Actualizado Lunes , 09-11-09 a las 17 : 42
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, presidió hoy en la Plaza Mayor de la Madrid la solemne Eucaristía en honor a la Patrona de la capital, la Virgen de la Almudena, que aprovechó para ensalzar “la dignidad inviolable de todo ser humano” y recordar que “ninguna instancia de este mundo puede negar o limitar su derecho a la vida”.
La misa comenzó a las 11.00 horas y contó con la asistencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y del alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, encargado de renovar el Voto de la Villa.
En su homilía, Rouco recordó la “actualidad” de la Virgen de la Almudena para Madrid, que “lleva a los madrileños a reconocer a su Hijo como único posible salvador, con la “consecuencia ética de que a todo hombre, por muy insignificante, minúsculo, enfermo, débil, avejentado que esté, se le debe un respeto personal y social sin condiciones”.
“Nadie puede disponer de él como de un objeto”, insistió.
“La Virgen de La Almudena ha mantenido y mantiene a los madrileños en el camino de la verdad de Dios y, así, en el camino de la verdad del hombre. De hecho, para los cristianos madrileños, estuvo siempre claro: todo ser humano, desde el momento de su concepción hasta su muerte, es sujeto de una dignidad inviolable, `trascendente! como persona llamada a compartir por adopción la filiación divina”, prosiguió Rouco Varela.
El cardenal arzobispo de Madrid hizo hincapié en que “ninguna instancia de este mundo puede negar o limitar su derecho a la vida, a la integridad física y moral, a la libertad para vivir en consonancia con su vocación de hijo de Dios”, y afirmó que “dar la vida y no quitarla es el primer principio de toda solidaridad humana, que obliga a todos: a los matrimonios, a las madres gestantes, a las familias, a toda la sociedad y al Estado”.
El paro y la crisisAludió también a la crisis económica, que “llena de angustia a muchos madrileños, nativos e inmigrantes”, y al problema del paro, que “condiciona y agrava en no pocas ocasiones las crisis matrimoniales, ya existentes y persistentes por otras causas más profundas”.
A este respecto, criticó que lo que se “ofrece” a los jóvenes “para enfocar y conformar sus vidas, a través de una alianza de poderosos medios sociales, mediáticos, culturales y jurídicos, es un programa materialista de vida personal, de relación social y de proyectos de futuro, marcados por lo que el Siervo de Dios Juan Pablo II no dudó nunca en llamar la cultura de la muerte”.
Rouco Varela concluyó su homilía pidiendo a la Virgen de la Almudena que interceda ante su Hijo “para que la vida de Madrid y de los madrileños se renueve en su Amor”.