izquierda surgieron gritos de "eso no es así", proferidos por Cecilia Pando de Mercado, la esposa del mayor del Ejército echado por las reiteradas críticas que la mujer hizo al Gobierno. Pando fue disuadida por personal de seguridad y se fue del predio.
Desde el mismo sector, un grupo de madres de alumnos del Liceo General San Martín protestó al final del acto "contra el cierre de los liceos militares" y criticó al Gobierno. El proyecto del Ministerio de Defensa es desprenderse de esos secundarios y pasarlos a la órbita de las provincias.
La tensión en miembros del Gabinete que acompañaron a Kirchner se reflejó en declaraciones del ministro del Interior, Aníbal Fernández, sobre la presencia de Pando en el lugar: "La señora es portadora de las expresiones de un pollerudo que no se anima a decir las cosas", disparó.
Kirchner no concurrió a los últimos dos aniversarios del Ejército. Su presencia ayer se confirmó hace pocos días y muchos creen que fue motivada por la intención de replicar al acto de la Plaza San Martín —como finalmente hizo— y dar una señal de respaldo a Bendini. Hubo en ese acto unas tres mil personas —la mayoría, militares retirados, junto a un puñado de oficiales en actividad—, aunque el Gobierno buscó minimizar su proyección en las filas castrenses.
Al llegar ayer al Colegio Militar, Kirchner pasó revista a las tropas subido junto a Bendini y la ministra Nilda Garré al vehículo aerotransportable y todoterreno Gaucho, un proyecto realizado por los Ejércitos de la Argentina y Brasil. El vice Daniel Scioli los siguió en otro vehículo junto al director del Colegio Militar, general Horacio Gallardo.
Anoche, tras reunirse con el presidente Kirchner en la Casa Rosada, la ministra Garré ordenó un sumario interno para determinar la responsabilidad de algunos oficiales que, sin autorización, rompieron filas y dieron la espalda al Presidente en el acto. En el Gobierno se consideró la actitud, sumada al incidente que se generó con la actitud de Cecilia Pando de Mercado, como una "falta de decoro" hacia la investidura presidencial, evaluaron fuentes oficiales.
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ACTO EN HOMENAJE A LOS “MUERTOS POR LA SUBVERSION”
Represores fieles a sí mismos
En plaza San Martín, la mediática Cecilia Pando reunió a militares de uniforme para recordar a “las víctimas de la subversión”. Un cronista de televisión fue golpeado cuando los uniformados se vieron filmados.
“Vos no hagás preguntas o también cobrás”, amenazó a Página/12 un individuo regordete de bigote blanco y porte castrense. Unos minutos antes, en un acto en el que reivindicaron a los “muertos por la subversión” y a los represores, convocado por la mediática Cecilia Pando, una horda de participantes se arrojó sobre el cronista de América Marcelo López, luego de que las cámaras de ese canal registraran a los oficiales de uniforme que estaban escabulléndose tras participar de la ceremonia de apoyo a la dictadura. “Vengo por el homenaje a los muertos, sólo por el homenaje”, aseguró a este diario el capitán Lucioni, para luego batirse en retirada. “¡Matalo a ese zurdo de mierrrrrrrda!”, gritaba un grupo de jóvenes y ancianos (muchos con gorra y uniforme), todos con escarapela a la vista, mientras volvían a empujar al suelo al cronista, que fue perseguido hasta salir de plaza San Martín.
El acto, que reunió a varios centenares de personas, comenzó con una prolijidad estudiada frente al cenotafio de Malvinas. Lo convocaron Pando –cuyo esposo, el mayor Rafael Mercado, fue pasado a retiro luego de que ella reivindicara el terrorismo de Estado– y María Pía Schwab, hija del represor Héctor Schwab –el dueño de la empresa de seguridad Scanner, con pedido de captura internacional dictada por Baltasar Garzón y denunciado por extorsión en la Argentina–. Eligieron el día en el que ocurrió el copamiento de Montoneros al Regimiento de Monte 29 de Formosa. Durante la última semana, los cuarteles fueron volanteados con invitaciones al acto. Además de los seis o siete oficiales con uniforme, que no superaban los treinta años, se pudo ver al ex coronel carapintada Emilio Nani.
Desde el Ministerio de Defensa, consideraron que según el Código de Justicia Militar se debe sancionar a los oficiales en actividad que participen de un acto político. “Estamos evaluando si había personal en actividad en el acto”, señalaron, aunque destacaron que “se trata de un grupo minoritario en las Fuerzas Armadas y en la sociedad”. Precisaron que el capitán Lucioni pasó a retiro del Ejército hace un mes. Es hijo del teniente primero Oscar Lucioni, asesinado por Montoneros el 18 de octubre de 1976. Su hermana, Ana María Lucioni, habló en el acto junto con Carina Mujica, de Memoria Completa, y el general retirado Miguel Guliano, de la Unión de Promociones del Ejército Argentino.
“En marzo pasado se ha hecho uso de una memoria subjetiva y hemipléjica. ERP y Montoneros son equiparables a Al Qaida”, sostuvo el general, vestido de traje y escoltado por un cura y un oficial en uniforme. Guliano se solidarizó con “los camaradas que están siendo perseguidos políticamente” y pidió una indemnización para los “muertos por el terrorismo marxista-leninista, cuyos crímenes no prescriben”. Luego gritaron en tono marcial sus nombres, seguidos de un “¡presente!” bien castrense, mientras los militares hacían la venia y los de civil se cuadraban, por las dudas. “Es una injusticia lo que le hicieron a (Luis) Patti”, comentaba Carlos Guerrero, un aviador naval retirado.
Luego de cantar el Himno Nacional, los oficiales jóvenes comenzaron a retirarse, mientras recibían agradecimientos de las mujeres con la remera de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos Argentinos (AFyAPPA), que muestra una bandera argentina tras las rejas (en alusión a los represores detenidos). Pero se encontraron de frente con las cámaras de televisión. Allí comenzaron los golpes hacia el cronista de América, primero por parte de un individuo de sonrisa insidiosa y saco de tweed que se presentó como “comisario mayor”. Luego continuó un grupo de jóvenes y de ancianos al grito de “¡volá, periodista zurdo, chupamedia de Kirchner! ¡Andá a ver al desprolijo tuerto, apátrida!”. Sólo lo dejaron en paz cuando logró cruzar la calle hacia Retiro. “Le metería una bomba yo”, gritaba una mujer con un prendedor de Aunar, otra de las asociaciones que defiende a los represores. La multitud finalmente se desconcentró. Sobre el piso, solamente quedó una pintada que decía: “Asesinados por la suversión” (sic).
Informe: Werner Pertot.
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Garré analiza sanciones para los militares amigos de Pando
La ministra de Defensa afirmó que los uniformados que participaron del acto de homenaje a “los muertos por la subversión” pueden ser sancionados. El Presidente dijo que no le importa que lo amenacen.
La ministra de Defensa, Nilda Garré, anticipó que puede haber sanciones para los militares que realizaron un acto “en homenaje a los muertos por la subversión”, si se comprueba que incurrieron en infracciones a los reglamentos de las Fuerzas Armadas. Garré explicó que los efectivos tienen prohibido por norma asistir a actos políticos. La manifestación del miércoles pasado en la Plaza San Martín reunió a uniformados en actividad, retirados y familiares de represores que salieron en apoyo de los militares juzgados por violaciones a los derechos humanos (“los camaradas que están siendo perseguidos políticamente”, según definió el general retirado Miguel Guliano).
La concentración se realizó frente al cenotafio de Malvinas; los reunidos cubrieron el ancho de la avenida, hasta la vereda opuesta. El acto, en el que los militares reclamaron además una indemnización “para los muertos por el terrorismo marxista leninista”, terminó con un escándalo cuando los manifestantes le dieron una paliza al periodista de América TV Marcelo López.
La titular de la cartera de Defensa sostuvo que estos actos, “en ciertos marcos, si no se incurre en infracciones a las reglamentaciones vigentes y se hacen en el marco del respeto, son expresiones en una sociedad democrática totalmente admisibles”. La ministra consideró que “puede haber gente que siente necesidad de adherirse a sus muertos o que han caído en función de las ideas que ellos creen”, pero aclaró que “el tema es en el marco en que esto se haga”.
El acto buscó ser una demostración pública en rechazo al enjuiciamiento de los represores. En los días previos, los cuarteles fueron volanteados con invitaciones a la actividad que tuvo entre sus organizadores a Cecilia Pando, la mediática mujer del mayor Rafael Mercado, pasado a retiro luego de que ella reivindicara el terrorismo de Estado; y María Pía Schwab, hija del represor Héctor Schwab, con pedido de captura internacional dictada por Baltasar Garzón.
El propio Schwab estuvo presente en el acto –la solicitud de detención sólo puede alcanzarlo si sale de la Argentina–, en el que se ocupó, junto a otros retirados, de reunir a los oficiales de menor edad debajo de un árbol para indicarles qué consignas debía gritar cada uno durante el acto. Iniciado éste, ellos se retiraron y dejaron frente a las cámaras de televisión a los más jóvenes. “¡Chupamedias de Kirchner! ¡Andá a ver al desprolijo tuerto, apátrida!”, “Le metería una bomba”, fueron algunos de los insultos que gritarían los manifestantes al agredir al periodista Marcelo López.
Ayer, el Presidente no pasó por alto lo sucedido y, en el discurso de la Plaza de Mayo, se refirió al episodio. “No me importa que me amenacen, como lo hicieron, diciendo, en un acto chiquitito que hubo, que si tuvieran una bomba me la pondrían”, señaló. Kirchner defendió también la política de derechos humanos: “Hemos puesto fin a las vergonzosas leyes de obediencia debida y punto final que habían garantizado la impunidad de la Patria”.
La aplicación de sanciones será analizada dentro de cada fuerza, donde evaluarán además “si en el acto hubo militares en actividad”. Algunos de los presentes, como el capitán Lucioni, habían sido pasados a retiro en fecha reciente, hace poco más de un mes.
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Arrestos de hasta cuarenta días para seis oficiales del Ejército
Por su participación en el acto de homenaje a los “muertos por la subversión”, en el que se criticó al Presidente y al jefe del Ejército, fueron sancionados tres capitanes, dos tenientes y un mayor.
La ministra de Defensa, Nilda Garré, había anticipado posibles castigos para los militares que participaron del acto en el que se reivindicó el terrorismo de Estado y el Ejército obró en consecuencia: sancionó con arresto –de hasta cuarenta días– a seis oficiales de esa fuerza en actividad que estuvieron en el “homenaje a los muertos por la subversión” que se realizó en Plaza San Martín. “El reglamento es claro e impide la participación de miembros de la fuerza, en actividad o retirados, en actos políticos”, explicaron en el Ejército, que también evalúa la posibilidad de sancionar a varios retirados.
Las mayores sanciones se las llevaron tres capitanes que fueron a la concentración del miércoles pasado frente al cenotafio de Malvinas en apoyo a los militares juzgados por violaciones a los derechos humanos, a quienes el general retirado Miguel Giuliano definió allí como “los camaradas que están siendo perseguidos políticamente”. Se trata de Juan Manuel Lucioni, Santiago Marcelo Listorti y Gabriel José Oesquer, a quienes el jefe del Ejército, Roberto Bendini, les impuso un arresto de cuarenta días que ya cumplen en unidades del interior del país.
También fueron castigados con arresto de 31 días el teniente primero Juan Andrés Ferrero y el teniente Andrés Ramiro Gaspar. El mayor Carlos Fabián Magnani recibió veinte días de arresto no por haber participado, sino por ser el jefe de la Compañía de Comando 601 de Campo de Mayo, a la que pertenecen todos los que fueron a Plaza San Martín.
Las actuaciones contra todos esos militares siguen su curso y podrían llegar a recibir otras sanciones. En el Ejército señalaron que las aplicadas “son preventivas”.
Los retirados también deberán dar cuenta de su actitud. Giuliano prestó declaración ayer mismo ante las autoridades del Ejército. Para la semana próxima fueron citados los coroneles Rodolfo Jorge Solís, José Gaspar Chas, Guillermo César Viola, Elio Salvador Nemi y Miguel Angel Sciurano y el teniente coronel Emilio Guillermo Nani. El Ejército promovió, además, denuncia penal contra el capitán retirado Walter Jorge Grosse, el supuesto agresor del periodista Marcelo López, quien fue duramente golpeado durante el acto en el que se paseó la mediática Cecilia Pando, la esposa del mayor Rafael Mercado, quien fue pasado a retiro por no haberse diferenciado de las declaraciones pro terrorismo de Estado de ella.
Desde Defensa salieron a remarcar que las posiciones que sustentan los sancionados no tienen hoy en día mayor eco entre el resto de sus camaradas. “Conforman una fracción minoritaria. Los criterios democráticos son abrumadores en las filas de las Fuerzas Armadas”, afirmaron desde el entorno de Garré.
Las sanciones a los militares que participaron de la reivindicación pública del terrorismo de Estado caían de maduro desde el momento en que la misma Garré adelantó que se avanzaría en ese sentido. A partir de sus declaraciones, en el Ministerio de Defensa explicaron que los eventuales castigos serían definidos e impuestos por cada una de las Fuerzas Armadas.
El Ejército fue el primero en actuar. Allí no sólo fue insultado el presidente Néstor Kirchner, sino también Bendini.
“Todos conocemos el reglamento y sabemos a qué nos exponemos si lo violamos”, subrayaban anoche en el Ejército y precisaban que “es claro e impide la participación de miembros de la fuerza, en actividad o retirados, en actos políticos”. Un portavoz de esa fuerza explicó que el Reglamento de Servicio Interno impide asistir uniformados “a toda actividad pública, así sea una reunión de un club de barrio, salvo que sea en representación institucional de la fuerza. Tanto más en este caso”.
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