El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer,
reflexionando sobre la corrupción en el programa Claves para un Mundo
Mejor emitido el sábado 1° de julio por el canal 9 de TV, afirmó que
corrupción significa, entre otras acepciones, pervertir, seducir a una
persona, o viciar las costumbres, y citó al escritor ateo Jean Paul
Sartre que dijo: "Si Dios no existe todo está permitido”. "La idea de
corromper -recalcó- siempre está ligada a una alteración para mal,
porque no se corrompe para el bien”.
El prelado platense añadió que "pervertir, seducir a una persona
es, en lenguaje teológico, inducir al pecado, o sea que corromper a una
persona es inducirla al pecado. Así como existe la otra corrupción, la
de los 'chorros' ¡y grandes 'chorros'!, también existe esta corrupción. Y
lo que veo es que están implicados, complicados, son cómplices de esta
corrupción, amplísimos sectores de la sociedad, especialmente los medios
de comunicación”.
A este respecto el arzobispo platense dijo que "si uno sigue las
crónicas de la vida de la farándula se da cuenta de que hay mucha vida
corrupta allí, pero como los tipos y las tipas lo hacen con la mayor
naturalidad, como si fuera normal, no pasa nada, y hay muchos que siguen
apasionadamente esos malos ejemplos como si fueran la aventura de
personajes importantes. Así se va introduciendo en la sociedad, en las
costumbres, que no es pecado lo que es pecado mortal; entonces lo que es
perversión, resulta algo indiferente. Es decir, hoy cada uno hace lo
que quiere. ¡Viva la libertad, viva la democracia!”.
“Yo recuerdo siempre, últimamente con más frecuencia, las
palabras de ese gran filósofo, extraordinario escritor ateo del siglo
XX, Jean Paul Sartre, que decía: 'Si Dios no existe todo está
permitido'. Y tenía razón porque si Dios no existe no se puede
distinguir el bien del mal. Lo que hay detrás de esta especie de
perversión generalizada que se difunde a través de los medios de
comunicación y que va atrapando a muchísimos jóvenes, es precisamente
eso: la ausencia de Dios. Si Dios no existe no hay diferencia entre el
bien y el mal”.
Siguiendo con el tema de la corrupción como perversión, el
prelado platense confesó que casi ni mira televisión pero que hace unos
días "encendí el televisor para ver la temperatura y observo que estaban
pasando una tanda publicitaria promocionando un perfume de Versace con
dos varones desnudos besándose. Creo que años atrás Versace pondría a un
muchacho pintón tratando de seducir a una dama. Comentado con amigos mi
sorpresa uno de ellos me dijo que no eran dos varones, sino un varón y
una mujer -rapados ambos- a la que no se le notaban sus atributos
femeninos. Por algo se empieza, por la ambigüedad. Se me ocurrió que
debería perder el tiempo mirando tandas de publicidad, a ver si esa
porquería se repite o no con otros productos. Es muy probable que se
repita, porque ahora eso está en la onda. La prensa gráfica no se queda
atrás. Se puede encontrar, en la primera página de un diario considerado
serio la descripción elogiosa de nuevas perversiones burguesas (los
pobres son siempre más naturales) y de los 'instrumentos mediante los
cuales un heterosexual puede gozar curiosamente de algunos de los
placeres típicamente homosexuales”.
Respecto a esto monseñor Aguer recordó “un pasaje de la Primera
Carta de San Pablo a los Corintios, en el capítulo 6, que quiero leerles
(aunque no sé si se puede leer en público y qué pasará después de leer
por televisión este trozo de La Biblia). Este párrafo del Nuevo
Testamento dice: “¿No saben que los inicuos no heredarán el Reino de
Dios? No se hagan ilusiones: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni
los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni
los avaros, ni los borrachos, ni los maledicentes, ni los que viven de
rapiña, heredarán el Reino de Dios”.
“Lo que aquí el autor traduce como sodomitas otros ponen
directamente homosexuales. El texto griego, porque San Pablo escribía en
griego, dice “arsenokoitai” que literalmente significa varones que se
acuestan con varones. Esto es lo que le escribía San Pablo a las
primeras comunidades porque advertía que esos vicios, vicios netamente
paganos, se infiltraban también en la comunidad cristiana y seducían a
muchos. Eso es la corrupción, y ocurre también en las comunidades
cristianas entendidas en el sentido amplio. Pienso cuántos jóvenes, en
la actualidad, que no tienen una formación católica firme, fuerte, son
atrapados por la pornografía globalizada que penetra en los poros de
todos como si fuera lo normal”.
“O sea que si Dios no existe -concluyó monseñor Aguer- todo
está permitido. Dios no tiene una presencia fuerte en la vida social, en
la organización de las costumbres como la había antes. Antes se
cometían pecados que se disimulaban un poco y no eran públicos, pero no
se los reconocía como cosas buenas. Hoy se los reconoce como cosas
buenas y se los usa para vender, porque el dinero está detrás de todo.
Detrás de todo esto está el Padre de la Mentira que es Satanás y él sabe
que con la plata es muy fácil seducir a la gente”.+