A 30 años.
Mientras cruce este cielo un avión,
y un piloto argentino lo guíe,
no habra nadie en el mundo que arríe,
nuestro blanco y azul pabellón.
El bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina ha marcado honrosamente un camino a seguir, y así lo comprenderán las nuevas generaciones de pilotos argentinos en el devenir del tiempo. Porque el ejemplo de sus caídos en combate perdurará... Del Coronel (FAF) Pierre Clostermann, héroe francés de la Segunda Guerra Mundial, a los pilotos argentinos:
A vosotros, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresaros toda mi admiración. A la electrónica más perfeccionada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir los buques, hicistes frente con éxito. A pesar de las condiciones atmosféricas más terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques de nafta, al límite extremo de vuestros aparatos, habéis partido en medio de la tempestad en vuestros "Mirage", vuestros "Etendard", vuestros "A-4", vuestros "Pucará" con escarapelas azules y blancas. A pesar de los dispositivos de defensa antiaérea y del los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los "AWACS" y los satélites norteamericanos, habéis arremetido sin vacilar. Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945. Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos. Pierre Clostermann Coronel FAF.
También en lo más álgido de la batalla de San Carlos, se recibió la reproducción de un artículo de notable impacto emotivo, publicado con el título "La audacia de los pilotos argentinos en los combates del Atlántico Sur" por el diario ABC de Madrid, de su corresponsal José María Carrascal, el cual expresaba: Son sólo unos centenares -o eran- pero llevan sobre sus hombros el último peso de esta guerra, no menos cruenta por no estar declarada. Parece, sin embargo, no importarles la muerte de sus camaradas o la posibilidad de perder la suya en la próxima salida. Pocas veces se ha visto tanta gallardía ante la vida, tanta responsabilidad ante la muerte, tanta consideración ante los propios, tanta audacia ante lo ajeno. Actúan en condiciones extremas con el objetivo a quinientos kilómetros y el carburante justo para estar sobre él tres o cuatro minutos y regresar. Un ojo puesto en el blanco, el otro, en la aguja del depósito, olvidándose de los misiles que llegan por todas parte, de los barcos, de los aparatos enemigos, de las baterías de tierra. La mayoría de sus reactores no tienen radar "todo tiempo", lo que les obliga a actuar de día, y dejar las nubes, a esquivar la niebla. Otros como los Super Etendard, tienen que ser repostados en vuelos, tan corto es su radio de acción. No importa. Como aquel príncipe de Gracián que suplía la cortedad de su espada dando un paso adelante, ellos bajan un poco más hasta rozar los palos de las fragatas inglesas, aunque eso signifique consumir más combustible. Lo hacen una y otra vez, como si fueran meros ejercicios. Como si no se jugaran la vida -con bastantes posibilidades de perderla- en cada misión. En máquinas revisadas por los mecánicos a la carrera. Tras ser recargadas de bombas, cohetes y combustible. Con el tiempo justo de echar una cabezada, tomarse un café, examinar las siluetas de los navíos enemigos que aún quedan. Y salir de nuevo. Sin alardes, sin hablar siquiera. Dejando a los ingleses la cuenta de los derribos y de los impactos. Ellos se limitan a protagonizarlos. Sin aspavientos ni petulancia. Como si fuera la cosa más natural del mundo. No está de moda en nuestros días el panegírico de las glorias militares y no estoy nada seguro que esta crónica lo sea; es la calidad humana de los pilotos argentinos lo que inspira. En un mundo como el nuestro, donde la norma es exigir pero no dar, el ejemplo de estos aviadores, dándolo todo sin pedir nada, ni siquiera un aplauso, es de tal sobria elegancia que deslumbra en su lucidez. La mente moderna necesita hacer un esfuerzo para abarcarlos y aun así no lo consiguen. No dan la vida, naturalmente, por la Junta. Ni siquiera la dan -cree uno- por conceptos abstractos, como el honor o la patria. La dan por algo muy concreto, muy precioso. por su comunidad, que les ha encomendado su defensa, y en último término, por algo tan simple como el cumplimiento del deber. Individuos así ennoblecen toda especie. En este caso particular nos ennoblecen sobre todo a los hispanos, a los latinos, a quienes tan mal nos va en los últimos tiempos. Con qué dolor y orgullo lee uno esos dobles apellidos españoles e italianos, casi de lápidas antiguas!. No sé si el sacrificio de estos pilotos devolverá las Malvinas a su país. Pero sé otra cosa, tal vez más importante, porque las Malvinas tarde o temprano, y el mundo gira hoy muy rápido, serán argentinas. Sé que cuando en adelante se imagine uno al argentino, ya no pensará en el gaucho típico, en el engominado cantante de tangos o en la presidente de revista. Pensará en esos pilotos que han sabido morir por saber por qué vivían, privilegio hoy al alcance de muy pocos. Es lugar común decir que Argentina ha sido bendecida por todos los dones del Cielo y de la Tierra. Pero sobre todo, ahora lo vemos, por sus hijos que se hicieron aviadores. Fdo. José María Carrascal
AVIADORES ARGENTINOS CAIDOS EN MALVINAS, DE LA COLINA, Rodolfo Manuel MEISNER, Hugo César FALCONIER, Juan José Ramón PALAVER, Hugo Angel GARCIA, Jorge Osvaldo CASADO, Fernando Juan MARTEL, Rubén Héctor GARCIA CUERVA, Gustavo Argentino KRAUSE, Carlos Eduardo LOTUFO, Marcelo Pedro GONZALEZ, Mario Hipólito BUSTOS, Manuel Oscar CASTAGNARI, Luis Darío José VAZQUEZ, José Daniel MANZOTTI, Daniel Fernando GUADAGNINI, Luciano GAVAZZI, Fausto CASTILLO, Omar Jesús ARDILES, José Leónidas BOLZAN, Danilo Rubén BERNHARDT, Juan Domingo BEAN, Pedro Ignacio VOLPONI, Héctor Ricardo JUKIC, Daniel Antonio NIVOLI, Mario Victor GIMENEZ, Miguel Angel CASCO, Jorge Eduardo IBARLUCEA, Jorge Rubén de IBAÑEZ, Eduardo Jorge Raúl BONO, Jorge Alberto ARRARAS, Juan José LOPEZ, Néstor Edgardo CASTILLO, Carlos Julio FARIAS, Jorge Ricardo VAZQUEZ, Alfredo Jorge Alberto VALKO, Mario Luis LASTRA, Julio Jesús ALBELOS, Manuel Alberto LUNA, Francisco Tomás MARIZZA, Guido Antonio CARDONE, Miguel Angel CANTEZANO, Carlos Domingo DUARTE, Mario RODRIGUEZ, Juan Antonio CARRIZO, Miguel Angel MALDONADO, José Alberto MONTAÑO, Agustín Hugo PERALTA, José Luis BRASHICH, Andrés Luis VARAS, Héctor Hugo GARCIA, Guillermo Ubaldo BORDON, Héctor Ramón LUNA, Mario Ramón SEVILLA, Luis Guillermo AGUIRRE, Héctor Walter
VIVAN NUESTROS AVIADORES, NAVALES Y MILITARES !! VIVA LA PATRIA!! GLORIA ETERNA A LOS HEROES DEL AIRE!!!