El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer,
en su columna semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor que se
emite por CANAL 9, el sábado 11 de febrero, reflexionó sobre el sentido
cristiano de la muerte señalando que “la muerte puede ser imprevista
pero no impreparada. Y señaló que este es un tema muy importante y es
bello eso de preparar una buena muerte”.
Tras preguntar a los televidentes si alguna vez escucharon una
homilía sobre la muerte, consideró que “es un tema sobre el cual casi no
se habla. No es muy agradable, aunque cada tanto uno tiene que llorar
en algún velorio a alguien querido o cercano pero en la tradición
espiritual de la Iglesia el tema de la muerte es un tema muy importante,
fundamental”.
Puso el ejemplo de la “Introducción a la Vida Devota”, de San
Francisco de Sales, una obra muy popular para la meditación espiritual,
que en el capítulo 13 "tiene una breve meditación sobre el sentido de la
muerte para un cristiano porque es algo que nos va a llegar a todos y
que uno quiere alejar lo más posible, uno no quiere pensar en eso. A mí
me aterra cuando leo las noticias y vemos un chico de 14 años que mata a
otro de 14 años; o un muchacho de 28 que va a ser papá la semana
siguiente y que lo matan para arrebatarle un celular que finalmente no
le roban; y tantos casos que escuchamos. Qué tremendo es eso. Esas
muertes imprevistas y algunas impreparadas también”.
“Estas cosas -continuó su reflexión el prelado platense- me
hacen acordar de una poesía de Rainer María Rilke, un gran poeta del
comienzo del siglo XX, nacido en Praga, cuya traducción dice: 'La muerte
es grande, somos suyos, nosotros, los de sonrientes labios. Cuando nos
creemos en medio de la vida se atreve la muerte a llorar en medio de
nosotros'.”
“Si uno piensa un poco en esta poesía puede hacerse este
planteo: ¿es cristiana esta concepción de la muerte? Es profundamente
humana no cabe duda y Rilke, además, tenía una formación cristiana de
base más allá de cómo haya sido su vida y creo que esa poesía también es
cristiana y que tenemos que acostumbrarnos a pensar en esto, lo que no
significa obsesionarnos con la muerte ni mucho menos”.
“Además -sostuvo- la interpretación cristiana de la muerte se
hace desde la muerte de Cristo, desde la Cruz, y esta acaba en la
resurrección y por eso nosotros sabemos que la muerte es un tránsito, es
un paso, es una pascua. Es un paso difícil. Algunos dicen que es un
paso medio oscuro, que es un túnel medio oscuro, medio negro pero ¿qué
hay del otro lado? Lo que hay del otro lado es la Luz, lo que hay del
otro lado es el rostro de Cristo”.
Por último monseñor Aguer consideró que "tenemos que
acostumbrarnos a hablar de estas cosas sin obsesión pero también sin
miedo. Yo pienso que, cada tanto, convendría que los curas digamos algo a
la gente sobre que nos vamos a morir porque somos mortales. La muerte
puede ser imprevista pero no impreparada. Y este es un tema muy
tradicional y es bello eso de preparar una buena muerte. No es que los
jovencitos estén pensando en preparar una buena muerte pero los viejos
como nosotros es hora de pensarlo y espero que esta reflexión les sirva
para reflexionar sobre ello”.+