Hildegard: medieval, creyente y científica
Fe y
razón
Luis-Fernando
Valdés
Seguramente el
encabezado de hoy resulta curioso, casi contradictorio. ¿Cómo es posible que
en la Europa cristiana del Siglo XII haya existido una mujer dedicada… a la
ciencia médica? Se trata de Hildergad von Bingen, a quien hoy mismo Benedicto
XVI proclamará ‘Doctora de la Iglesia’.
La imagen que
solemos tener hoy sobre la época medieval es negativa: que -por influencia
directa de la Iglesia Católica- las mujeres estaban relegadas a un segundo
plano, y que la Inquisición reprimía los pensadores que cultivaban la ciencia
experimental.
Pero todo
estudioso serio sabe que esos prejuicios no corresponden a la realidad, y hoy
el Santo Padre, al distinguir a Santa Hildegard como Doctora, proclama a los
cuatro puntos cardinales que la Fe católica valora tanto el papel de la mujer
como el desarrollo de las ciencias.
La vida de
Hildegard es impresionante e interesante. Nació el 16 de septiembre mil 98 en
Bermersheim, (Renania-Palatinado, Alemania) y falleció el 17 de septiembre mil
179 en el monasterio de Rupertsberg, en Bingen. Fue abadesa, líder monástica,
mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es conocida como
la ‘Sibila del Rin’ y como ‘Profetisa teutónica’.
Siendo mujer,
realizó cuatro viajes de predicación, entre mil 158 y mil 171. Sus discursos
giraron en torno a la redención, la conversión y la reforma del clero,
criticando duramente la corrupción eclesiástica, además de oponerse firmemente
a los cátaros, que minusvaloraban a las mujeres.
Además, esta
monja alemana intervino en política, cuando Federico Barbarroja se enfrentó al
Papa Alejandro III. El emperador había puesto a un ‘antipapa’, Víctor IV, y a
la muerte de éste impuso a otros dos: Pascual III y Calixto III.
Con la audacia
que caracteriza a todo profeta, escribió al emperador estas palabras de parte
de Dios: ‘¡Atento, atento a esta malvada conducta de los impíos que me
desprecian! ¡Escucha, rey, si quieres vivir! ¡De lo contrario mi espada te
traspasará!’
Entre los años
mil 151 y mil 158 elaboró sus escritos de medicina. Adelantándose a la
homeopatía y a las flores de Bach, al describir plantas, animales, piedras,
Hildegarda se detiene en las cualidades y en su propiedad curativa, ya que el
uso del elemento en que se halle la cualidad faltante a la persona enferma
restablecerá el equilibrio perdido y le devolverá la salud.
La vida de
esta nueva Doctora es la prueba de que la cultura cristiana fue el lugar
favorable para que una mujer talentosa pudiera desarrollar la música, la
medicina, la teología y se hiciera escuchar por los poderosos.
Benedicto XVI
se inspiró precisamente en ella para declarar que “la teología puede recibir
una contribución peculiar de las mujeres, porque ellas son capaces de hablar
de Dios y de los misterios de la fe con su peculiar inteligencia y
sensibilidad”.
Hildegard von
Bingen resulta un modelo atractivo e inspirador para el feminismo de hoy,
porque supo integrar las distintas facetas de su vida en un único proyecto de
vida. Algunos feminismos contemporáneas propone que las mujeres ocupen un solo
rol, que antes era exclusivo de los varones. Pero esos movimientos no siempre
son una buena opción para las mujeres que desean desarrollar tanto la vida
familiar como la profesional.
Hacen falta
nuevos modelos de mujeres de nuestra época, que también sepan hacer compatible
los diversos ámbitos de la vida de hoy: la fe, la maternidad y la familia, el
compromiso social, las exigencias de la vida política o de la
empresa.
“La Paz
de Cristo en el Reino de
Cristo”
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Acción Católica de la Diócesis de Querétaro.