Ni Néstor ni Cristina Kirchner hicieron alusiones directas al fenómeno de los cacerolazos del lunes. Ignorar una manifestación social de esa magnitud es una pésima receta política. Las referencias indirectas que hicieron se limitaron a culpar de la sublevación social a Cecilia Pando, a la Sociedad Rural y a los medios. Dejemos a la señora Pando a un lado, porque deberíamos analizarla de otro modo si por sí sola fuera capaz de promover semejante levantamiento de la sociedad. Sólo la paranoia política fue capaz de agrandar de esa manera a un adversario ciertamente menor.
JMSola
LA NACION
18JUN08