Sábado 10 de mayo de 2008 | |
EDITORIAL |
Reacción |
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El campo reaccionó de la única manera que podía hacerlo luego de una tregua que el gobierno, con la olímpica displicencia con que trata a quienes considera enemigos, malgastó porque nunca estuvo dispuesto a negociar en serio. Los Kirchner --sobre todo el ex presidente, que es el que manda-- sólo entienden el idioma de la fuerza. Por eso el ruralismo, cansado de perder el tiempo con un interlocutor que únicamente deseaba ponerlo de rodillas, puso en marcha otro paro. Lo hizo cuidando de no perjudicar a la población pero, al mismo tiempo, con la convicción de no dejar que un conjunto de iluminados --tan prepotentes como corruptos-- le imponga sus caprichos. |