Francisco clama por "las víctimas de las guerras y la violencia, y los pequeños que mueren de hambre"
Bergoglio recuerda a los asesinados "por ser cristianos" y quienes dan su vida "por servir a los demás"
Jesús Bastante, 02 de noviembre de 2014 a las 12:21
(Jesús Bastante).- En el día de difuntos, hay que acordarse "de aquellos a los que nadie recuerda". Esta fue la base del Angelus de este domingo, en el que Francisco, ante una abarrotada plaza de San Pedro, clamó por "las víctimas de las guerras y la violencia, los pequeños que mueren víctimas del hambre" y "los hermanos y hermanas muertos por ser cristianos y cuantos han sacrificado su vida por servir a los demás".Lucía el sol en todo su esplendor, en un día en el que Francisco quiso saludar especialmente a un grupo que trabaja con terapias de la risa en hospitales. "La alegría y las lágrimas, íntimamente unidas en estas dos jornadas", apuntó el Papa recordando Todos los Santos y Día de Difuntos, "en una síntesis que fundamentan la fe y la esperanza".
Quiso el Papa agradecer "al Padre que nos libera del sufrimiento y de la muerte", y recordó la tradición de visitar a los familiares muertos y cuidar los cementerios. "La muerte es un sueño del cual Jesús nos despierta. Es bonito pensar que será Jesucristo quien nos despertará", abundó Francisco.
"La tradición de la Iglesia siempre ha exhortado a rezar por los difuntos, particularmente ofreciendo por ellos la celebración eucarística", señaló Bergoglio, haciendo especial hincapié "en los más abandonados".
En la Solemnidad de Todos los Fieles Difuntos, el Papa Francisco rezó el Ángelus dominical junto a miles de fieles romanos y peregrinos procedentes de Italia y de diversos países que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para escuchar sus palabras y recibir su bendición.
Recordando la celebración de Todos los Santos en el día de ayer, el Obispo de Roma destacó el vínculo que une estas dos solemnidades, unidas entre ellas como "la alegría y las lágrimas encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza".
Jesús mismo nos ha revelado que la muerte del cuerpo es como un sueño del cual Él nos despierta, y con esta fe, constató el Papa, nos detenemos también espiritualmente ante las tumbas de nuestros seres queridos.
Pero hoy, subrayó el Obispo de Roma, estamos llamados a recordar a todos, también aquellos que nadie recuerda: las víctimas de las guerras y de las violencias, tantos pequeños del mundo aplastados por el hambre y por la miseria. Los hermanos y hermanas asesinados por ser cristianos y cuantos han sacrificado su vida por servir a los demás.
Invitando a confiar al Señor a quienes nos han dejado en el curso de este último año, el Papa recordó la tradición de la Iglesia que exhorta a rezar por los difuntos ofreciendo, en particular, la Celebración Eucarística. Y destacó que el fundamento de la oración del sufragio se encuentra en la comunión del Cuerpo Místico.
El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios , agregó el Pontífice, son testimonio de una confiada esperanza, radicada en la certeza que la muerte no es la última palabra sobre el destino humano, porque el hombre no está destinado a una vida sin límites, que tiene su raíz y su cumplimiento en Dios.
Finalmente, la invitación a dirigirnos con "esta fe en el destino supremo del hombre" a la Virgen, para que ella, Puerta del cielo, nos ayude a comprender siempre más el valor de la oración de sufragio por los difuntos y a no perder jamás de vista la meta última de la vida que es el Paraíso.