jueves, enero 04, 2018


La legendaria espada del Rey Santo Fernando en el escudo de Sevilla que espanta a Podemos

El escudo oficial muestra al Rey cristiano que completó el asedio de Sevilla con su espada «Lobera», símbolo de su poder y considerada una reliquia de tiempos del conde Fernán González

 

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La aprobación de un escudo para la ciudad de Sevilla suscitó hace pocos días una aparatosa polémica en el pleno de su ayuntamiento. La heráldica ahora oficial de Sevilla lo es con los votos a favor del PSOE, PP y Ciudadanos, pero con la oposición de Participa y de Izquierda Unida, que consideran que el escudo es «rancio, machista, y solo refleja cinco siglos de historia, y no la etapa tartésica o la moderna». En este sentido, a la marca de Podemos en este ayuntamiento le molesta especialmente que el Rey San Fernando aparezca en la posición central portando una espada medieval, «máxima expresión de la violencia» y «una llamada a la conquista y a la guerra», según cita una alegación de este partido titulada «Fomento e incitación a la violencia».
El escudo oficial de Sevilla muestra, concretamente, «sobre esmalte de gules (rojo), a un Rey sedente acompañado a la diestra y a la siniestra por dos obispos. Mantelado de azur con el NO8DO, corona real y lema de la ciudad». El Rey es San Fernando III de Castilla, el monarca y santo que tomó la ciudad en 1248, y los obispos San Leandro y San Isidoro, ambos del periodo visigodo. Una escena, la del rey y los obispos, que no era oficial hasta el pleno del pasado miércoles, pero sí un símbolo recurrente en la ciudad. Sin ir más lejos, algunos de los azulejos que decoran la Plaza de España la representan.
La espada de Fernando III criticada por Participa cuenta con una solemne historia a sus espaldas. Tras conquistar Córdoba y Jaén, el Monarca que unificó los reinos de Castilla y León puso cerco a la Sevilla musulmana en 1247. Fernando realizó un asedio combinado desde tierra y agua, de manera que sin apoyo las plazas musulmanas cercanas a la ciudad fueron cayendo paulatinamente en manos de los castellanos. El 23 de noviembre de 1248, el emir sevillano Axataf se rindió ante Fernando III, que participó en el asedio con su espada llamada «Lobera» e instaló en Sevilla la Corte hasta su muerte.

La leyenda de Fernán González

Sobre el origen de esta espada se cuenta que Fernando III, que sería santificado muchos siglos después, acudió expresamente a por ella al monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se hallaba el sepulcro del mítico conde Fernán González. A este incierto noble del siglo X se le achaca haber elevado a Castilla a un nuevo escalón dentro de los reinos hispánicos y a su arma predilecta se le otorgaban poderes mágicos tales como una suerte de Excálibur español. Según relata el obispo de Pamplona Prudencio de Sandoval, el Santo Rey determinó llevarse la espada y el guión del conde a la campaña sevillana, «confiado en que por estos medios Dios le había de entregar la ciudad y le había de dar victoria contra los moros».
Lobera, espada de Fernando III el Santo, Catedral de Sevilla.
Lobera, espada de Fernando III el Santo, Catedral de Sevilla.
Tras la caída de Sevilla, la espada se convirtió en el símbolo de poder de Fernando III, y así aparecerá en muchos grabados, con espada y orbe en mano, en vez del tradicional cetro. A la muerte de su padre, Alfonso X dispuso, en 1255, que cada 23 de noviembre se conmemorara la toma de Sevilla con una procesión solemne donde la «Lobera» fuera exhibida a la cabeza. Todavía hoy se conserva esta tradición y la espada es guardada como una reliquia en la Catedral de Sevilla. O al menos allí se conserva una que corresponde con la descripción legendaria de esta espada, una hoja plana y dos filos que termina en punta redonda.
En este sentido, existe otra espada, también llamada Lobera e igualmente atribuida a Fernando III el Santo, custodiada por Patrimonio Nacional en la Armería de Palacio Real de Madrid. No obstante, Enrique de Leguina y Vidal, barón de la Vega de la Hoz, expuso en su obra «Espadas históricas» (1898), que ni la espada que se conserva en Sevilla ni la de Madrid son del siglo X. Ambas son del siglo XIII, cuando se produjo la conquista de Sevilla, pero ninguna pudo pertenecer al conde Fernán González.
En este sentido, el escritor Don Juan Manuel (nieto del Rey Santo) consignó en su «Libro de los ejemplos del conde Lucanor y de Patronio» (escrito entre 1330 y 1335) que el Rey entregó la espada a uno de sus hijos, al infante Don Manuel (padre del escritor), al tiempo que le decía: «Non vos puedo dar heredad ninguna, mas dovos la mi espada Lobera, que es cosa de muy grand virtud et con que me fizo Dios a mi mucho bien».​
El 29 de agosto de 1326, su hijo, el escritor, derrotó a las tropas del Reino de Granada en la batalla de Guadalhorce, donde murieron unos 3.000 musulmanes y unos 80 castellanos. En la «Gran Crónica» de Alfonso XI se relata que una carga de este noble, armado con la espada, salvó al ejército cristiano de la derrota cuando la retaguardia se estaba derrumbando peligrosamente.