Los obispos argentinos compartimos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias” del pueblo al que pertenecemos y servimos en esta hora delicada y providencial de nuestra vida nacional. Desde nuestra fe acudimos a Jesucristo, Señor de la historia, y le dirigimos una súplica confiada para poner bajo su mirada protectora las preocupaciones, desvelos y esperanzas de los argentinos. A Él le ofrecemos nuestro compromiso pastoral en favor del pueblo, especialmente de sus miembros más pobres, débiles y sufrientes. Por ello peregrinamos, como lo hace el pueblo creyente, a la casa de nuestra Madre de Luján para pedirle que Ella interceda ante su Hijo por las necesidades más urgentes de la Patria. De modo particular queremos pedirle que nos ayude a los argentinos a: 1. valorar y construir con empeño perseverante la amistad social entre todos los habitantes de nuestra Patria, desterrando desencuentros, odios, rencores y enfrentamientos y promoviendo la equidad y la justicia para todos; 2. favorecer y cultivar la disposición al diálogo genuino en la verdad y el respeto entre personas y sectores, como camino indispensable en la búsqueda del bien común; 3. afianzar las instituciones democráticas de la República y el federalismo, respetando la Constitución Nacional, garantía para todos de una convivencia pacífica e incluyente. Invitamos a todos los fieles a unirse a este gesto orante y a retomar la “oración por la Patria”, tan apreciada en nuestras comunidades, como primero y principal servicio que los católicos argentinos queremos ofrecer a nuestra querida Nación. 95ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina | ||
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La Caridad sin Verdad sería ciega, La Verdad sin Caridad sería como , “un címbalo que tintinea.” San Pablo 1 Cor.13.1