El rapto del niño que provocó el levantamiento del 2 de mayo de 1808
«¡Traición! ¡Nos han quitado a nuestro rey y quieren llevarse a su familia! ¡Muerte a los franceses!», gritaron los madrileños minutos antes de rebelarse contra las tropas de Napoleón
El 2 de mayo de 1808. Apenas asoman unos pocos rayos de sol por el este cuando una multitud de madrileños se agolpa frente al Palacio Real.
La muchedumbre sospecha de las intenciones de los soldados franceses:
quieren raptar al infante Francisco de Paula, el menor de los hijos del
Rey Carlos IV y María Luisa de Parma.
Un cerrajero, José Blas Molina, decide en un
acto heroico acceder a escondidas en el edificio. El objetivo es saber
qué es lo que está ocurriendo dentro. Dónde y cómo está el pequeño
infante. Pocos minutos después, el grito Molina destata la furia
contenida de los madrileños: «¡Traición! ¡Que nos lo llevan! ¡Nos han
quitado a nuestro rey y quieren llevarse a todas las personas reales!
¡Muerte a los franceses!». La reacción es inmediata: tras el clamor se
desarrolla el asalto.
Este tumulto es aprovechado por Murat, que
manda un destacamento de la Guardia Imperial al palacio, acompañado de
artillería, quehace fuego contra la multitud Al deseo del pueblo de
impedir la salida del infante, se une el de vengar a los muertos y el de
deshacerse de los franceses. Con estos sentimientos, la lucha se
propaga como el fuego por todo Madrid.
Defensa del parque de artillería de Monteleón, de Joaquín Sorolla (Biblioteca Museo Víctor Balaguer).
71 prósperos años
En cualquier caso, el infante acompañó a sus padres, Carlos IV y María Luisa, en su exilio en Francia y Roma. En 1815, los diplomáticos representantes en Europa de las Provincias Unidas del Río de la Plata proyectaron coronarlo como rey de un hipotético Reino Unido del Río de la Plata, Perú y Chile, con el posible apoyo de Carlos IV. El plan no pasó de un proyecto.Aficionado a las artes y decidido protector de ellas, Francisco de Paula vivió 75 prósperos años. Fue miembro honorario y meritorio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1816) y dejó pintados varios cuadros de valía. Fue también protector de la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid, presidente de la Masonería española como Gran Maestro del Gran Oriente Nacional de España y Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza (1819–1865).