Francisco: "El diablo existe, no es un mito"
El Papa bendice a un bebé en la Plaza San Pedro. / AP
El demonio no es un mito y la vida cristiana es un "combate" contra Satanás,
el mundo y las pasiones de la carne. Ninguno de los seis últimos papas
ha hablado con tanta frecuencia de las tentaciones del maligno como
Jorge Bergoglio. Como buen jesuita, alerta continuamente a los fieles de "las insidias del diablo".
Hoy, Francisco le dedicó entera su homilía en la misa diaria que oficia desde las 7 de la mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta, el hotel interno del Vaticano donde se aloja.
"No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin resistir a las tentaciones, sin luchar contra el diablo, sin usar 'la armadura de Dios', como decía San Paolo, que es aquello de Dios que nos defiende", pronunció.
El Papa subrayó que "la vida en Dios se debe defender, se debe luchar para llevarla adelante. Hacen falta fuerza y coraje para resistir y para anunciar. Para ir adelante en la vía espiritual se debe combatir. No es un simple enfrentamiento, no, es un combate continuo".
Francisco recordó que son tres "los enemigos de la vida cristiana: el demonio, el mundo y la carne", o sea nuestras pasiones, "que son las heridas del pecado original". Por cierto "la salvación que nos da Jesús es gratuita, pero estamos llamados a defender".
Bergoglio se preguntó ante los 40 fieles que asisten a la misa matutina y provienen de las más variadas profesiones y trabajos y de todos los lugares del mundo: "¿De qué debo defenderme? ¿Qué debo hacer? San Pablo sostiene que hay que ponerse la armadura de Dios porque nuestra batalla no es contra cosas pequeñas, sino contra los principados y las potencias, o sea contra el diablo y los suyos".
En una critica a la sociedad contemporánea, Francisco dijo que "a esta generación y a tantas otras han hecho creer que el demonio fuera un mito, una figura, una idea, la idea del mal. Pero el diablo existe y nosotros debemos luchar contra él. ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! La palabra de Dios lo dice.".
El Papa señaló que San Pablo sostiene que hay que estar firme junto a la armadura de Dios, porque "la verdad es una armadura de Dios".
"El diablo es el mentiroso, el padre de los mentirosos, el padre de la mentira". Con San Pablo ratificó que "tenemos que tener a nuestros flancos la verdad, vistiendo la coraza de la justicia. No se puede ser cristianos sin trabajar continuamente para ser justos".
Bergoglio agregó que "sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús".
"Tenemos necesidad de este escudo de la fe, porque el diablo no nos tira encima flores sino flechas de fuego para matarnos".
Francisco exhortó en su sermón a tomar "el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios", utilizando el mensaje militar que desarrolla San Pablo al hablar de la vida cristiana".
"La vida es una milicia. La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida nos da una alegría, una felicidad grande: aquella alegría que el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de la salvación. Todos somos un poco ociosos en la lucha y nos dejamos llevar adelante por las pasiones y algunas tentaciones".
"¡Es que todos somos pecadores!", concluyo Francisco. "Pero no se desalienten. Coraje y fuerza, porque el Señor esta con nosotros".
Hoy, Francisco le dedicó entera su homilía en la misa diaria que oficia desde las 7 de la mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta, el hotel interno del Vaticano donde se aloja.
"No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin resistir a las tentaciones, sin luchar contra el diablo, sin usar 'la armadura de Dios', como decía San Paolo, que es aquello de Dios que nos defiende", pronunció.
El Papa subrayó que "la vida en Dios se debe defender, se debe luchar para llevarla adelante. Hacen falta fuerza y coraje para resistir y para anunciar. Para ir adelante en la vía espiritual se debe combatir. No es un simple enfrentamiento, no, es un combate continuo".
Francisco recordó que son tres "los enemigos de la vida cristiana: el demonio, el mundo y la carne", o sea nuestras pasiones, "que son las heridas del pecado original". Por cierto "la salvación que nos da Jesús es gratuita, pero estamos llamados a defender".
Bergoglio se preguntó ante los 40 fieles que asisten a la misa matutina y provienen de las más variadas profesiones y trabajos y de todos los lugares del mundo: "¿De qué debo defenderme? ¿Qué debo hacer? San Pablo sostiene que hay que ponerse la armadura de Dios porque nuestra batalla no es contra cosas pequeñas, sino contra los principados y las potencias, o sea contra el diablo y los suyos".
En una critica a la sociedad contemporánea, Francisco dijo que "a esta generación y a tantas otras han hecho creer que el demonio fuera un mito, una figura, una idea, la idea del mal. Pero el diablo existe y nosotros debemos luchar contra él. ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! La palabra de Dios lo dice.".
El Papa señaló que San Pablo sostiene que hay que estar firme junto a la armadura de Dios, porque "la verdad es una armadura de Dios".
"El diablo es el mentiroso, el padre de los mentirosos, el padre de la mentira". Con San Pablo ratificó que "tenemos que tener a nuestros flancos la verdad, vistiendo la coraza de la justicia. No se puede ser cristianos sin trabajar continuamente para ser justos".
Bergoglio agregó que "sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús".
"Tenemos necesidad de este escudo de la fe, porque el diablo no nos tira encima flores sino flechas de fuego para matarnos".
Francisco exhortó en su sermón a tomar "el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios", utilizando el mensaje militar que desarrolla San Pablo al hablar de la vida cristiana".
"La vida es una milicia. La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida nos da una alegría, una felicidad grande: aquella alegría que el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de la salvación. Todos somos un poco ociosos en la lucha y nos dejamos llevar adelante por las pasiones y algunas tentaciones".
"¡Es que todos somos pecadores!", concluyo Francisco. "Pero no se desalienten. Coraje y fuerza, porque el Señor esta con nosotros".