Por Nicolás Márquez (*)
Si hay algún sector  que desde siempre reivindicó los crímenes del  ERP y Montoneros, que a su vez festejó los atentados de Al Qaeda en New  York, que deliberadamente elogió a la ETA y mantuvo contactos abiertos  con los narcoterroristas de las FARC, esas fueron y son  las Madres de  Plaza de Mayo.
Que ahora el parricida kirchnerista Sergio Shoklender haya reconocido  todo esto aportando algunos detalles de color (como ser que en la  “Universidad de las Madres” se guardaba arsenal de guerra, que en su  entorno se practicaban robos para autofinanciarse y que capacitaban  “compañeros” en campamentos de las FARC para armar un foco en la  Argentina menemista) ello  no hace mas que confirmar que esta  organización es portadora de una ideología o metodología que Hebe de  Bonafini y sus secuaces nunca ocultó ni disimuló.
Quienes hoy se sienten defraudados o escandalizados ante lo  confirmado por Shoklender, o no estaban al tanto acerca de quienes eran  en verdad las Madres de Plaza de Mayo o en su defecto no han querido ver  la realidad.
Nosotros consideramos entonces que lo confesado por el parricida no  hace más que poner de manifiesto que la institución cuestionada siempre  ha sido consecuente en su prédica y acciones. Si bien desde siempre  hemos sido críticos de esa entidad, hoy en vez de criticarla o hacer  leña del árbol caído, la elogiaremos destacando su  histórica militancia  signada por la coherencia moral, discursiva e ideológica. Desvergonzado  mérito que no podemos dejar de reconocerles a estas empresarias  kirchneristas tardíamente cuestionadas.
La Prensa Popular | Edición 73 | Lunes 19 de Diciembre de 2011