Buenos Aires, 3 de noviembre de 2009
Sr. Director
El Coronel Seineldín y el “Che” Guevara
Los antiguos filósofos griegos consideraban fundamental la figura del arquetipo. A tal punto esto era entendido así que cuando algún pueblo carecía de una figura arquetípica, sostenían que había que inventarla. Y esto encuentra su fundamento en la necesidad que tienen los seres humanos de alguien que les dé el ejemplo y los enorgullezca. Ese alguien cuando somos chicos es nuestro padre al que idealizamos como el mayor de los superhéroes.
Después vamos creciendo y empezamos a conocer otras cosas y aprendemos que así como la Patria chica que es nuestro hogar, necesita de una figura ejemplar, así también lo necesita la Patria Grande. Y ahí tomamos conciencia que Dios ha sido muy generoso con la Argentina pues nos ha dado dos arquetipos que trascienden las fronteras de nuestra Patria por lo gigante de sus obras y el ejemplo de sus vidas intachables: El General don José de San Martín y el General don Manuel Belgrano.
Tengo dicho y escrito que, en lo que respecta al General San Martín, no ha sido tan conocido como Alejandro, Aníbal o Napoleón simplemente porque era Argentino. De haber nacido nuestro general en uno de los países poderosos del mundo, los grandes estrategas y conductores más afamados del mundo, hubiesen quedado a la sombra. Es más, creo que muchos compatriotas no alcanzan a comprender el grado epopéyico de la obra del general San Martín.
Pero, reconocido o no, con su figura arquetípica nos hemos formado muchísimas generaciones de argentinos… Hasta ahora…
Los tiempos modernos y las necesidades de la Revolución Mundial de romper con lo viejo y tradicional han llevado a la situación de crear nuevos “héroes” que nada tienen que ver con los valores de aquella Argentina. La Revolución, anticristiana y antinacional carecía de una figura que la representara, así es que, siguiendo el consejo de los antiguos griegos pero influidos por la ideología, se dedicaron a inventarla. Primero buscaron una imagen estéticamente apropiada para la época, la difundieron, la promovieron y terminaron por imponerla en la sociedad, más allá de que su lema de vida era el odio y que no vacilaba en asesinar a quién fuera para imponer sus ideas: El “Che” Guevara.
Parece mentira que un pueblo que tiene verdaderos héroes modernos surgidos de una guerra auténticamente criolla y nacional como lo fue Malvinas, en la que participaron generaciones de argentinos puros, tenga por figura idealizada a la de un guerrillero internacionalista y anticristiano. En efecto, quiénes pelearon en Malvinas eran descendientes e hijos de inmigrantes que integraron a todos los argentinos a la Causa de la Independencia. Ellos son parte de una sola causa, de un solo pasado y de un solo destino. Mientras que Guevara, miembro de una familia de orígenes patricios, abraza la causa del odio, el odio entre americanos, y siembra el odio entre argentinos...
Cuando veo tanta confusión y tanta injusticia, cuando veo que se llama héroe a quien no lo es, cuando veo que se inventan falsos arquetipos, no puedo dejar de pensar en el coronel Seineldín. Sin lugar a dudas fue el mejor soldado que tuvo el Ejército Argentino en las épocas modernas, guerrero ejemplar en Malvinas y buen Cristiano. A lo largo de su vida dio innumerables pruebas de su incorruptibilidad y de sus elevadas condiciones morales. Junto con el Capitán de Fragata de la Armada Argentina, Pedro Edgardo Giachino, fueron los primeros argentinos en pisar tierra Malvinera el día de su reconquista. Toda su vida la vivió dando el buen ejemplo, siendo el primero en sacrificarse por sus subaltenos, y en los últimos años, ya trabajando en el medio civil, hacía lo propio con sus empleados.
Varón entre varones, hombre intachable e incorruptible cuya gran virtud humana ha sido la de poseer un profundo amor por el prójimo. Amor éste que prodigaba a absolutamente todas las personas, pero con mayor énfasis a las más humildes, a quienes el coronel, a su lado, hacía sentir tremendamente importantes y valiosas.
Él es sinónimo de Malvinas y, aunque cueste creerlo, no cobraba la pensión como combatiente porque el régimen corrupto que impera en la Argentina inventó que era un golpista, contrariamente a lo que fundamentaron en la sentencia por los hechos del 3 de diciembre de 1990, los mismos jueces que lo condenaron, cuando afirmaron que “tales hechos no constituyeron un intento de golpe de Estado”.
Por todo lo expresado, si de arquetipos modernos se trata, no tengo dudas que el coronel Seineldín debería ser uno de ellos, y sintetizo tal afirmación diciendo que él es un verdadero ejemplo de buen argentino, buen patriota y buen hijo de Dios.
¡Por Dios y por la Patria!
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E. A.