Aunque
ya durante la semana pasada se refirió al tema del epígrafe y aclaró
algunos aspectos relacionados con la arquidiócesis platense, monseñor
Héctor Aguer insistió en hablar de este tema en su columna semanal del
programa Claves para un mundo mejor, que se emitió por el Canal 9 de TV
el sábado 17 de diciembre, en el que efectuó unas reflexiones dirigidas
al gran público televisivo.
“Mis amigos -comenzó diciendo-, tengo que hablarles de un
hecho muy penoso que me causa una gran tristeza y que, además, tiene, ha
tenido y va a seguir teniendo una repercusión tremenda no sólo en la
Iglesia sino en la sociedad toda. Es el caso de sacerdotes que abusan de
menores”.
La Iglesia no mira para otro lado
“Tengo que decir claramente -continuó-, que se trata de un crimen
horrendo, de un delito que la Iglesia, en su disciplina y aplicando los
protocolos actualmente vigentes procesa y castiga como corresponde. La
Iglesia no mira para otro lado como algunos piensan”.
“Es un asunto muy complejo este asunto. Si se trata de un
sacerdote diocesano que tiene ese vicio el Obispo toma cartas en el
asunto inmediatamente. A mí me ha tocado hacerlo alguna vez aquí, en La
Plata. Pero si se trata de sacerdotes de una congregación religiosa son
los superiores de esa congregación los que deciden los traslados. Si yo
no tengo en mis archivos antecedentes contra esa persona, como obispo lo
tengo que aceptar. A veces se trata de congregaciones de derecho
pontificio y algunas muy antiguas. La cuestión es compleja”.
Gravísima injusticia contra el niño abusado
“Lo que tiene que quedar claro -señaló el arzobispo- es que ese
delito cometido por un sacerdote afecta a la santidad de la Iglesia. No
solamente esa persona está violando su promesa de virginidad, su promesa
de celibato, sino que además está cometiendo un acto de gravísima
injusticia contra el niño abusado, contra su familia, contra la
sociedad”.
“Por otra parte me parece muy bien que la justicia penal del
Estado haga su trabajo. Nosotros tenemos nuestra propia justicia en los
tribunales diocesanos con el Derecho Canónico y con los protocolos que
son severísimos”.
Se trata de algo espantoso
Monseñor Aguer se refirió luego a la repercusión que tuvieron los
casos ocurridos en Mendoza, en los que dos de los sacerdotes que fueron
hallados culpables estuvieron en La Plata. "Se trata -señaló el prelado
platense- del Instituto Próvolo, que es una institución dedicada a la
educación de niños sordos y yo digo que ahí la gravedad del delito es
mayor aún porque esos chicos tienen dificultades en expresarse y, con
mayor razón, de contar algo así. Si es verdad que fueron objeto de esos
abusos se trata de algo espantoso”.
“Pues bien, en la medida en que corresponda, la justicia
eclesiástica hará su trabajo también, pero hay una cierta confusión
respecto de esto que afecta a la Iglesia y afecta también a la
sociedad”.
Injusta acusación a "la Iglesia"
Continuando con su reflexión sobre un tema tan doloroso para la
Iglesia y la sociedad, el arzobispo de La Plata abordó un triste aspecto
derivado de los delitos cometidos por los clérigos. “Resulta que ahora
-lamentó- todos los curas son abusadores", y agregó: "Dolorosamente
cuando aparecen estos casos se dice 'la Iglesia', se trata de 'la
Iglesia'. Pero está probado por las estadísticas, que la mayor parte de
los abusos ocurren en el seno de las mismas familias, muchas veces son
los padrastros de los chicos, las parejas de las madres o, lo que parece
más horrendo todavía, es el papá mismo de la criatura. Cuando es un
profesional, supongamos un médico o un abogado o un albañil el que
comete ese delito no se dice 'los médicos, los abogados, los albañiles'
pero cuando es un cura se dice es 'la Iglesia'. Por supuesto que en el
caso de un sacerdote es más grave todavía porque no solamente viola sus
propias promesas sino que enchastra la imagen de la Iglesia, salpica la
santidad esencial de la Iglesia misma. Esto tiene que avergonzarnos y
verdaderamente nos avergüenza”.
Vivimos en una sociedad hipersexualizada
“Otro factor que yo creo que influye hoy día -continuó el prelado-
es la pornografía mediante la cual la pedofilia está al alcance de todo
el mundo y lo sabemos muy bien ¿Eso no produce ningún efecto, no
desencadena procesos en personas que están predispuestas a ello? También
este elemento debe ser tenido en cuenta pues vivimos en una sociedad
hipersexualizada y donde todos los límites ya han sido transgredidos. Y
no digo esto a modo de disculpas ni mucho menos sino todo lo contrario
pero son elementos que deben ser tenidos en cuenta”.
“Yo como Pastor de la Iglesia ofrecí mi disponibilidad a todos
los que han sido víctimas de estos abusos por sacerdotes. Les dirijo una
palabra de afecto, de compasión, de disculpas. No soy el culpable pero
tengo que pedir disculpas, debo pedir perdón en nombre de todos ellos,
pero no sea que algunos sectores que siempre tienden a hacer prevalecer
sus intereses subalternos ahora empiecen una campaña orgánica contra la
Iglesia tomando como base estos dolorosos casos”.
Rezar por la conversión de los curas degenerados
Ya en la última parte de su extensa reflexión, monseñor Aguer dijo:
“Yo creo que hay que rezar mucho. Hay que rezar mucho por la conversión
de estas personas descarriadas, de estos curas degenerados. Debo decir
la palabra que corresponde, son curas degenerados y hay que rezar mucho
por la conversión de ellos. Hay que rezar también, especialmente, por
las víctimas. Sé el caso de personas que a causa de esos hechos han
perdido la fe o que a lo largo de toda su vida tienen que arrastrar ese
trauma. Esto es una verdadera tragedia que no hay que disimular, pero
hay que proceder con mucha objetividad no sea cosa que se cree un clima
de histeria, de paranoia acerca de este asunto. Hay que cuidar a los
chicos y eso es evidente. Hay que cuidar a los chicos y los primeros
responsables del cuidado de los chicos son los padres”.
“He insistido siempre, y ahora de modo especial, que si alguien
conoce algún caso de abuso realizado aquí, en la arquidiócesis de La
Plata, se acerque a nuestro tribunal eclesiástico, al vicario de
Justicia, a hacer la denuncia correspondiente y entonces comenzará el
proceso, según el Derecho Canónico, tal como la Iglesia lo establece”.
“Lamento -dijo por último el arzobispo de La Plata- haber
tenido que detenerme hoy en este tema, pero es algo muy doloroso y les
pido que lo compartamos los que somos miembros de la Iglesia. Que
sintamos este sentimiento de agobio, de vergüenza, de culpabilidad y, al
mismo tiempo, la necesidad de la súplica y de la esperanza en el Señor
para poder superar este momento tan desagradable".+