Sorolla revisita la Alhambra
Estuvo cuatro veces en Granada, pintó allí 46 obras... El Palacio de Carlos V inaugura «Jardines de luz», una exposición que demuestra la fascinación del pintor por el monumento nazarí
Día 02/07/2012 - 10.36h
ABC
En marzo de 1902 Joaquín Sorolla pisa por vez primera Granada. Aquella visita formaba parte de un viaje por Andalucía. Le impactó muy especialmente Sierra Nevada y sus cumbres nevadas. Después haría tres viajes más a Granada (1909, 1910 y 1917), en los cuales pintó 46 vistas de la ciudad, sus paisajes, barrios y monumentos (Sierra Nevada, la Alhambra, el Albaicín, el Sacromonte...)
Sorolla fue uno de tantos artistas que se sintieron atraídos y fascinados por el monumento nazarí: desde los viajeros románticos del XIX, pasando por Matisse, o más recientemente Sean Scully y David Hockney. Los dos primeros ya tuvieron exposición en la Alhambra. Y el Museo Guggenheim de Bilbaomuestra, como parte de la muestra que dedica actualmente al pintor británico, su precioso cuaderno de dibujos de Granada.
La muestra, que ya se ha visto en Ferrara, reúne medio centenar de obras
Dos Granadas: una femenina, otra varonil
No queda constancia gráfica del paso de Sorolla por la Alhambra. Tan sólo, un apunte al óleo que le hizo su ayudante el pintor Tomás Murillo, como recuerda en el catálogo de la muestra Mar Villafranca, directora general del Patronato de la Alhambra y el Generalife. Cuenta también que el valenciano llegó en 1909 a Granada en tren desde Sevilla, que se alojó en el hotel Washington Irving y que visitó el monumento guiado por el arquitecto-conservador de la Alhambra Modesto Cendoya.
Sí conocemos detalles de su paso por Granada gracias a la correspondencia del pintor con su esposa, Clotilde. También, en las conversaciones que mantuvo con el crítico de arte Aureliano del Castillo. Creía Sorolla que había dos Granadas bien distintas: «Una Granada femenina, deliciosa, exquisita, la Granada del almirez, del huertecillo, del carmen macetero, del detalle... Y hay otra Granada varonil, grande, sublime, que yo veo en todas partes y no sé dónde está, pero que existe y que acaso sea el conjunto de esa sierra gigante y esa vega extensísima».
De la Alhambra y el Generalife, a Sorolla le interesaron especialmente sus patios y jardines, la luz, siempre la luz, que se cuela en las formas geométricas, el sonido del agua... Para un pintor cien por cien mediterráneo como él, la Alhambra era un placer para los sentidos. Pinta el Patio de la Acequia, el de la Sultana, el de la Alberca, el de la Justicia, el de Doña Juana, el de Lindaraja, el Jardín de los Adarves de la Alcazaba, el Patio de Comares... Incluso colaboró Sorolla con la Sociedad de Amigos de la Alhambradonando un cuadro con el fin de recaudar fondos para la restauración de la Torre de las Damas. Hoy el pintor regresa a su querida y añorada Granada.