Relata: Teniente “Chino” Cimbaro (Piloto de Pucará) 
 Día: 28 de Mayo de 1982 - 10:30 horas 
 Despegamos de Puerto Argentino. 
 Estaban los infantes de marina británicos (marines) tomando 
 Darwin. La mañana ofrecía escasa visibilidad, entre 50 y 100 
 metros de techo, y lloviznaba intermitentemente. Como todo 
 apoyo de fuego directo y en pleno campo de bat alla, las 
 misiones se sucedían una tras otra, alcanzando el tiempo sólo 
 para reponer armamento y cambiar los pilotos. Los aviones 
 regresaban florecidos de impactos, pero había que salir igual. 
 Yo iniciaba mi segunda misión de la mañana y la hacía esta 
 vez con el Teniente Miguel Giménez, como Jefe de Sección. 
 Despegamos y, bordeando la isla, nos dirigimos al objetivo 
 material. Las elevaciones que hasta ese día habían sido nuestra 
 protección, se habían convertido en nuestro peor enemigo ya 
 que las mismas estaban todas tomadas por los ingleses y el 
 pasar por sus cercanías se transformaba todo en una cortina de 
 proyectiles trazantes y misiles que nos buscaban. 
 Cuando llegamos sobre las líneas inglesas y próximos a 
 Goose Green divisamos dos helicópteros y de inmediato 
 escuché que el “Sombra” Giménez me asignaba uno de los 
 blancos. Rasantes como estábamos, lanzamos nuestros cohetes 
 en salva. Los del guía dieron de lleno en el primer helicóptero, 
 explotando el mismo en el aire. El segundo fue tocado por mis  
 cohetes, desplomándose a tierra. Vi como algunos de los 
 integrantes intentaban salir del aparato. 
 En ese instante busqué en vano al guía, oí luego que al 
 restablecer había perdido contacto con el suelo, o sea que se 
 metió en nubes. Ya en la primera salida con el “Nahuel” Vila 
 habíamos comprobado que nuestra única salida de tiro era a 
 90° y rasante, y así lo hice yo, a tal punto que posterior al tiro 
 se me llenó de barro el plexiglás, de la carlinga, levantado por 
 la onda expansiva de mis cohetes. Giménez efectuó una 
 comunicación más y fue guiado por la base “Cóndor” ya que no 
 enlazaba con el radar. Posteriormente nada se escuchó. 
 Sabíamos que encima de las nubes había una PAC y el Teniente 
 Giménez nunca más regresó. 
 Posteriormente, nos enteramos de que los helicópteros 
 derribados habían sido tres, pues uno estaba detrás de otro y 
 que en uno de ellos había muerto un Oficial de alta graduación, 
 lo cual demoraría el ataque inglés.