El Papa condenó el Holocausto en su despedida de Tierra Santa
Lo calificó un "capítulo espantoso de la historia" y resaltó que "no debe ser jamás olvidado ni negado"; lanzó un nuevo llamado de paz y esperanza desde el Santo Sepulcro
Por Elisabetta Piqué
Enviada especial
Enviada especial
JERUSALEN.- Minutos antes de su partida, en un discurso desde la pista del aeropuerto Ben Gurión, en Tel Aviv, el Papa denunció "el exterminio brutal" de los judíos durante el Holocausto. "Tantos judíos (...) fueron exterminados brutalmente por un régimen sin Dios que propagó una ideología antisemita y de odio. Ese capítulo espantoso de la historia no debe ser jamás olvidado ni negado", clamó.
Benedicto XVI recordó su visita al Memorial del Holocausto de Yad Vashem como "uno de los momentos más solemnes" de su estadía de cinco días en Israel y la comparó con aquella que realizó hace tres años al campo de exterminio de Auschwitz. Asimismo, el Pontífice tiló el Holocausto como un "estremecedor capítulo de la historia".
En la terminal aérea, el Pontífice fue despedido por numerosas autoridades políticas y religiosas, entre ellas el presidente, Shimon Peres, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
El Papa culminó hoy su peregrinaje a Tierra Santa visitando la basílica del Santo Sepulcro de esta ciudad, corazón del cristianismo, donde hizo un nuevo llamado a superar las hostilidades para que haya paz en esta "tierra lacerada por los conflictos" de Medio Oriente.
Después de rezar arrodillado varios minutos en el sitio sagrado que recuerda la resurrección de Jesús, Benedicto XVI explicó que "la tumba vacía de Cristo nos habla de esperanza". "Este es el mensaje que hoy deseo dejar en conclusión de mi peregrinaje en la Tierra Santa", dijo.
"El Evangelio nos dice que Dios puede hacer nuevas todas las cosas, que la historia no necesariamente se repite, que las memorias pueden ser purificadas, que los amargos frutos de la recriminación y de las hostilidades pueden ser superados, y que un futuro de justicia, de paz, de prosperidad y de colaboración puede surgir para cada hombre y mujer, para la entera familia humana, y en manera especial para el pueblo que vive en esta tierra", agregó, aludiendo al estancado conflicto palestino-israelí.
Antes de emprender su regreso a Roma, el Papa también rezó sobre la piedra de la crucifixión, que se encuentra en la misma Basílica del Santo Sepulcro. Este templo está a cargo de distintas comunidades cristianas ?griegos ortodoxos, armenios, católicos- bajo la antigua fórmula del Statu Quo, que no impide que de vez en cuando estallen tensiones-, como ocurrió en noviembre de 2008 cuando monjes armenios y griegos ortodoxos se agarraron a trompadas en imágenes que dieron la vuelta al mundo.
El Papa, que antes de partir se reunió con las distintas comunidades cristianas que hay en esta región, hizo una visita tanto al Patriarcado Griego Ortodoxo como al Patriarcado Armenio, y llamó a la reconciliación cuando recordó que "Jesús pide ser testigo de unidad y de paz para todos los que viven en esta Ciudad de la Paz".