Todo conduce a De Vido
Martes 10 de mayo de 2016
Varias investigaciones ya lo acorralan y otras lo harán debido a las últimas revelaciones sobre negociados que ligan a Lázaro Báez con la poderosa cartera a cargo de De Vido, hoy diputado nacional, y del secretario de Obras Públicas, José López, otro ex funcionario kirchnerista tan impune y sospechado de corrupción como su jefe. En la investigación por enriquecimiento ilícito, la Justicia quiso allanar la semana pasada la vivienda del ex ministro, cuyos abogados impidieron el operativo basándose en los fueros de legislador de su defendido. Se trata de una desnaturalización de la razón de ser de los fueros, que no consiste en ocultar posibles pruebas de delitos. De no temerle a la investigación, De Vido tendría que haber abierto las puertas de su casa a la Justicia.
Ahora, las revelaciones del arrepentido Leonardo Fariña y el sinnúmero de propiedades dentro y fuera de la Patagonia que se le siguen descubriendo a Lázaro Báez, testaferro de Néstor Kirchner y acusado de lavado de dinero, obligarán a investigar con diligencia el origen real de una fortuna que Fariña atribuyó a un alud de negociados con la obra pública.
Si la Justicia no hubiera actuado en consonancia con los deseos u órdenes del anterior gobierno, ambos, De Vido y López, deberían haber rendido cuentas en el primer escándalo de envergadura que le estalló al kirchnerismo cuando aún gobernaba Néstor Kirchner: el caso de las coimas y sobreprecios en la ampliación de los gasoductos, el caso Skanska. La Justicia negó validez a las principales pruebas, desactivando así la investigación, pero meses atrás la Corte Suprema de Justicia dio por válida una grabación en la que se hablaba de coimas y reabrió la causa.
El caso Skanska brindó los primeros atisbos sobre las coimas que empresas privadas debían pagar para resultar beneficiadas con el otorgamiento de obras. Esas coimas estaban incluidas en los sobreprecios fijados antes de la obra y también al cabo de su terminación, como reveló en su momento LA NACION.
Entre las causas que hoy acorralan a De Vido, hay una que se destaca por lo escandalosa. Se trata de una compra de gas metano, en la que participó el ex ministro, supuestamente transportado en un buque que nunca llegó a amarrar en nuestros puertos porque sólo existía en los papeles.
Todo comenzó en 2008 con el pago de un anticipo a la empresa Contrater Consulting, que firmó el primer contrato de importación de gas natural licuado con el gobierno kirchnerista. Esa firma tenía que oficiar de intermediaria por un cargamento de gas ruso cuyo valor ascendía a 57,3 millones de dólares, pero que nunca llegó a la Argentina. En agosto de 2008, Enarsa, la empresa estatal de energía, ordenó al Banco Macro transferir 2,5 millones de dólares a una cuenta en Barcelona de la pequeña empresa, sin antecedentes en el mercado energético. Un mes más tarde, según informó Perfil, el contrato fue absorbido por empresas del ex ministro menemista Roberto Dromi y su hijo Nicolás. El representante de Contrater Consulting, Lloyd Babbel, confesó a Perfil que la operación para comprarle gas a una empresa prácticamente desconocida fue orquestada por los Dromi en nombre de Enarsa. "Esto fue un fraude agregó. No existía la empresa en Rusia. Así que el contrato después no se cumplió. Nos contrataban para conseguir el gas y vendérselo a Enarsa. El barco no existió, era todo mentira." Babbel admitió no sólo haber recibido los 2,5 millones de dólares que el Banco Central le reclama a Enarsa por este negocio, sino también haberlos transferido a los Dromi.
Rubén Etcheverry, entonces gerente de Enarsa, explicó que las compras de combustible importado se definían en el ministerio a cargo de De Vido y que "Enarsa se convirtió en la oficina de compras del ministerio". De Vido afirmó descaradamente que las compras de gas natural licuado que efectuó Enarsa fueron transparentes y mediante concursos públicos, "con participación de todos los organismos de control, como la Sigen y la Auditoría General de la Nación (AGN)". Sin embargo, en 2010 la AGN exigió copia del contrato con Contrater Consulting, pero no la consiguió. De Vido sostuvo que luego de la transferencia de los 57 millones de dólares Enarsa ordenó al Banco Macro dar de baja la carta de crédito para Contrater Consulting y que también pidió no pagar 49.764.674 dólares.
Lo reseñado es sólo parte de la enorme ola de corrupción sistemática que funcionó aceitadamente a lo largo de los últimos doce años y que comienza a revelarse hoy como consecuencia de tardías investigaciones judiciales, ante la atónita y acusadora mirada de una ciudadanía que desea recuperar tanto la confianza en la Justicia como el dinero robado delante de sus narices.