Economía
Argentina, una economía intervenida que se viene abajo
La forma de gobernar de Cristina Fernández no ayuda: no hay consejo de ministros ni va al Parlamento
Día 14/04/2012 - 20.34h
Los  problemas se amontonan en un país en el que los legisladores se suben  el sueldo un 100%, los sindicatos piden subidas del 30% y la inflación  oficial es del 9%. Con el grifo del crédito internacional cerrado la  escasez de artículos básicos ya es palpable. Así está Argentina.
Bloqueo de importaciones
Faltan artículos básicos
Librerías,  relojerías, supermercados, concesionarios, tiendas de  electrodomésticos, ferreterías y hasta hospitales notan las  restricciones. Incluso la compra de divisas o el cobro de dividendos de  las compañías con sedes en el exterior tienen problemas. El modelo de  Cristina Fernández comienza crujir. «La piedra angular de su política  económica es el superávit fiscal y este se le desmorona», observa Raúl  Ochoa, ex secretario de Estado de Energía y asesor del Círculo de  Legisladores Nacionales.
Problemas de crecimiento
Pierde fuelle desde 2004
Argentina,  con tasas de crecimiento del 8% desde 2004, empieza a perder fuelle. El  país sufre una inflación real en torno al 30%, hay control de precios,  el Estado subvenciona a todos los sectores de la economía, tiene  petróleo y gas, pero necesita importar energía. Sin saldar la deuda con  el Club de París (unos 7.000 millones de dólares), el grifo del crédito  internacional está cerrado y el Banco Central hace esfuerzos ingentes  para mantener las reservas.
En  este escenario la población y los sindicatos (a cara de perro con el  Gobierno) empiezan a verle las orejas al lobo de la recesión. Con estas  referencias muchos explican las medidas a la desesperada de Guillermo  Moreno, el poderoso secretario de Comercio. Y en este contexto surge el  fervor nacionalista que Fernández está reflotando: «Malvinas-YPF cien  por cien Argentina. Frente para la Victoria»: el cartel firmado por el  partido de la presidenta habla por sí mismo. Ajustes y sacrificios
Luchar contra los subsidios
Los  analistas coinciden en que Argentina no sufre todavía problemas muy  graves, pero se avecinan nubes de tormenta sobre su economía. Según  Nicolás Gadano, profesor de la Universidad Di Tella y colaborador de  FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas), «hay  que atacar una solución de fondo y para lograrlo se necesitan hacer  ajustes y sacrificios, un trabajo en equipo y coordinación, pero en  Argentina no hay Gabinete, hay un reinado». Según Raúl Ochoa «el 30% de  la población vive atada a subsidios y el 85% de la energía y el  transporte lo cubre el Estado. Las subvenciones tienen que desaparecer  ya, pero el Gobierno no se atreve a tomar la decisión. Lo que hace es  retirarlas de forma gradual y sectaria».
Mercado interno
Lo que nunca se debe hacer
Marcelo  Pereta, presidente del sindicato de farmacéuticos y bioquímicos, hizo  hace varios meses un llamamiento desesperado: «No tenemos sustitutos  para medicamentos oncológicos ni alternativa de genéricos para los  pacientes con HIV. Pedimos al Gobierno el ingreso inmediato, sin  restricciones, de un listado de medicamentos de los que carecemos de  reemplazo». El grito de auxilio de Pereta hizo recordar la Argentina en  depresión de finales de 2001.
«No,  no son comparables las situaciones. En 2001 Argentina tenía el cepo del  cambio fijo con del dólar por la ley de Convertibilidad, de la deuda  externa y los bancos en crisis», advierte Nicolás Gadano. «El bloqueo a  las importaciones es un recurso, equivocado, que pretende frenar la  salida de dólares e impulsar el mercado interno —prosigue Gadano— pero  el peligro de esa medida es que puede tener el efecto contrario al  deseado y paralice la producción nacional porque casi todo lo que se  produce hoy necesita algún componente importado». Y con respecto a los  dólares, los problemas son para comprarlos, no para venderlos. 
Queja internacional
Incumplimiento
Cuarenta  países, a través de la OMC, se quejaron del incumplimiento de los  acuerdos comerciales con Argentina. Desde hace meses encuentran que sus  productos quedan bloqueados en las aduanas. La situación ha llegado a  extremos grotescos. Más de un millón de libros almacenados y hasta  refuerzos vitamínicos para enfermos oncológicos se pudrían en los  contenedores. El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, no tuvo más  remedio que dar marcha atrás y comenzar a liberar una mercancía tratada  como botín de piratas. «La avidez por el dólar y la obsesión por frenar  la salida de divisas está mostrando el rostro más desesperado del  Gobierno. Quiere recuperar el superávit perdido a cualquier precio»,  explica un funcionario.
El ejercicio del poder
Nuevo caudillaje
Una  nueva forma de ejercer el poder levanta ampollas hoy en el país. El  caudillismo histórico ha dejado de ser cosa de hombres. El ordeno y  mando ya no viste uniforme militar. Tiene voz de mujer, se viste de seda  negra y mirar correr el tiempo en Rolex con corona de diamantes. Los  ministros son soldados al servicio de una causa sin derecho a discusión:  no hay consejo de ministros. Tampoco la oposición encuentra un cauce  viable de participación. El modelo K es, como la España de los años 50,  diferente. No considera necesario rendir cuentas en el Parlamento. La  presidenta no pisa el hemiciclo salvo para abrir el periodo de sesiones,  y su jefe de Gabinete, obligado por la Constitución a comparecer  mensualmente, no lo hizo ni media docena de veces. Las ruedas de Prensa  son una ilusión. «El único interlocutor al que se debe es a su pueblo,  que la ha votado dos veces consecutivas», dicen los suyos. 
La  televisión pública y la agencia oficial de noticias, Telam, es su mejor  escaparate de propaganda. También tiene su cohorte de blogueros  oficiales para rastrear y localizar todo lo que se escribe contra ella. 
Contra la Prensa libre
Disgustada con los periodistas
La  presidenta está muy disgustada con los periódicos, semanarios, emisoras  de radio y canales de televisión que ejercen la profesión con un  sentido crítico. Y está poniendo fin a estos sufrimientos. Ya ha  declarado de interés público la fabricación y distribución de papel  prensa que estaba en manos del Estado (minoritario) y del grupo Clarín y  La Nación. Después anunció el cupo a la importación de papel para  ahogar las tiradas de estos periódicos. También mandó a los gendarmes a  la oficinas de Cablevisión, distribuidor de canales por cable de  «Clarín», como consecuencia de una denuncia interpuesta por el grupo  oficialista Vila-Manzano.