«No hubo genocidio en América, 99 de cada 100 nativos murieron por culpa de las enfermedades»
Borja Cardelús publica «La civilización hispánica», una obra en la que ahonda en las similitudes históricas y sociales que unen a españoles y latinoamericanos
Lograr que la verdad histórica una lo que la Leyenda Negra ha conseguido dividir. Este es el principal objetivo que se ha marcado el versado divulgador del legado de España en América, Borja Cardelús, en su nuevo libro: «La civilización hispánica» (Edaf, 2018).
Pero no es el único, sino que también busca demostrar mediante datos palpables que, a pesar de lo que los enemigos de nuestro país han afirmado durante más de cinco siglos, el genocidio de la mal llamada conquista del Nuevo Mundo (él aboga por denominarla «poblamiento», ya que se llevó a cabo mediante el mestizaje y las escaramuzas fueron mínimas) fue una falsedad forjada con la finalidad de separar a dos pueblos hermanos.
«Este ensayo pretende poner la primera piedra de un edifico hispánico desmoronado por la Leyenda Negra. Es imprescindible reivindicar lo que hemos construido: una civilización conjunta que cuenta con más de 600 millones de personas», explica el autor a ABC.
La obra, que será presentada este martes a las 19:00 horas en la Casa de América de Madrid, es además uno de los buques insignias de la fundación «Civilización Hispánica». Una asociación dirigida por el mismo Cardelús que, desde el pasado enero, quiere poner luz sobre una realidad histórica ennegrecida por unos países que vivieron durante siglos a la sombra de nuestro Imperio.
«Naciones como Holanda o Inglaterra aventaron la Leyenda Negra para separar a los iberoamericanos de los españoles. Debemos darnos cuenta de que hemos sido manipulados y divididos a lo largo de los siglos por intereses espurios y recuperar la unidad que una vez tuvimos», añade Cardelús.
Grandes falacias
Como armas contra estas mentiras, el autor usa la historia y la razón. Dos elementos que le permiten hacer añicos falacias tales como que los exploradores españoles se hicieron con el Nuevo Mundo aniquilando sistemáticamente a los americanos. «El saldo final de muertes en las luchas fue minúsculo. De cada 100 nativos muertos que hubo en América, 99 fallecieron por causa de enfermedades como el tifus o la viruela, y solo 1 por los combates», desvela.Sin embargo, esta tropelía fue exacerbada hasta la extenuación por Inglaterra, un país que (aunque ha logrado ocultarlo) sí perpetró todo tipo de barbaridades contra los nativos. «Los anglosajones no contaban con los indios, no los querían ni como esclavos. Solo les interesaban sus tierras y, cuando los nativos protestaban, les exterminaban», señala.
Además, y según se explica en «La civilización hispánica», los ingleses no apostaron por el mestizaje ni por la enriquecedora unión entre civilizaciones. Ellos, por el contrario, cruzaron el océano con sus familias ávidos de riquezas. «Su política era de trasplante, la nuestra de injerto. Los españoles que acudían eran hombres solos que formaron nuevas familias. Y lo revolucionario es que sus leyes alentaban esos matrimonios mixtos», completa.
Gracias a este cruce de culturas, hubo un trasvase sumamente beneficioso entre ambos mundos. «Fue algo mutuo, nosotros llevamos hasta allí toda la cultura occidental, pero los médicos y biólogos que fueron a las Indias dejaron también patente la riqueza científica que había allí», destaca Cardelús.
Con todo, entre las diferentes mentiras que ha extendido la Leyenda Negra hay una especialmente indignante: la que afirma que los españoles trataron a los americanos como esclavos. Algo totalmente falso. «Desde la aprobación de las Leyes de Indias a principios del siglo XVI, los nativos fueron considerados parte de la Corona», señala el autor.
Estas normas fueron, de hecho, las primeras del mundo en apostar por la igualdad de todos los seres humanos ante la ley. «En ellas se entendía que había que proteger a los nativos. Estipulaban, por ejemplo, que las mujeres locales no debían trabajar y que los hombres debían hacerlo cerca de su casa. Todo ello, para fomentar la vida y la unidad familiar», confirma Cardelús.
No fueron las únicas ventajas que obtuvieron. Y es que, además, se creó la figura del protector de indios para que los americanos pudieran acudir a él con cualquier reclamación y se estableció (entre otras tantas cosas) que los nativos solo podían trabajar a cambio de un salario digno. «Supusieron una auténtica revolución», finaliza el experto.
Sabor español
Para nuestra desgracia, el hombre que construyó los pilares sobre los que se terminó asentado la Leyenda Negra tiene nombre y apellidos castizos: Bartolomé de las Casas.Poco después de arribar al Nuevo Mundo, este fraile se encomendó a luchar por los derechos de los nativos. Una noble tarea que llevó a cabo de una forma nada adecuada. «Escribió un libro, la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, en el que exageró y falseó las barbaridades cometidas por los españoles para causar revuelo a nivel social», señala Cardelús.
Por si fuera poco, se limitó a recoger los testimonios minoritarios de aquellos americanos que habían sufrido abusos por parte de los encomenderos y atribuyó matanzas a sus compatriotas que, realmente, habían sido perpetradas por tribus locales. «Consiguió que le escucharan, pero los países enemigos de España difundieron y ampliaron sus argumentos por motivos políticos, religiosos y económicos. Así forjaron la Leyenda Negra», finaliza.