viernes, mayo 11, 2007

Rusia y Argentina con revoluciones paralelas. La consigna es tomar compromiso y difundirlo antes de que sea demasiado tarde.

AMIGOS DE LA LIBERTAD

- Hoy por hoy, va a ser difícil encontrar un cuadro de situación como el que describe atinadamente el autor del artículo al pie.

- Mientras tanto, los argentinos dormimos la siesta, como si nada pasara, los políticos, como jaurías hambrientas desesperan por puestos y dietas que buscan denodadamente mientras todo lo demás es puro jarabe de pico o les importa simplemente un bledo.

- Este peligro de nuestra patria se hace extensivo a casi toda la América Latina en donde ya se escuchan voces de alerta que acompañan severas advertencias.

- Despiertos y advertidos estamos, sólo nos falta actuar o nos asarán como a pollos a la parrilla.

- El que no lo crea, ¡créalo!, ...... pero primero lea la nota de abajo.

gm

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El original está en http://colombia.indymedia.org/news/2007/05/64574.php

10 de Mayo de 2007


REVOLUCIONES PARALELAS




Estoy leyendo la interesantísima autobiografía de Trotsky. Él y Lenin fueron los jefes de la revolución comunista de 1917, pero Trotsky fue quien presidió el "comité de guerra revolucionaria" que llevó a cabo la toma del poder por los bolcheviques el 25 de Octubre de ese año y fue, además, el agitador máximo, un orador demoníacamente inspirado, que preparó las masas para el golpe. El libro merece diversos comentarios, pero a los fines de este artículo, apenas quiero referirme a algunos aspectos revelados por Trostky sobre el procedimiento usado para hacer la revolución del 17 porque eso nos permitirá atisbar qué es lo que realmente está ocurriendo en la Argentina del 2007.


1) Lo primero que se debe notar es que quienes hicieron la revolución rusa de 1917 empezaron a prepararla desde mucho antes y mantuvieron una estrategia constante cuyo objetivo era la toma del poder total para implantar una "dictadura del proletariado" que destruiría completamente la Rusia de los zares, la Rusia "democrática" de los social- democrátas y liberales y la Rusia marxista moderada de Kerensky. Estaban absolutamente decididos a no tener lealtad alguna para con los circunstanciales "compañeros de ruta" e "idiotas útiles" -que jamás les faltaron-; a no hacer jamás concesiones de ningún tipo una vez que tuvieran todo el poder y, sobre todo, a actuar siempre con la cabeza fría y sin apresurarse para que un paso dado antes de tiempo no arruinara años de pacientes preparativos.




Durante el proceso, sus futuras víctimas de los diversos gobiernos rusos tuvieron mil oportunidades para destruirlos, pero nunca lo hicieron. Hubo complicidad de algunos iniciados y una gran falta de previsión de parte del régimen zarista y de los "políticos" moderados que heredaron el poder luego del derrocamiento de Nicolás II el 15 de Marzo de 1917. Fueron encarcelados varias veces pero siempre los liberaban o los dejaban escapar. Las complicidades culminaron con la famosa e inaudita colaboración del kaiser de Alemania y sus generales (¡todos "derechistas"!) que el 9 de Abril de 1917
facilitaron a Lenin y a otros jefes bolcheviques el regreso a Rusia, en plena guerra, atravesando el territorio alemán en un tren precintado para llegar a San Petersburgo cuando la revolución bullía por todas partes.




Kirchner parece un ambicioso político peronista cuyo objetivo es dominar por orgullo personal y afán de lucro. Pero no es sólo eso. Sus mentores, Verbitsky y el CELS integrado por anónimos cerebros revolucionarios, no se muestran. Parecen estar dedicados a sus estudios y a un asesoramiento discreto del gobierno. Pero sospecho que, en realidad, en la usina del CELS se ha preparado un plan de acción que está en marcha y por lo que el gobierno va haciendo, pausada e inexorablemente, puede colegirse que su objetivo es el mismo de Trotsky (adaptado al lugar y a los tiempos que corren), o sea, realizar una profunda revolución marxista. Kirchner será Presidente hasta el final o no; eso dependerá de las necesidades estratégicas de quienes lo usan como un meroinstrumento.



2) Durante el proceso preparatorio del 17, los revolucionarios rusos parecían más débiles de lo que en realidad eran. Durante ese tiempo, podía pensarse que no eran otra cosa que idealistas teóricos, utopistas que, en la práctica, harían lo mismo que los demás políticos rusos. La gente no se daba cuenta cuán fuertes eran, ni cuán extremos eran sus objetivos, hasta que dieron el zarpazo final. Los mismos jefes comunistas tal vez no estaban seguros de su fuerza porque el mismo Lenin pocos días antes de subirse al tren alemán dijo en una reunión pública: "La revolución en Rusia no la verá mi generación".




Kirchner, a pesar de todas sus bravatas, parece débil. Fue jaqueado por un Obispo de Iguazú, por un berrinche de Mons. Bergoglio, por unos petardos editoriales de "La Nación", por unos comentarios adversos de críticos benévolos, por una investigación compartida entre dos jueces (que son "propia tropa") en relación a una coima, que es insignificante si la comparamos con las inmensas apropiaciones indebidas que son "el hurto de ellos de cada día". Y, para peor, puede ser considerado como un tonto de capirote. Sin embargo, no hay nadie en el país que tenga más fuerza: tiene los tres poderes, es decir, tiene todo el poder, aunque limitado todavía por los últimos restos de legalidad. Eliminar esos restos es el actual empeño del gobierno. Esa eliminación, en cualquier momento pueden darla por lograda y sacarse la careta para implantar una tiranía marxista. Son ellos los que deciden en base a criterios políticos propios. La gente común puede creerse todavía segura hasta un minuto antes del momento en que toda seguridad se acabe. Lenin decía: "En el proceso revolucionario hay días que son como veinte años y veinte años que son como un día". Es decir, lo que no pasó en 20 años de preparación, puede ocurrir súbitamente en un solo día.




3) Hay que ejercitar la "tropa" revolucionaria dominando las calles e imponiéndose a la ciudadanía pacífica con la amenaza implícita de la violencia potencial que insinúan los palos, las capuchas y la impunidad asegurada por la protección policial. Cerrar las calles equivale a restringir la libertad de movimientos. Estar preso no es otra cosa que tener la libertad de movimientos restringida al máximo. Esto de los cortes de calles y rutas es una restricción menor, pero de la misma especie. Dominarlas "de facto" es lo mismo que usurpar una de las funciones del poder público, a viva fuerza y cometiendo, por lo
menos, ocho delitos. Haber logrado que todos esos delitos, reiterados cotidianamente, queden impunes equivale a un pequeño golpe de Estado contra la Justicia, con la complicidad del Estado.




Trotsky conocía la significación revolucionaria del dominio de las calles. La víspera de la revolución mandó asegurar su control: "Desde el 24 de Octubre fue dada la orden de usar las armas a la primer tentativa de grupos opositores en la calle; debía actuarse implacablemente. Pero a los enemigos ni se les ocurría actuar en la calle. Se escondieron. La calle era nuestra." ("Ma vie", Trotsky, pag. 377, edit. Gallimard). Fue de ellos en todo momento, desde mucho antes de 1917.



¿Quien se atreve en la Argentina a desafiar el dominio de la calle de los grupos de izquierda ("piqueteros", sindicalistas, "Quebracho", etc)? Nadie. La calle es de ellos. Cuando quieran, pueden eliminar a un opositor mediante un simple "escrache" (o sea, una manifestación violenta frente la casa de la víctima) que le hará la vida imposible. El Juez Bisordi, que se atrevió a criticar los atropellos de Kirchner contra la Justicia, fue "escrachado" en su casa; se mudó, pero el gobierno reveló su nuevo domicilio a los agitadores y allí fueron. Ni el Dr. Bisordi ni su familia ni sus vecinos pueden vivir mucho tiempo bajo ese régimen de amenaza y de tensión. La amenaza queda latente contra cualquiera.


4) La prensa también es de ellos. Con ese dominio de los medios pueden crear las emociones, fabricar las creencias y dar por no existentes los hechos que no les convenga revelar. Llegado el momento, la prensa puede convertirse en un detonante de grandes acontecimientos revolucionarios. Toda la prensa está, en mayor o menor medida, bajo la dependencia del gobierno, aún la que parece opositora. Las críticas que hace "La Nación" en su página editorial, por ejemplo, sólo sirven para conservarle cierto prestigio como diario creíble, pero el resto de sus páginas es banal y mantienen la sensación de que no pasa nada grave, que sólo se trataría de otro mal gobierno de los muchos que ya tuvimos y que no implica peligro alguno para las libertades legítimas. El lector de "La Nación" es mantenido muy lejos de la idea de que este gobierno intenta realizar una profunda revolución marxista.




El día que los promotores de la revolución decidan dar el golpe, "La Nación" y los demás diarios harán lo mismo que la prensa liberal rusa el 25 de Octubre de 1917: dirán que cualquier resistencia implicaría un baño de sangre, que es mejor pactar con los revolucionarios si ofrecen negociar, es decir, recomendarán entregarse (ver Trotsky, pag. 378).




5) Saturar la opinión con una ideología que, aunque no sea directamente revolucionaria, convierta en indiscutibles las premisas de las ideas marxistas. En la Argentina esto es evidente, por ejemplo, en relación al combate antisubversivo realizado por las FFAA en los años 70. Todos los medios de difusión lo mencionan siempre con adjetivos peyorativos: "la represión genocida", "la tortura como sistema", "los centros clandestinos de prisión", "las desapariciones forzadas", "los años oprobiosos", "terrorismo de Estado", etc. Y esos calificativos sirven como cabeza de proceso, sin prueba alguna, contra quienes quieran acusar de "represores", "torturadores" o "genocidas", para enviarlos a prisión por tiempo indefinido, por orden de jueces parciales, y aún para anular el voto de 400.000 ciudadanos, como ocurrió con el Comisario Patti a quien se rechazó su diploma de diputado con ese argumento disparatado.




Es decir, no proponen abiertamente abolir las FFAA pero han conseguido imponer ideas que son otras tantas premisas de esta conclusión: las FFAA deben ser anuladas hasta convertirlas en instrumento del poder revolucionario, único defensor de los "derechos humanos".




Trotsky cuenta en sus memorias cómo se dedicaron durante30 años a difundir el marxismo y a infundir los sentimientos que a él conducen. Él mismo se hizo marxista a través de un proceso semejante que empezó por esos sentimientos preparatorios. Hablando de su juventud dice: "...en mi conciencia, la vida había depositado una fuerte reserva de ideas sociales protestarias. ¿En qué consistían ellas? En simpatía por los oprimidos, en indignación frente a las injusticias...Todo eso me golpeaba vivamente, antes de la asimilación de cualquier teoría, y creaba una reserva de impresiones de la cual la fuerza explosiva sería grande" (Trotsky, pag. 124). Cuando le dieron a conocer Marx y Engels, con su "Manifiesto" comunista igualitario y combativo, le pareció la teoría que correspondía exactamente a esos sentimientos de rebeldía contra la sociedad a cuyas desigualdades y leyes atribuía toda la culpa de aquellas injusticias. Y se convirtió en el feroz y exitoso co-autor de la revolución de 1917 que ya lleva más de 100.000.000 de asesinados en su larga lista de crímenes.



Ese proceso es análogo al que siguen entre nosotros los promotores de la revolución. Toda injusticia es atribuida a la sociedad tradicional (y no a su compañera de ruta la "dirigencia", que es la verdadera culpable), a las FFAA, a las clases propietarias, a los católicos "preconciliares", y quienes aceptan esta explicación están cerca de adoptar la doctrina revolucionaria marxista o de quedar semi-convencidos por ella hasta sentirse incapaces de enfrentarla. No se puede saber exactamente qué parte del pueblo argentino ya está contagiada de este virus pre-marxista, pero temo que ya sea la mayoría, dentro de la cual se encuentran los peronistas.




6) Favorecer una oposición de "kerenskys" que no quieran "patear el tablero", que acepten las reglas de juego de la revolución en marcha. Así fue que la prensa, al servicio del gobierno, promovió falsos opositores como Carrió, Macri, Telerman, Lopez Murphy, Lavagna y otros. Ninguno de ellos es garantía de nada ni son verdaderos opositores. A los opositores reales, la consigna es restringirles todo acceso a la opinión pública, dividirlos entre sí, hacerlos totalmente inofensivos y en el momento del golpe, eventualmente eliminarlos.




7) Vaciar los poderes potencialmente conservadores, como las FFAA y la Justicia, transformándolos poco a poco en factores que sirvan la revolución. En eso está Kirchner, exitosamente, desde que asumió en Mayo del 2003.



Los bolcheviques sabiendo que, en definitiva, quien contara con las FFAA vencería, se dedicaron activamente a minar los cuarteles, provocando la rebelión de los soldados y suboficiales contra los superiores que no conseguían ganar para su ideología. Cuando el Gral. Kornilov quiso iniciar una contrarrevolución en Septiembre de 1917, antes de llegar a San Petersburgo su ejército se disolvió por deserción de la tropa. Entretanto, para enfrentar a Kornilov, Kerensky distribuyó armas entre los obreros de los soviets que las usaron poco después para consumar el golpe revolucionario. Cuando Kerensky quiso reprimirlo, descubrió que ni el ejército ni la marina le respondían. Logrado el objetivo de desarticular las "fuerzas del orden", saturado el ambiente público con las ideas revolucionarias, el golpe es tan sencillo como recoger una fruta que cae del arbol cuando está madura. La revolución del 25 de Octubre de 1917, que tan horribles consecuencias tuvo en la Historia, según relataTrotsky, fue casi un paseo triunfal: "Sin ningún desorden, sin ninguna escaramuza en las calles, casi sin ningún disparo de fusil y sin derramamiento de sangre", los bolcheviques tomaron el poder (pag. 378, op. cit.).



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En resumen: quisiera que se convenza, estimado lector, que esta apariencia que da el gobierno de ser apenas desordenado y deshonesto, es falsa: tengo la vehemente sospecha de que es instrumento de un plan revolucionario premeditado que ya está en una etapa muy avanzada de ejecución (le ruego leer mi artículo del 27/2/2006, nro. 706 de "La botella al mar" titulado "Operación camembert").


Por otra parte, la oposición de los "centristas" y "centro izquierda", en la que Ud. tal vez confía por considerarla un mal menor, no es otra cosa que una reedición de Kerensky que jamás se opondrá realmente a la revolución. Y si Ud. es simpatizante de la mal llamada "derecha" y cree que sus líderes son mejores y más lúcidos, se equivoca: los que conozco están obnubilados por alguna pequeña inquina personal que los mantiene divididos y paralizados en un callejón sin salida, no quieren reconocer lo que está realmente pasando y sólo enfrentarán el proceso revolucionario si las escamas caen de sus ojos y se deciden a hacer las cosas bien. Espero que eso no ocurra sólo cuando sea demasiado tarde.


Cosme Beccar Varela

e-mail: correo@labotellaalmar.com

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