En
su columna editorial del programa televisivo Claves para un Mundo
Mejor, emitido el pasado sábado 7 de octubre por el Canal 9, el
arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer,
reflexionó sobre algunas repercusiones de la Marcha por la Vida
realizada el miércoles 27 de septiembre en la ciudad de Buenos Aires,
desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso Nacional.
"La Marcha -señaló- se hizo y salió muy bien, había muchísima
gente. Es muy difícil cuando hay una manifestación masiva calcular los
números porque unos dicen una cifras, otros otras, pero según los datos
policiales se superaron las veinte mil personas, es un gran éxito y
espero que el año que viene puedan ser cien o doscientas mil. Todo
depende un poco de nosotros y de cómo hagamos correr esta idea
fundamental de que no es posible que nosotros nos quedemos quietos, sin
decir nada, sin hacer nada mientras avanza una cultura de la muerte”.
Inmediatamente dijo que le dio mucha pena “saber que en algunos
ambientes católicos se descalificó esa Marcha diciendo que 'era una cosa
de derecha' y que 'la gente de derecha era la que la organizaba'. Yo no
sé si fue organizada por gente de derecha o de izquierda o de centro o
de qué. Lo que me apena es que se ideologice algo que no tiene nada que
ver con la ideología y mucho menos con una posición política sino que se
trata simplemente de una verdad de orden natural: que la vida humana
debe ser respetada desde el instante de la concepción hasta la muerte
natural”.
“Y que, además de ser una verdad del orden de la razón también
es una verdad de la fe católica y de la moral católica. La Iglesia lo ha
expresado repetidas veces. De modo que oponerse al aborto e intentar
que no haya una legislación más permisiva de lo que ya es, eso no es ni
de derecha ni de centro ni de izquierda sino que eso es una obligación
de orden natural y, para nosotros, una obligación de la fe”.
“Por eso digo -continuó-, espero que el año que viene sea el
doble o el triple pero para eso tenemos que tomar conciencia clara de
que nosotros no podemos obedecer sin más legislaciones que tienen un
valor legal pero son ilegítimas, son injustas. Una ley que favorece el
aborto, lo despenaliza o lo hace fácil o recomendable, es una ley
injusta, una ley inicua y no se puede obedecer, no se puede aceptar.
Tenemos que hacer todo lo posible para que eso no entre en el cuerpo
legal de la Nación”.
“Esto -prosiguió- no es una ocurrencia mía sino que ha sido
siempre así. Recuerdo que un teólogo del siglo III, Orígenes, decía que
ante las leyes injustas del ordenamiento legal que se imponía en el
Imperio Romano, los cristianos debían resistirse y fundamentaba con
argumentos irrebatibles que es necesario resistir. Y el papa Benedicto
XVI también, hablando ante el Bundestag de Alemania, en su primer viaje a
Alemania, decía que cuando una ley se apoya en argumentos contrarios a
la verdad y quieren imponerla en el ordenamiento jurídico, si eso está
en contra de la verdad, la verdad del hombre por ejemplo, eso carece de
valor jurídico y no puede ser retenida. Más aún, dice el Papa, los
cristianos debemos decir no”.
“Eso es lo que se ha querido decir el otro día en la Marcha: no
al aborto, sí a la vida. Por eso, esperemos que mientras hacemos que
estas verdades fundamentales sean difundidas y aceptadas, el año que
viene podamos hacer una marcha mucho mejor”, concluyó el arzobispo
platense.+