¿ESTÁ NACIENDO LA CONTRA-REVOLUCIÓN FRANCESA?
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| Elocuente portada de Le Point del 
      18 IV 13. ¿Estará naciendo una Contra-revolución de amplitud similar y en sentido opuesto a la agotada Revolución de 1789? | 
Hasta no hace mucho, la Revolución que 
devasta el Occidente cristiano avanzaba con suma cautela, evitando cuanto 
posible reacciones en la población que escapasen a su control, y pudiesen 
comprometer el éxito de su marcha hacia la utopía igualitaria y 
anárquica.
Pero ahora, esa cautela parece haber quedado 
atrás: a medida que una marea conservadora se afianza por todas partes, las 
fuerzas revolucionarias parecen haber optado por atropellar sin miramientos a la 
opinión pública, buscando imponerse por la vía de los hechos 
consumados.
Es lo que vemos en países como Venezuela, 
Argentina, Brasil, Colombia o Uruguay, donde gobiernos y parlamentos implementan 
leyes y políticas anticristianas cada vez más despóticas, sobre todo en materia 
de familia —blanco central de la actual revolución cultural—, 
pero también en terrenos como el cercenamiento a la propiedad privada, las 
“negociaciones de paz” con las FARC en Colombia, etc. Y lo hacen pasando por 
encima del sentir de las mayorías y del propio estado de derecho.
Socialistas, los “victoriosos”... vencidos
El caso más resonante de ese atropello se 
dio a fines de abril en Francia, al aprobarse un proyecto legislativo de 
“matrimonio” entre personas del mismo sexo, impulsado por el gobierno 
socialista. Las encuestas revelaban que una mayoría de franceses rechaza esa 
absurda parodia matrimonial. Y las impresionantes movilizaciones de protesta 
realizadas en París el 13 de enero y el 24 de marzo pasados (esta última 
sumó 1,4 millón de personas, y fue la mayor manifestación 
pública de la historia de Francia) y en muchas otras ciudades, fueron la 
imagen visible de esa tendencia.
| La gigantesca protesta del 23 de marzo: la mayor manifestación de la historia de Francia. | 
Conscientes de su falta de apoyo ciudadano, 
y para evitar que el rechazo popular al proyecto creciera hasta volverse 
incontenible, el gobierno socialista y la Asamblea Nacional (Parlamento) 
dominada por la izquierda optaron cínicamente por adelantar en un mes la 
votación parlamentaria, prevista para fines de mayo. Así, el día 23 de abril el 
proyecto fue votado y aprobado, ante la protesta de una multitud calculada en 
200 mil personas.
Mientras los parlamentarios de la izquierda festejaban la votación gritando frenéticamente “¡igualdad! ¡igualdad!” con aplausos rítmicos, desde las galerías un grupo de jóvenes interrumpió el sabbat revolucionario desplegando una bandera blanca con la palabra “Referéndum”. Entonces el Presidente de la Asamblea, el socialista Claude Bartolone, fuera de sí ordenó a gritos: “¡Saquen de aquí a esos enemigos de la democracia (sic!), ellos no tienen derecho de estar aquí!” [1]. Como se ve, la “democracia” socialista consiste en acallar a los que piden democracia de verdad.
Mientras los parlamentarios de la izquierda festejaban la votación gritando frenéticamente “¡igualdad! ¡igualdad!” con aplausos rítmicos, desde las galerías un grupo de jóvenes interrumpió el sabbat revolucionario desplegando una bandera blanca con la palabra “Referéndum”. Entonces el Presidente de la Asamblea, el socialista Claude Bartolone, fuera de sí ordenó a gritos: “¡Saquen de aquí a esos enemigos de la democracia (sic!), ellos no tienen derecho de estar aquí!” [1]. Como se ve, la “democracia” socialista consiste en acallar a los que piden democracia de verdad.
Esta bofetada al sentimiento popular, por 
pura y ciega obstinación ideológica, le costó caro a la izquierda. Los 
socialistas salen de su “victoria”... vencidos. La aprobación al gobierno 
Hollande se desploma de manera “inexorable”: en 
abril cayó hasta el 25%, “el índice más bajo jamás 
alcanzado por un presidente en la V República”, mientras el rechazo a su 
gestión trepó hasta el 74% [2] [3].
Un nuevo e histórico fenómeno de opinión
Esos números no indican apenas una coyuntura 
política. Ellos corresponden a un nuevo y extraordinario fenómeno de opinión, 
que toca en el fondo de los espíritus y se extiende por toda Francia. Es un 
estado de resistencia activa a la ofensiva revolucionaria, 
presentando cuatro notas inéditas: 1) una raíz idelológico-religiosa; 2) sus 
protagonistas son jóvenes, tanto matrimonios como solteros de ambos sexos; 3) su 
estrategia es innovadora y eficiente; 4) tienecarácter 
irreversible.
En las semanas previas a la aprobación del 
proyecto, multitudinarias manifestaciones de rechazo ocurrieron en ciudades de 
toda Francia, siendo las más importantes las ya mencionadas en París. La próxima 
será el 26 de mayo, Día de la Madre en Francia, y posiblemente congregará aún 
más gente.
A la par de esas demostraciones, las calles 
de París y las principales ciudades del interior eran escenario de constantes 
manifestaciones-relámpago de grupos reducidos, que desconcertaban a la policía. 
La estrategia consistía en que, en puntos diferentes de la ciudad, bloques de 
una veintena de jóvenes interrumpieran el tráfico durante algunos minutos, 
coreando alegremente dichos chispeantes como uno dirigido al presidente 
Hollande: “Touche 
pas au mariage,/ occupes toi du chômage”, (“no toques al matrimonio, ocúpate 
del desempleo”). Al llegar la policía se dispersaban velozmente y reaparecían de 
inmediato en otro punto, combinado sobre la marcha por celular-internet. Algunos 
de esos grupos eran de ciclistas, que convergían en un lugar predeterminado —por 
ejemplo el puente de Los Inválidos—, se sentaban en la pista formando una 
barrera con sus bicicletas, lanzaban sus proclamas y cánticos y partían 
enseguida, a veces aplaudidos por los automovilistas.
Con la policía desbordada por este “juego de 
escondidas” de varios grupos actuando simultáneamente en París, el ministro de 
Interior Manuel Valls ordenó dispersarlos con gas lacrimógeno a destajo. 
Represalia inútil: rápidamente su orden fue ridiculizada, y se pasó a 
llamarlo “Manuel 
Gas”.
En materia de estrategias novedosas, cabe 
destacar los bien organizados “comités de recepción” al presidente Hollande y 
sus ministros. En todos los actos públicos a que estos asistían, eran recibidos 
por grupos de jóvenes con cánticos, abucheos y eslóganes muy bien escogidos —la 
graciosa y fulgurante chispa francesa no podía estar ausente—, al punto que el 
mandatario y sus ministros, humillados y atemorizados, se vieron obligados a 
cancelar varias apariciones públicas.
También se realizan “sit-in” de 
protesta nocturnos: vigilias con velas, cánticos religiosos o patrióticos y rezo 
del Rosario, realizados durante algunas horas en lugares simbólicos como los 
jardines de Luxembourg o del Louvre. Tales acciones continúan hasta hoy, aunque 
en muchos casos son duramente reprimidas por la CRS (tropa de asalto). El saldo 
de esa represión ha sido cientos de manifestantes arrestados diariamente, varios 
de ellos heridos (incluso sacerdotes y niños), sólo por protestar pacíficamente. 
Indignado por ese abuso, Tugdual Derville, uno de los principales voceros de las 
protestas, desafió: “¿Cuántos autos 
incendiados? ¡Cuántos vidrios rotos? ¡Ninguno!”. La propia policía comenzó a 
expresar su malestar: algunos efectivos incluso se animaron a felicitar a los 
estudiantes por su valentía, lamentaban arrestarlos, y se quejaban de estar 
siendo utilizados políticamente: “Sentimos vergüenza de 
hacer lo que estamos haciendo” [4].
| El protagonismo de los jóvenes, la gran novedad: “encantados de protestar", ellos conforman "una juventud conservadora, orgullosa de sus valores”. | 
Otra estrategia publicitaria es el llamado 
“balcón para todos”, aplicado en varias ciudades: en los balcones de las 
residencias penden una multitud de fajas y banderas iguales a las que los 
manifestantes llevan por las calles Ver por ejemplo: [5], formando un vistoso 
espectáculo.
Sería largo referir el extraordinario ímpetu de una población que se siente maltratada por un poder político que, a menos de un año de haber asumido, se ha divorciado tan rápida y drásticamente de los ciudadanos, ignorando sus expectativas y reclamos. Un buen “sismógrafo” para medir ese estado de resistencia es el hecho de que 15 mil alcaldes (¡¡sí, como se lee – 15 mil!!) ya han declarado su negativa formal a celebrar en sus jurisdicciones “matrimonios” civiles entre personas del mismo sexo. El propio diario “Le Monde”, afín al gobierno, comenta que a quien quiera conocer hacia dónde va el país le basta poner en un buscador de Internet dos palabras: “Hollande dimisión” [6]. El comentario más difundido es: la izquierda perdió la juventud, perdió la calle, perdió al pueblo... y perdió la brújula.
Sería largo referir el extraordinario ímpetu de una población que se siente maltratada por un poder político que, a menos de un año de haber asumido, se ha divorciado tan rápida y drásticamente de los ciudadanos, ignorando sus expectativas y reclamos. Un buen “sismógrafo” para medir ese estado de resistencia es el hecho de que 15 mil alcaldes (¡¡sí, como se lee – 15 mil!!) ya han declarado su negativa formal a celebrar en sus jurisdicciones “matrimonios” civiles entre personas del mismo sexo. El propio diario “Le Monde”, afín al gobierno, comenta que a quien quiera conocer hacia dónde va el país le basta poner en un buscador de Internet dos palabras: “Hollande dimisión” [6]. El comentario más difundido es: la izquierda perdió la juventud, perdió la calle, perdió al pueblo... y perdió la brújula.
Los católicos, a la cabeza de la “derechización” de la sociedad
Aunque la ley nefanda ya fue aprobada, la 
población no se da por vencida y las protestas redoblan. Incluso ahora, cuando 
los estudiantes veillants (
La participación de familias en las 
protestas indica que la sociedad como un todo se siente 
involucrada en ellas, y que el francés medio se ha desplazado del 
centro hacia la derecha: estamos ante “la emergencia de 
una generación conservadora orgullosa de sus valores, que está encantada 
difundiéndolos ruidosamente, en la calle ... Abundan los grupos de familias 
jóvenes, católicas en su mayoría, acompañadas de bandas de jóvenes encantados de 
protestar” [8]. Son sectores que nunca antes 
fueron contestatarios pero que ahora “descubren el 
perfume particular de la insurrección” [9].
| “Abundan los grupos de familias jóvenes, católicas en su mayoría”. | 
En este frente, la presencia católica es 
determinante. Y esto tiene un alcance incalculable. El sitio “Boulevard 
Voltaire” traza el perfil de los contestatarios:“Estos resistentes son... 
¡católicos! ...Ellos comienzan a comprender el fracaso de un liberalismo que ha 
enloquecido; ellos buscan crear otra cosa, y no cristianizar el socialismo. Se 
trata de familias, y sobre todo de jóvenes” que “han salido a la calle para 
decir «basta» a los destructores de la sociedad” [10]. Otro sitio completa: son 
personas “de alto nivel espiritual y dogmático, seguros de su fe y de su sangre 
por la cual corren 1500 años de Francia, y conscientes de los deberes que esta 
herencia contiene” [11]. Uno de los jóvenes “en vigilia” explica por qué están 
allí: “somos la luz y la sal del mundo: somos católicos franceses y nada nos 
podrá hacer vacilar” [12].
La revista del Episcopado francés, “La Croix” —que ha tomado una posición ambigua y concesiva en el caso— se alarma por la polarización creada: explica que para la izquierda, “retroceder es imposible, sería renegar de sí misma”; y como los católicos conforman la “mayoría hostil al proyecto”, el vigor de su resistencia hace que se hable incluso de “amenaza de una «guerra civil»”. Comentario impensable hasta muy poco tiempo atrás [13].
La revista del Episcopado francés, “La Croix” —que ha tomado una posición ambigua y concesiva en el caso— se alarma por la polarización creada: explica que para la izquierda, “retroceder es imposible, sería renegar de sí misma”; y como los católicos conforman la “mayoría hostil al proyecto”, el vigor de su resistencia hace que se hable incluso de “amenaza de una «guerra civil»”. Comentario impensable hasta muy poco tiempo atrás [13].
Un “despertar” contrarrevolucionario, tal vez irreversible
En artículos posteriores mostraremos otros 
aspectos de este apasionante fenómeno de opinión, que tiene su punta de lanza en 
Francia (y que los medios peruanos de desinformación esconden 
cuanto pueden). Así lo define el conocido periodista Ivan Rioufol:
“La izquierda se frota los ojos. ¡Ella fue 
despojada de lo que le era más querido!. Ella no vio venir, en efecto, la nueva 
indignación popular. Ella, que tanto ha adulado a la juventud, descubre, 
estupefacta, estos indignados que le dan las espaldas: miles de jóvenes desafían 
el poder establecido, rechazando su proyecto de “matrimonio” y de adopción para 
los homosexuales. (...)
“Por otro 
lado, la izquierda no comprende nada” de lo que 
pasa: “Ella sólo 
ve en los manifestantes a «extremistas», «ultras», «exaltados», «homófobos» 
(...) Esta grosera demonización deja de lado lo esencial: lo que está 
llegando es el despertar de una juventud ... que sigue un sentido opuesto a la 
herencia de la vieja sociedad que toca a su fin: la de los adeptos de mayo de 
1968, y de su ideología relativista de lo «políticamente 
correcto»”.
De aquel legado revolucionario, estos 
jóvenes “rechazan 
todo, comenzando por su desprecio por la familia, la nación, la cultura. Hace ya 
varios años que los sondeos de opinión han identificado ese nuevo perfil de la 
juventud, que se inscribe en una reacción a 40 años de desastres 
ideológicos: ella quiere, de ahora en adelante, escribir una nueva 
Historia” [14].
El ciclo de la Revolución Francesa se agotó, 
y la “nueva historia” que comienza a escribirse parece ser un acontecimiento 
exactamente opuesto, el nacimiento de una Contra-Revolución 
Francesa, con un potencial de propagación formidable debido a la irradiación 
cultural que Francia conserva hasta hoy.
Alejandro Ezcurra Naón