El mundo avanza hacia la generalización del crimen más horrendo, el aborto de millones de niños inocentes. En forma sostenida, la legislación de diversos países permite y promueve más y más el asesinato de los pequeños santos nonatos.
Cuando la ciudad de México introdujo esta legislación perversa poco tiempo atrás, allí mismo se produjo el signo que muestra el profundo dolor que Dios siente ante este crimen. En la Villa de Guadalupe, donde se guarda la imagen de la Virgen de Guadalupe que hace quinientos años se imprimiera milagrosamente en la tilma de San Juan Diego, estalló el milagro.
La multitud acudía a Misa, cuando en la imagen de la Virgen se iluminó el Vientre Maternal, donde el Niño Jesús espera Su Nacimiento. La luz tiene la forma clara de un niño creciendo a pocas semanas de su concepción. María lleva la Vida en su cuerpo virginal, cuerpo que es Vaso Perfecto porque alberga al Rey de Reyes. De este modo, Dios quiso dejar así en claro que la vida es plena desde su mismo origen, que allí dentro de la Madre de Dios se muestra como hay que proteger a la vida desde la misma concepción.
El mundo debe recapacitar ante esta señal del Cielo. Que Dios nos perdone por lo que hacemos, somos una humanidad que amenaza perderse en el más horrendo de los crímenes, el de millones de almas inocentes que no tienen forma de defenderse.