Tres aniversarios para amar, aún más, Covadonga y Asturias
Este hermoso paraje natural cumple en 2018 dos centenarios: el de su protección como parque nacional y el de la coronación de su Virgen. Además, se cumplen trece siglos de la proclamación de Don Pelayo como rey de Asturias
Covadonga es un lugar muy especial en Asturias (y en España) porque allí se unen de forma única la Historia, la naturaleza y la religión. Y no solo coinciden en el espacio, sino que también se entrelazan entre sí: las características naturales del lugar jugaron un papel fundamental en la batalla que hizo famosa a Covadonga, esa misma batalla tiene conexiones religiosas que contribuyeron a la leyenda del lugar y el actual corazón de la veneración mariana en Covadonga -la cueva de la Santina- es también un precioso escenario natural. Y los tres aspectos -histórico, natural y religioso- celebran importantes aniversarios este año.
1. Covadonga histórica
Para comenzar, remontémonos al siglo VIII. Si bien la batalla de Covadonga no tuvo lugar -si damos fe a las crónicas- hasta el año 722, fue hace ahora 1.300 años, en el 718, cuando se dice que un grupo de caudillos asturianos, dirigidos por Pelayo, se negaron a pagar tributos a los invasores musulmanes y se rebelaron. Para defenderse de las tropas enviadas por el emirato de Córdoba para sofocar el levantamiento, Pelayo y sus hombres aprovecharon las características del paisaje asturiano, refugiándose en las estribaciones de los Picos de Europa, concretamente en el escarpado valle de Cangas de Onís, con el monte Auseva al fondo. Un lugar fácil de defender, ya que lo estrecho del paso impedía el acceso de un gran número de tropas, y en el que no era difícil encontrar comida y agua.También de entonces arrancan las conexiones espirituales de este lugar. Se dice que Pelayo llevaba consigo -y portaba durante la batalla- una cruz de madera. Y la leyenda dice que esa misma cruz es la que dos siglos más tarde sería recubierta de oro y piedras preciosas para crear la Cruz de la Victoria que se encuentra en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo y que es el símbolo que figura en la bandera de Asturias y que cuelga del puente romano de Cangas de Onís. Esto es, sin embargo, sólo una leyenda, ya que las pruebas arqueológicas han descartado que la madera de la cruz pueda ser del siglo VIII. También cuenta otra leyenda que la Virgen se apareció a Pelayo durante la batalla, ayudándole a lograr la victoria. De ahí que el centro de la veneración en Covadonga sea la Santina, la Virgen de Covadonga.
2. Covadonga espiritual
Para celebrar este centenario de la coronación se ha declarado además un Año Jubilar Mariano en Covadonga, que durará desde el 8 de septiembre de este año hasta la misma fecha de 2019 y que permitirá a los peregrinos ganar el jubileo y lograr la indulgencia plenaria. Ocasión ideal para acercarse a un santuario que ya ejerce una enorme atracción sobre los asturianos. Es, además, un santuario particularmente bello, en un entorno natural único, con la cueva formada en la pared de roca y la cascada cayendo bajo ella. Todo ello rodeado de un paraje de gran importancia ecológica que este año también está de centenario.
3. Covadonga natural
El 8 de septiembre de 1918 se aprovechó la presencia del rey Alfonso XIII para inaugurar de forma oficial el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, el primero de España y segundo del mundo tras el de Yosemite, en Estados Unidos. En realidad, la declaración como parque nacional ya se había producido el 22 de julio de ese año y llevaba fraguándose un par de años, a través de la pionera Ley de Parques Nacionales impulsada por un asturiano profundamente enamorado de Covadonga: Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa.
Esta ley permitió a Pidal proteger un espacio de montaña de gran riqueza natural, atravesado por ríos como el Cares o el Sella y salpicado de bosques autóctonos de robles, hayas, tilos, avellanos o acebos. En este parque, que con los años se ha ido ampliando y cambiado su nombre por el de Parque Nacional de los Picos de Europa, habitan especies tan representativas como el oso pardo, el urogallo, el rebeco, el lobo y el quebrantahuesos. Además, es un lugar ideal para practicar el senderismo, el alpinismo (el Naranjo de Bulnes es un hito imprescindible para los alpinistas españoles) o la espeleología o el ciclismo: el habitual final de etapa de la Vuelta Ciclista a España en los Lagos de Covadonga ha contribuido enormemente a hacer famosa esta zona.
Pero este parque nacional no es sólo un lugar de naturaleza pura. Desde los comienzos ha estado habitado, con pequeñas aldeas repartidas por su superficie. Esto lo convierte en un lugar de gran importancia antropológica, sobre todo en lo referido a las formas de vida ancestrales de sus pastores. Y también destaca por su gastronomía. Por un lado, el ganado -sobre todo bovino- que se cría en los alrededores de Covadonga produce carne y leche de excelente calidad. Por otro, esta es una zona que concentra la mayor parte de la producción artesanal de varios de los justamente famosos quesos asturianos: el Gamonéu, el de Los Beyos y el más conocido de todos, el Cabrales.
En suma, el parque nacional consigue realizar el sueño que tenía para él Pedro Pidal: aunar las tres Covadongas -la histórica, la espiritual y la natural- para acercarlas a todo aquel que quisiese llegar hasta allí para conocerlas.