Este hecho todos lo conocemos y está así narrado en la Biblia. (Evangelio de Mateo 26, 14-16) “Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote fue a ver a los Sumos Sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me darán si se los entrego?”. Y resolvieron darle 30 monedas de plata. Desde ese momento Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.”
Qué pasó por la cabeza de Judas y qué lo llevó a hacer semejante “venta”, no es fácil de entender.
Hoy en día, más que nunca, que un amigo y discípulo haya “entregado en venta” tan impunemente a un amigo, no es nada raro; ya que vemos, como en política, esto está pasando y que la prensa le ha dado distintos nombres.
Pero con Judas, Dios Padre tenía un plan para Jesucristo su Hijo, Dios que se hace hombre.
Ese plan de humillación, persecución, agravios, insultos, castigos corporales y psíquicos, risas, burlas, etc. termina cuando es entregado a un “Juicio Popular” y condenado a muerte.
Así como todo comenzó con una traición y sabemos cómo terminó, también hoy día pasa.
Frente a esa realidad, alma y fruto de una traición, Jesucristo nos advirtió que nosotros la sufriríamos y dijo: “Felices si son ultrajados por el nombre de Cristo” (1º Pedro 5,14). También en Juan 15, 20 “Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí también los perseguirán a ustedes. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora recuerden que ya lo había dicho” (Jn. 16,4)
“Dichosos ustedes si tienen que sufrir por la justicia. No teman ni se inquieten, por el contrario glorifiquen en sus corazones a Cristo el Señor… es preferible sufrir por hacer el bien, si esta es la voluntad de Dios, que por hacer el mal” (1º Pedro 3, 13-17)
Pasaron más de 2000 años de aquel Judas y ahora nuevos Judas se presentan cada día –con o sin 30 monedas de plata en sus manos- en los “Tribunales Populares” llamados “Tribunales” tratando de difamar y ensuciar a los que sirven al Señor desde el ministerio Sacerdotal con toda clase de mentiras.
Aquel Judas fue un “instrumento” permitido por Dios, para llevar a término Su Plan en su Hijo Jesucristo Nuestro Señor.
Los nuevos Judas, los que ahora nos han “vendido” también están siendo “instrumentos” permitidos por Dios para llevar a los “Tribunales” a sus elegidos y tratar de “probarlos” en la humildad, en la humillación, en el sufrimiento, en su santidad, en su fortaleza y en su consagración a Jesucristo, en su vida toda ya pública o privada.
Acusar y mentir, ese es el lema de los Judas 2007.-
De estos nuevos Judas podemos decir que “acá hay uno que está preñado de malicia, concibe maldad y da a luz la mentira” (Sal. 7,15)
Pero el verdadero Tribunal, el de Dios, será el lugar donde la VERDAD saldrá a la luz y allí entonces se conocerá que “fuimos vendidos” y el valor de esa transacción, que ahora desconocemos desde lo material, pero si conocemos desde la impunidad de la mentira que a diario desparraman y que producen un gran dolor en Cristo que nos dijo que era “el Camino, la Verdad y la Vida”.
Recordemos que aquel “Judas se arrepintió y lleno de remordimiento, devolvió las 30 monedas de plata diciendo “He pecado entregando sangre inocente”. Ellos respondieron (los Sumos Sacerdotes y los Ancianos) “que nos importa, es asunto tuyo”. Entonces él (Judas) arrojando las monedas en el Templo, salió y se ahorcó” (Mt. 273-6).
Así fue el fin de Judas Iscariote 2000 años atrás, triste fin de un traidor, pero con algo muy importante en su actitud: se arrepintió.
Se arrepintió de su mentira que llevó a la condena a un inocente, pero a pesar de esa actitud su nombre JUDAS es sinónimo de traición, de mentira, de negociado humano, de muerte.
Los nombres de los nuevos Judas son muchos y están manchados de odio, venganza, traición, mentira, negocio sucio, etc.
Cada uno de esos nombres, pueden ser lavados por la sangre derramada de Cristo en la Cruz, si se arrepienten como Judas Iscariote, diciendo y confesando que “hemos pecado entregando sangre inocente”.
“SANGRE INOCENTE” es la que salpica en cada audiencia y en los “tribunales populares” a mi sacerdocio con un plan sistemático que han desarrollado para destruir al capellán y al sacerdote, los Judas a los que les comprenden las “generalidades de la ley” del odio y la venganza.
Por todo esto, al igual que el apóstol Pablo “tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara pero Él me respondió “Te basta Mi Gracia porque mi poder triunfa en la debilidad”. Por eso me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil entonces soy fuerte” (2da Corintios 12, 7-10)
Estoy fuerte también por la oración y sacrificios de todos los que diariamente me presentan al Señor en la Misa y su Rezo junto a María Madre y Virgen.
Los nuevos Judas, pro las 30 monedas de plata o por alguna otra “preventa” han manchado con sus ya conocidas falacias al sacramento de la confesión y el sigilo que tenemos los sacerdotes de ese sacramento. Quisieron, con sus dichos, los nuevos Judas, mezclarlo e introducirlo como algo totalmente vulnerable.
Los nuevos Judas también “vendieron” un “falso testimonio” de un sacerdote, venta “arreglada” con un testigo y en complicidad con los medios para desacreditar a los consagrados no solo en su vida sino también en sus dichos.
¡2000 años de historia! tienen ese “descrédito” que quieren instalar pues la vida sana en la moral de los consagrados va en contra de sus desenfrenados e inmorales actos diarios de vida y dichos.
Algo queda, queda un olor putrefacto en el “circo romano”, olor que sale de la VERDAD muerta y de la mentira diabólica disfrazada de justicia.
Pido, para los nuevos Judas, que “la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la Comunión del Espíritu Santo permanezca con todos ustedes” (2da Cor. 13,13)
A todos una profunda bendición y en MARÍA VIRGEN un abrazo.