NOTIVIDA, Año VI, nº 388, 2 de septiembre de 2006
El sábado 2 de septiembre, en su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9), Mons. Héctor Aguer –Arzobispo de La Plata-, explicó que la Iglesia no sólo enseña verdades religiosas, es decir las verdades de nuestra fe contenidas en el Credo, sino que también esclarece las realidades del orden natural; las que “tienen que ver con la naturaleza de las cosas, con la naturaleza de la persona humana y sus actos, con el orden de la creación”. “La Iglesia –afirmó el prelado- tiene el deber de esclarecer también la conciencia del pueblo sobre estos asuntos y lo hace proyectando sobre ellos la luz de la Revelación”. Por eso, advirtió, “estas enseñanzas no deben descartarse rápidamente como opiniones religiosas. No son opiniones religiosas”.
Resaltó además el Arzobispo de La Plata que ese esclarecimiento se torna tanto más urgente “cuando la fuerza de la propaganda y las presiones de los personeros de la cultura de la muerte difunden una mentalidad favorable al aborto, a la eutanasia y a otros atentados contra la vida humana y la dignidad de la persona”.
A continuación adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Aguer:
“Frecuentemente, cuando se discuten cuestiones acerca de la familia, los problemas de bioética, lo que atañe a la vida humana y su dignidad, el derecho a la vida desde la concepción a la muerte natural, y otros temas, hay gente que se asombra porque
“Hemos escuchado a mucha gente comentar que éstas son cuestiones religiosas y que por tanto la problemática moral relacionada con ellas es algo que corresponde observar a los creyentes pero que los demás, los que no comparten nuestra fe, no tendrían por qué prestar atención estas indicaciones de
“A otras personas les parece excesivo que
“Hay que decir que en realidad, estos temas no pertenecen de suyo al orden religioso o dogmático; no son problemas que se le plantean sólo al hombre de fe, sino que son cuestiones de orden natural. Así debemos llamarlos: de orden natural, porque tienen que ver con la naturaleza de las cosas, con la naturaleza de la persona humana y sus actos, con el orden de
“¿Porqué, entonces,
“La Iglesia lo hace porque a lo largo del tiempo, según los vaivenes de la cultura, estas verdades quedan muchas veces como borroneadas en la mentalidad común, quedan oscurecidas; ya no es tan claro para muchísima gente, por ejemplo, que deba respetarse la vida de cualquier ser humano desde el momento de
“Más grave es, todavía, cuando en un época determinada, en un país, en una generación, se pierde el sentido de estas realidades fundamentales de la condición humana. Así ocurre cuando la fuerza de la propaganda y las presiones de los personeros de la cultura de la muerte difunden una mentalidad favorable al aborto, a la eutanasia y a otros atentados contra la vida humana y la dignidad de la persona”.
“La Iglesia tiene el deber de esclarecer también la conciencia del pueblo sobre estos asuntos y lo hace proyectando sobre ellos la luz de
“De modo que
“¿Porqué
“Debemos estar agradecidos, entonces, de poder contar con esta iluminación”.
“Estas enseñanzas no deben descartarse rápidamente como opiniones religiosas. No son opiniones religiosas. Que la autoridad religiosa las enseñe no implica que ellas sean exclusivas para los creyentes; ayudan a conocer cada vez mejor qué es el hombre, quiénes somos, cómo somos, qué
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NOTIVIDA, Año VI, nº 388, 2 de septiembre de 2006
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